Terror en la noche

Mira que querer ver los films noirs franceses de los sesenta habiendo por ahí (Filmin, por ejemplo) esta colección inacabable…

Vistas anoche dos películas de la serie de Sherlock Holmes con Basil Rathbone de los años 40, la primera constatación es que ambas tienen una misma, gloriosa, presentación. Una música fogosa acompaña a los títulos de crédito, sobreimpresionados sobre una imagen del detective y su asistente de frente y más tarde otra de sus sombras, entre niebla, mientras caminan.

“Terror en la noche” (Rey William Neill) empieza con un ritmo envidiable y resiste muy bien los embates durante mucho tiempo, hasta que menos mal que dura sólo una hora, porque si no los repetidos embates de la trama, casi estilo Ágatha Christie, habrían acabado con el placer que proporciona su visión.

Tiene la audacia de estar localizada casi únicamente en un vagón de tren, que lleva a una dama y su hijo, custodios de la Estrella de Rodesia, el diamante más grande del mundo. Para evitar su robo viajan también Sherlock Holmes y Watson, así como el inspector Lestrade. Pero ahí están otros personajes, que resultan a nuestros ojos cada cual más sospechoso.

Sólo desmerece un poco la maqueta de tren que pauta las escenas.