sábado, 30 de mayo de 2015

Correspondencia filmada 2012-2015


Decía Pere Alberó esta noche en los Cinemes Maldà, en la presentación de la “Correspondencia Filmada 2012-2015” entre él y Elena Vilallonga, que en la sesión iba a suceder algo raro, como si alguien (los espectadores) hubiera(n) cogido unas cartas del cajón de una cómoda y se pusiera(n) a leerlas. No acabo de creerme yo esas cartas, leídas en off por él, escritas en los subtítulos por ella, como una correspondencia íntima. Más bien como un juego literario (y ahora fílmico) a dos bandas, confeccionado por dos personas que han leído, gustado y ahora recreado formas de expresión literarias. Eso no quita, sin embargo, que haya seguido la película, ese híbrido entre diario filmado o cuaderno de viaje, con enorme interés.
Del Paseo Maristany de Camprodón en día de fuerte aguacero en carta de Elena pasamos, con fuerte contraste, a la revisitación de Oliete por parte de Pere, haciéndonos gozar del azulete aún visible en las fachadas de sus casas, hablándonos de un tiempo que se fue.
Algo lleva, entonces, a la cercana Belchite, recorrido primero por Elena, y complementada su visión por Pere, ofreciendo un retrato desolador del pueblo destrozado en la guerra, de una fuerza como hasta ahora no había llegado a ver en cine. En un viejo muro de Belchite, por cierto, también se distingue un pedazo con azulete.
El cuaderno de viaje, pieza que desde aquí reivindico como de lo más fructífera e interesante, nos lleva, en el diálogo aplazado entre los dos, a Galicia, a Salamanca, a Grecia… En la última carta Pere Alberó hace tomas con su cámara que evocan, inevitablemente, a Teo Angelopoulos, en un viaje por Grecia buscando las localizaciones de sus films, y grabando en ellas su imagen actual, marcando claramente el paso del tiempo. Quizás den la clave de lo que podría ser considerada una de las esencias de todo el film: Un intento de atrapar el tiempo, que se nos escurre entre los dedos.
Habrá que buscar algún festival de esos sobre el “Je filmé”, o algo parecido, para que la película, de unos 80 minutos, producto, como también han dicho en la presentación, de las facilidades que ofrecen los nuevos medios hasta para gente que no se dedica a estos menesteres del cine, pueda verse, y entre en un necesario circuito de exhibición, no vaya a quedarse en ese cajón de la cómoda de la que al menos hoy, por suerte para algunos, ha salido.

jueves, 28 de mayo de 2015

Marin Karmitz en el Instituto Francés


Ayer estuvo Marin Karmitz en la Filmoteca, mañana estará en el Cineclub Vic, y hoy este "hacedor de imperio -producción, distribución y exhibición, la poderosa MK2- de la versión original europea", en palabras de Paco Poch, quien le ha entrevistado, ha estado en el Instituto Francés de Cultura. He tomado nota de alguna de sus declaraciones, que me han parecido de lo más interesantes.
Ha empezado señalando que la historia de MK2 es su historia personal, pero que la ve además íntimamente ligada a la historia reciente europea. Refugiado en Francia, pensó dedicarse al cine como forma de resistir a la barbarie, al fascismo. De hecho, sigue interesado en el cine que se inscribe en la historia de la dignidad del hombre, no en su barbarie. Porque -ha recalcado- tiene la intención de participar en el cambio del mundo. ¿Es eso cosa del pasado o sigue siendo válido para el futuro? Se ha preguntado de forma retórica. En cualquier caso, sigue en ello, si bien se ha dicho consciente de la enorme aceleración de la banalización de las ideas, de los films,... que se ha ido produciendo con la mundialización posterior a la caída del muro. Entiende la necesidad de ir al centro de decisiones (bancos, poder político,...) para subsistir, pero sin ser fagocitado por él. En definitiva, no hay que caer en las fauces de las grandes compañías americanas que dominan el comercio mundial: Apple, Google,...
La reciente compra por su grupo de la cadena de cines Cinesud, en Andalucía, ha derivado las preguntas hacia el mundo de la exhibición. Karmitz ha constatado que la instalación de sus cines, al margen de contrataciones de trabajo en el lugar, ha supuesto siempre la mejora social de los barrios en que se ubican. Claro que considera que las salas de cine deben transformarse, para abarcar todo otro tipo de actividades: ser sitios de reunión, acoger en ellos o sus cercanías a restaurantes,...
Orgulloso de no haber pedido nunca una subvención para la instalación de sus salas, preguntado por ello ha confirmado que sí, que el sistema francés para el sostenimiento del cine es el mejor del mundo. Y ha explicado que existe precisamente gracias a los americanos: Acabada la guerra mundial, Francia, como toda Europa, necesitaba de todo: alimentos, cemento,... Pidió ayuda a los Estados Unidos, quien se la cedió bajo una condición: que suprimieran la cuota obligada de distribución de cine francés en las salas. Se la concedieron, el cine americano invadió las pantallas francesas y el cine francés casi desapareció. La necesidad forzó entonces la primera intervención del Estado en la industria cultural, antes incluso que la creación del Ministerio de cultura. Se impuso una tasa a todos los films, americanos, de todo el mundo, incluidos los franceses, que se redistribuye desde entonces a todos los aspectos del cine... no americano.
Paco Poch, siempre histrión, se estiraba de los cabellos, y lanzaba hacia uno y otro lado del público preguntas de por qué narices no hacemos aquí lo mismo...

Pasolini Corsari

Era el estreno del “Pasolini Corsari” que ha montado Pere Alberó dando continuidad a unos cuantos textos de entre los últimos del escritor y cineasta. Unos 40 minutos en los que aparece un poco de todo: muerte, revoluciones fallidas, el poder, el nuevo poder en forma de consumismo. Pero también la penetrante descripción de los jovencillos que van a las termas de Caracalla a pasear su pelo ondulado. O la Roma popular, evocada por una cancioncilla que habla de Santo Antonio que he visto que, justo en la fila de atrás mío, tarareaba emocionada y divertida Roberta Ferrazza, la directora del IIC. Neus Mayolas ha acabado de demostrar que puede representar tanto a una pueblerina mujer de carácter como a una fuerza diríase que venida del más allá, y Pol Forment, con apariencia de más joven, le ha dado la réplica.Ha sido una bella forma de dar la bienvenida al buen tiempo en las noches de Barcelona. I, claro, de hacer llegar la voz de Pasolini.
Ahora, la obra está a disposición de Centros Sociales, Asociaciones,... que la deseen programar.



El escenario, antes de empezar la obra.

Y el público, que va llenando los bancos del jardín, bajo la mirada de Garibaldi.

Pere Alberó presentando la función.


Y dando lo que puede parecer un pase torero.


La obra empieza con un sonido ("Todo es santo, todo es santo, todo es santo") y con una muerta.

"Io sono morta", empieza diciendo Neus Mayolas.

Y aparece Pol Forment.

El autor, escritor...y responsable de sonido.

Un peinado,

un chal... y otro carácter.


Increpando al público.





Aplausos finales.

Bises (de aplausos)

Y ahí he pescado cuando se llevaban todo el atrezo de la obra.

 

lunes, 25 de mayo de 2015

Pasolini Corsari


Si lo entiendo bien, aunque las noticias no lo dejan claro, el gobierno de la ciudad de Barcelona dejará de ser en fechas muy inmediatas de CiU, que dejaría paso a otro gobierno, con otro tipo de prioridades.
Para celebrarlo, y entrar con alegría en otra etapa, yo propongo (he efectuado una serie de invitaciones FB a gente que he visto que no estaba invitada, pero no sé hasta qué punto las he hecho bien, para que puedan ser efectivas) asistir a una obra de teatro el próximo miércoles 27 de mayo, a las 20 h, en los jardines del Istituto Italiano di Cultura di Barcelona (Pasaje Méndez Vigo, entre Aragón y Consell de Cent).
La obra la ha elaborado, a partir de textos de Pier Paolo Pasolini, Pere Alberó, que también la ha dirigido. La interpretan Pol Forment y Neus Mayolas, quien me dejó patidifuso en el sketch que se pudo ver en la presentación de los actos del Projecte Pasolini Barcelona para este año. Le infería una fuerza a su papel, haciendo destacar una serie de detalles de puesta en escena, que me hizo pensar en una obra de teatro que destacaría entre las lanzadas por la Adrià Gual, la escuela por la que pasaron toda nuestra gente de teatro.
La entrada es gratuita, y yo creo que podría servir muy bien para entrar en esa nueva época que mucha gente vemos difícil, pero deseamos ardientemente.


 

sábado, 23 de mayo de 2015

Trois souvenirs de ma jeunesse


Hay varios momentos en "Trois souvenirs de ma jeunesse" (Arnaud Desplechin, 2015), en que uno se da cuenta que está viendo un Truffaut genuino: la correspondencia escrita que se intercambia ininterrumpidamente la pareja, la voz en off, el personaje escribiendo sus sentimientos, pero dirigiéndolos directamente, en voz alta, al espectador,...
Para mayor abundamiento, que se decía, casi todos esos momentos están acompañados de unas músicas que se diría compuestas por Georges Delerue (la circulación de la pasión, o el paso del tiempo) o por Bernard Hermann (la premonición de un drama). No sé si todas ellas están realmente compuestas por quien figura en los títulos de crédito como su responsable, Grégoire Hetzel, porque en ellos aparece también una enorme relación de piezas musicales preexistentes, entre las cuales, por cierto, una de Deleure para el "Tirez au pianiste".
De una forma o de otra, la visión de la película ha sido una magnífica forma de acabar el día de reflexión. Si realmente la gente que debe votar mañana practicara la susodicha reflexión, y acabase de ese modo correspondientemente con unos cuantos de los que se aferran a sus cargos y prebendas actuales, ya qué más pedir...

domingo, 3 de mayo de 2015

Bird people


Me imagino perfectamente la escena durante el proceso de elaboración del guión. Patrice Ferran y su co-guionista repasan una y otra vez, añadiendo detalles, lo ya elaborado. "Está bien", se dicen tras haber exprimido todo lo que da de sí la pintura del mundo actual que puede suponer un ejecutivo americano en gira de negocios que recala, con ansiedad y bastante harto de todo, en un lujoso hotel de aeropuerto, en el que trabaja de camarera, haciendo habitaciones, el otro vector de la trama, una chica universitaria solitaria y sobre explotada. Ya han trufado todo, además, de elementos de esos que han revolucionado las comunicaciones, ofreciéndonos un buen retrato ambiental panorámico de este mundo actual tan absurdo: una televisión va desplazándose por el mapa de todo el mundo para indicar el tiempo de cada zona, los móviles, los e-mails, pantallas y ordenadores no dejan de funcionar, cada persona tiene un auricular depositando continuamente músicas en su oído,...
"Sí, está bien, pero le falta algo sorprendente". No sé si le dice la directora a su guionista o al revés. El caso es que es así -aventuro- como entra en escena ese trozo de metraje -que también se contagia del tono cansino del resto- que convierte temporalmente al film en unos dibujos animados o -mejor- en uno de esos films en los que se conjugan elementos animados con otros reales.
"Petits arrangements avec les morts" (1994), una primera película de una inusitada inteligencia, me hizo grabar en la cabeza el nombre de su realizadora. En ella, como si de un preciso escarpelo se tratase, se diseccionaban y hacían aflorar los ocultos mecanismos internos de una familia y de toda una sociedad. "Lady Chatterley" (2006), siendo fiel al original de Lawrence, no dejaba de maravillar aunque sólo fuera por el brillo de los ojos de Marina Hands, poniéndose en la piel de su asombrado personaje entrando en nuevos mundos. Ahora, me sabe mal decirlo, me temo que con este film, muy correcto, apuntando certeramente, todo lo que se quiera, he llegado a la personal pero triste constatación de que a Pascale Ferran se le acabaron sus extraordinarios recursos para sorprender y convencer.
Iba a este Festival d'A con un interés enorme, que no me lo quitaba nadie, por ver los últimos films de dos realizadoras que hasta el momento nunca me habían decepcionado. Al contrario: las tenía conceptuadas como de esas que procuran siempre momentos exaltantes. Confío en que, tras "Edén", Mía Hansen-Love vuelva a hacer una película que me entusiasme. Me temo que, visto este "Bird People" (2014), lo tengo mucho más crudo con Pascale Ferran.

sábado, 2 de mayo de 2015

Edén


Esperando todo el rato el corte, pero éste no llega, sucediéndose en cambio escena tras escena de sesiones de garage rave a un ritmo imparable que, por mucho que uno –ajeno hasta del nombre de ésta y otras músicas similares- se lo tome con interés etnológico, se combina con el calor ambiente de la sala del Festival d’A repleta hasta los topes, y se hace difícilmente aguantable.
Sólo al final la trama se aplana y es entonces, justo en la última escena, cuando se ve toda la esencia de “Edén” (Mia Hansen-Love, 2014), de toda una vida no vivida, en otro mundo, en otro estado. Y lo es gracias al recitado del poema “The Rhythm”, de este hombre: Robert Creeley.

Esta escena final (¡después de 130 minutos!) salva in-extremis a Mia Hansen-Love. Espero que con esto ya haya pasado definitivamente esta página.
(Es increíble que no haya por la red ninguna imagen de las repetidas hasta la saciedad en la película: las de un local nocturno abarrotado de gente con los brazos arriba, llenos de coca, siguiendo el ritmo)

viernes, 1 de mayo de 2015

La Sapienza


No he visto ninguna película previa de Eugène Green, con lo que no puedo contextualizar ésta, ni saber si en las otras ya aparecen personajes que se hablan entre sí sin mirarse en ningún momento o si eso está acentuado en ésta porque son víctimas de una situación que los maltrata (él arquitecto a quien tumban su proyecto con una contrapropuesta especulativa, ella viendo la inutilidad de sus diagnosis sociales).
Hacía un calor terrible en la sala durante la segunda y última proyección de "La Sapienza" (Eugène Green, 2014) del Festival d'A, pero pese a ello he disfrutado como un cosaco en buena parte de su metraje. Mientras suena Monteverdi y van apareciendo los títulos de crédito vemos, desde un punto de vista inusitado, que me gustaría conocer, los relieves y bustos que coronan una terraza de Roma, para a continuación llevarnos la cámara en una panorámica a contemplar los magníficos terrados y cúpulas romanos. En oposición, Turín está enseñado de una forma más íntima: Los personajes entrarán, más tarde, en San Lorenzo y verán con atención la fotografía del sagrado sudario. Y volverán a llevarnos a Roma, donde también entraremos a ver las cúpulas de Borromini -y Bernini- desde dentro.
Por un lado es simplemente la historia de una formación inversa (el arquitecto accede a ir con el chico que quiere estudiar arquitectura a ver Turín y Roma, pero será de él de quien realmente aprenda; su mujer se queda en Stresa, al lago del Lago Mayor, para cuidar a la enfermiza hermana del chico, pero será ésta la que en la práctica la sane a ella), pero por otro lado es una lección de arquitectura luminosa, y nunca mejor dicho, porque te queda claro que es la luz la que debe buscar el arquitecto al diseñar sus espacios. Paralelamente a que en la ficción (la pareja hablándose con la cara mirando al frente, ambos en paralelo, mientras que ellos dos, en su viaje, se miran de frente, a los ojos; etc) se va desvelando que la historia del arquitecto no es sino la repetición de la de Bernini con Borromini, una voz en off (que igual no corresponde al libro sobre Borromini que figura escribir el arquitecto, porque no está en francés, sino en italiano) nos va explicando, y enseñando en precisas imágenes, los secretos de las obras de Bernini y Borromini y el trasfondo de la relación entre ambos, que rondaba entre la de asociados y rivales.
En una secuencia junto al lago Mayor, además, un personaje interpretado por el mismo Eugène Green nos explica las claras razones por las que nosotros no tenemos derecho a estar tristes. ¡Y vaya si convence! Pese a que contiene alguna escena que roza el ridículo (la pareja al inicio como pasmarotes, ese forzado beatífico saludo final) me ha resultado una película también luminosa, que justifica por sí sólo el Festival D’A.