Se equivocaron los padres del pobre niño vecino de butaca en la sesión de ayer domingo en la Filmoteca. Ya me veo al padre animándole en casa previamente, enseñándole algún dibujo de gatos hecho por Marker, como el que preside la exposición sobre él que puede verse en la sala de expos hasta final de septiembre (y vale la pena…) y diciéndole que era una película sobre gatos. Resultado: pues que se aburrió soberanamente.
Y sí que hay algunos gatos colgados por aquí y por allá. “Chats perchés” (Chris Marker, 2004) se inicia con una serie de zooms a los terrados de las casas de por el Beaubourg, encuadrando una serie de gatos pintados enseñando dentadura que, como se puede leer en la película, “alguien se ha jugado la piel para obtener una sonrisa”.
No sólo hay gatos de esos pintados. La cámara recorre toda la ciudad en busca de gatos y capta los de los anuncios que inundan el metro de París y hasta alguno de bien real, como el pobre Bolero que acompaña a un mendigo en las escaleras de transbordo de un metro (pobre porque parece que se pilló una pata en la escalera mecánica).
No hay, por otra parte, sólo gatos. También visiones poéticas. Ahí está, para demostrarlo, este “Una paloma se convierte en hombre”, que enlazo al final.
Pero lo que realmente es “Chats perchés” es una forma original de presentar para la televisión una especie de diario político con los hechos más importantes de unas temporadas muy concretas: las elecciones presidenciales en las que en la primera ronda perdió Jospin y para la segunda se enfrentaron Chirac y Le Pen, las protestas por la Guerra de Irak, el mundial de fútbol (que un Marker que ha cambiado la habitual voz en off del narrador por intertítulos nos dice que aportó caras de futbolistas -en los carteles- de “dimensiones stalinianas”), las manifestaciones a favor y en contra del velo, etc.
La secuencia comentada, que no llega a medio minuto:
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