Pues suscribo la admiración confesada por Miguel Martín sobre “Contes de juillet” (Guillaume Brac, 2017; en Mubi).
Este chico debe estar obsesionado por los parques de vacaciones, porque en el primero de los dos cuentos que componen la película aparece un parque acuático como el de “La isla del tesoro”, si no es el mismo.
En ese entorno se desarrolla la casi totalidad de ese cuento de iniciación. Pero el que quizás redondea la magnífica impresión es el segundo cuento, sobre escarceos cruzados en Paris y una residencia de estudiantes un día de fiesta como un 14 de julio, muy especial.
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