domingo, 31 de mayo de 2020

El regreso

La comparación, que no admite dudas.
Sé que ya estoy dando la tabarra con tanto Filmin, pero como sea que el viernes anunció que habían contratado los largometrajes de Andrei Zvyagintsev, y es de los realizadores actuales más solventes, pues no está de más. Me propuse ver, como mínimo, los dos o tres largometrajes suyos que no conozco y bueno era empezar por “El regreso” (2003), manteniendo la duda sobre si la había visto por completo o sólo alguna de sus escenas.

Por ejemplo este otro plano, tan deudor de la austeridad escandinava, seguro que debe tener otro precedente mimético claro.
Seca, áspera, está rodada con tal elegancia y muestra una perfección que sorprende tratándose de una primera película. No sólo formalmente. Es increíble la penetración psicológica que consigue, sobre todo, en el personaje del niño más pequeño.

Mirada en perspectiva, es una película que veo gusta de las simetrías. Una evidente es la de las alturas, apuntada en la primera escena y que te hace estar en espera de confirmación desde entonces. Pero hay otra, no tan marcada, que me ha gustado mucho descubrir. Por su inicio, los niños entran a ver a su padre recién regresado de una larga ausencia y ¡plas! ¡Qué imagen les ofrece! Nada menos que el Jesucristo yacente de Mantegna. Eso le dio, para mí, un nuevo aire a toda la trama que viene después.

Aquí, ahora que veo esta otra imagen, se da otra simetría que quizás explique las razones del uso de la grúa, que anoche tanto me sorprendió, sin acabar de darle un completo sentido.
(No debe ser únicamente impresión mía: anoche encontré el Mantegna, encontré la imagen del padre durmiendo, confirmé todas mis sospechas, pero no sabía poner las dos imágenes juntas. Me bajé y aprendí una aplicación para hacerlo, pero con tan mala traza que cortaba los brazos de uno y otro, dejando fuera de cuadro elementos que demostraban del todo que habían intentado imitar al límite esa imagen. Aún así estaba dispuesto a colgarla, cuando esta mañana, buscando otra imagen de conjunto para acompañar, he dado , procedente de una web extranjera, ekrandedekrifti.com, quizás del escrito de una tal Ana Sayfa, la primera imagen que cuelgo)
Estoy convencido de que cuando dentro de unos años, sí estoy por aquí, la vuelva a ver, descubriré más cosas como ésta, porque seguro que están más que pensadas.
El niño pequeño, al fondo, apartado, en uno de sus momentos de enfado y cabezonería.

sábado, 30 de mayo de 2020

Sé villana


Creía que era el DocsBarcelona el que había tenido la decencia de acordarse de que
Antonio de Moragas
no había podido ir este año a Sevilla y le había programado “Sé villana” (2013), una de las piezas que, en plena crisis, dio a conocer a María Cañas.
Parece que no forma parte del festival, pero en cualquier caso ahí, en Filmin, está el collage de esta cineasta apropiacionista, una sevillana de lo más divertido que te podías encontrar por festivales, seminarios y demás, aunque últimamente amenazaba con haber tirado la toalla.


Mortelle Randonnée

Isabel Adjani, la chica, y Sami Frey, en millonario ciego.
El Ojo (Michel Serrault) es en “Mortelle Randonnée” (Claude Miller, 1983, Sundance Channel) un detective más bien bufo, casi desahuciado, que se habla solo y que va siguiendo por toda Europa (la Europa del lujo: hoteles, casinos, balnearios,...) a una chica (Isabelle Adjani) quien, a su vez, va dejando un reguero de muertos. Ella posiblemente tenga la edad que tendría su hija, a la que está totalmente apegado desde que desapareció de su vida.

Michel Serrault, el detective ya muy desquiciado, siguiendo a Isabel Adjani en una de sus personalidades.
Película llena de divertidos cameos de actores conocidos, de citas a películas clásicas (la más directa y evidente, “El último”, de Murnau) y hasta de camioneros españoles.
Hombre, mujer,... Mientras tenga dinero en abundancia...
Estos días que se reivindica por aquí el polar francés de los 70 y 80, quizás deba sumarse en su nómina ese cineasta poco encuadrable que fue Claude Miller, para mi gusto más por piezas como ésta, entre la parodia y la fantasía melancólica, que con otros acercamientos que, seguramente, se querían más serios.
En nota de guión -o de la novela de Marc Behm (¿famoso?) adaptada- elocuente, la protagonista -en este caso con peluca rubia- es lectora compulsiva de este bouquin. Un Shakespeare y concretamente “Macbeth”.

viernes, 29 de mayo de 2020

Unrelated

Pues así, pensando, quizás sea la película que más me ha gustado de entre las vistas últimamente. Hace unos años vi por algún canal de televisión “Exhibition” (Joana Hogg, 2013), que aprecié, pero sin trazarme por ello un camino autoral a seguir, que es lo que hace un par de semanas se planteó por estos muros y Filmin ahora permite, pues, a parte de esa, ofrece también su primer film, “Unrelated” (2007), que es el que ahora he visto.

Una discusión (que no presenciamos) con su marido lleva a la protagonista a refugiarse un verano en la casa alquilada cerca de Siena por una amiga de la infancia y toda su familia. Allí ella, además de correr de buena mañana por los caminos y aprovechar para llamar y discutir con el que sigue en Londres, frecuenta sorprendentemente mucho más el círculo del hijo de su amiga que no el de los de su edad.
Ésta puede llevar a engaño. No es el habitual film de británicos en la Toscana...

Napoleón

Tayllerad (el mismo Sacha Guitry), relatando.
Me ha hecho gracia que sea el mismo Sacha Guitry el que abra su “Napoleón” (1956, en Filmin *) y que lo haga como lo hace. Interpreta a Tayllerand. Ha recibido en casa unas visitas, cuando le llega un mensaje comunicándole la muerte de Napoleón. No parece alterarse en demasía por la noticia, al contrario que sus tertulianos. Primero se indigna de la postura de una señora que, aún sin conocer nada, está dispuesta a dar su opinión sobre el gran hombre y la expulsa con cajas destempladas de su casa. Luego, ante la demanda de quienes saben que él fue una de las piezas fundamentales en los hechos que envolvieron al personaje y su época, se dispone a, en su estilo, a su aire, a explicarnos su biografía, cuyas escenas iremos viendo a lo largo de toda la película.
Su estilo es el de “Sí Versailles m'était conté” (1954), la única película suya, para mi vergüenza, que he visto (pues aun espero un ciclo de la Filmoteca con todas esas películas tan populares de los años 30...) y el caso es que es un estilo que, en momentos como el de anoche, rebotado de otras sesiones, me apetece y me sienta bien.
De intrigas.
La infancia, juventud, boda del héroe se presentan de lo más acelerado. Me encanta el encuentro y petición de mano a una hermosa mujer, previo al flechazo que se produce con Josephine, que también vale la pena observar. En el primer encuentro, directo, el joven insolente le pregunta si es virgen. Ella, pudorosa, asiente. Pasamos al día siguiente, en que ya la va a buscar. Se dan un apasionado beso. Ella, azorada, le pregunta si recuerda que el día anterior le preguntó si era virgen. Ante el asentimiento de Napoleón y nuestra expectación por saber qué le confesará entonces, le dice:
- Ahora tengo la impresión de no ser tan virgen
El caso es que se van sucediendo todas las historias, como pasando un tebeo, un libro de estampas, de forma acelerada.
En un momento dado, el cambio de actor y con él el cambio marcado por la iconografía pictórica en el personaje lo resuelve Sacha Guitry, que parece que conozca a Bertold Brecht, mediante un cambio de peinado: le cortan el pelo, le peinan el flequillo... y ya tenemos al otro actor.
Napoleón joven, general a los 26 años gracias al desconcierto de unos tiempos revueltos.

Y, después de una sesión de peluquería, ¡zas!, Napoleón ya curtido en batallas.
Me iba preguntando si la velocidad narrativa no sería debida a ser la copia de Filmin una muy reducida, pues constaba de 95 minutos, frente a los 182 de los que informa Filmaffinity para la película. Pero al final, sorpresa, veo que se acaba el tiempo sin llegar siquiera a Waterloo. Y aparece de sopetón un rótulo, “Fin de la primera parte”... sin que fuera capaz de encontrar por Filmin la segunda. ¡Vaya chasco! Aunque, quién sabe si la hubiera visto entonces, porque fue seguramente su sorprendente duración reducida la que me llevó a ponerme a ello.
* Ahí la razón del asterisco, pues: En Filmin... sólo su primera parte.
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jueves, 28 de mayo de 2020

Overseas


Esto del Docs Barcelona (este año en Filmin) es como un bazar. Falto de referencias, vas escogiendo, en general, entre uno u otro documental de su programación casi únicamente en función de la curiosidad que te va despertando uno u otro tema.
En este caso (“Overseas”, Sung-a-Yoon, 2019; hasta el sábado 30), el tema era las criadas filipinas. La apuesta era si la película sería capaz de desvelar las personas que se encuentran detrás de esos muchas veces inexpresivos rostros. La penetrante primera escena, correspondiente a la imagen que cuelgo, aunque no la desvelaré, parece responder que sí.
Hace poco vi una película semejante, sobre una especie de escuela para criadas, casi niñas, creo que sudamericanas, pero no ha habido manera de que recuerde su título. El tema de ésta es el mismo. Vemos las lecciones que tienen lugar en un caserón habilitado para mujeres filipinas que quieren ir a trabajar de criadas o niñeras en el extranjero. Las maestras hacen complementar sus consejos con los relatos de otras que ya han pasado por la experiencia. La escuela tiene también unas curiosas clases prácticas, basadas en estos relatos, en las que las candidatas representan pequeños episodios sobre conflictos con los que pueden encontrarse en sus trabajos de destino. Parecen fotonovelas con distanciamiento brechtiano, porque todos los actores hacen de todo (empleadas y empleadores, y dentro de éstos hombres, mujeres e hijos, europeos, americanos, de Singapur, de Dubái...: todos estos últimos con tendencia al egoísmo, al sadismo y con la libido disparada) y, en medio del tagalo, van surgiendo frases en inglés y unas cuantas palabras que dejaron en herencia en ese lenguaje los españoles: familia, trabajo,...
Reiterativa, seguramente mediante un cortometraje habría trasmitido igual, o mejor, su mensaje.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Salka. En la tierra de nadie


“Salka. En la tierra de nadie” (Xavi Herrero, 2019, en DocsBarcelona vía Filmin hasta el viernes 29) va de trenes. Herrumbrosos, pero sí te fijas bien modernos vagones en unos convoyes larguísimos que surcan, levantando una polvareda, las éstas sí antiguas vías del norte de Mauritania.

Me ha vencido el sueño un momento, pero al volver en sí seguía el continuo ruido metálico del rozamiento entre las ruedas de los vagones de carga y las vías, en las que siempre se deposita algo de arena.

Atravesado el desierto llevando toneladas y toneladas de mineral, el tren llega a una bahía que se ha convertido en cementerio de barcos. Un rótulo avisa que ese es uno de los lugares de dónde parten más cayucos repletos de inmigrantes hacia Occidente.
“Salka”, seguramente, no va de trenes.

martes, 26 de mayo de 2020

Abogada

La abogada israelí en sus primeros tiempos.
Con estética televisiva -como tantos-, imágenes algo descuidadas, en ocasiones fuera de foco, sin colores contrastados sino predominantemente blanquecinos, algo reiterativo, “Abogada” (“Advogate”, Rachel Leah Jones y Phillipe Bechaire, 2019; en Docs Barcelona/Filmin hasta el jueves) te plantea directamente un dilema: ¿estás conmigo/me tomas o en contra/me dejas?
La protagonista absoluta de la sesión es una dama por lo que se ve de carácter, la abogada israelí Lea Tsemel, procedente de grupos de izquierda de los años 60 que desde entonces se ha centrado en la defensa de palestinos (con pasaporte israelí o que viven en la zona ocupada por Israel) acusados de terrorismo. Como explica a la cámara, acepta todos los casos por considerar y hacer considerar la misma ocupación israelí de los territorios palestinos un hecho previo, a tener en cuenta en el juicio.
Me ha interesado especialmente, al margen de la natural curiosidad por saber de más cerca detalles del conflicto y conocer ciertas posturas de gentes de izquierda israelíes, todo el desarrollo histórico que, combinando con los casos actuales, presenta la película, mostrando reportajes y fotografías en las que aparecía la entonces joven y decidida abogada, y las entrevistas con su marido e hijos.
Se ha de decir que tal como me ha sido ofrecido, yo he comprado su tesis, si bien es verdad que no estaría de más poder ver también alguna postura contraria que no quede a la primera de cambio hierática, apriorística, no abierta a reflexión, aunque está claro que, de existir, no tendrían cabida en el documental. Quizás una acusación con fundamento podría ser el afán de protagonismo de la abogada, que le ha llevado a admitir le hicieran este documental y le conduce a arriesgar en sus juicios con su postura condenas superiores para sus defendidos. ¿O no es afán de protagonismo sino únicamente la vía de cambiar cosas en el mundo jurídico israelí?
Pero eso lo deberíamos dejar para la opinión de alguien con larga experiencia en temas jurídicos, que yo no poseo ni por asomo.

Y en la actualidad, ante la prensa, después de una sentencia condenatoria.

Suspensión

El trampolín de la muerte. De tanto en tanto se aprecian los derribos de la carretera producidos por deslizamientos causados por las continuas lluvias, porque éste no es el tiempo habitual de la zona...
 Madre mía!
Tiene “Suspension“ (Simón Uribe, 2019, una de las películas del Docs Barcelona, visible en Filmin solo hasta mañana, miércoles 27) ese hálito de la inmediatez muy arraigado. Noticias de la radio, reportaje televisivo sobre una inundación con brutales deslizamientos, acompañamiento a un conocedor local en su recorrido con camión por la bacheada ruta protagonista de la velada, con perro expectante.
Esta continua humedad sí liga más con el clima que se ve en el film es característico de la zona de esta carretera que lleva a Mocoa.
Una carretera de 1944 dejada de la mano de Dios, con continuos derribos, necesidad de peliagudas maniobras al borde del precipicio al cruzar un camión, es la protagonista y a la vez la excusa para hablar de esa supuesta fatalidad que pesa sobre Colombia, en forma de obras pendientes y despilfarros improductivos por parte de sus gobiernos.
Uno de los continuos deslizamientos.
El film parece alcanzar un cierto reposo con el inicio de la siempre prometida construcción de una variante que, según las promesas gubernativas, va a acabar de una vez por todas con las penurias. En medio de un paisaje impresionante, bellísimo, vemos que tienen lugar unas obras a pico y pala sobre las rocas, en medio de un húmedo paisaje tropical. Un habitante del lugar mira en la televisión un spot de realidad virtual sobre la variante, obra de ingeniería donde las haya, con puentes, túneles, etc. De la realidad virtual pasamos a la situación actual, en la que una pequeña cuadrilla de obreros echan hormigón al oxidado armazón de lo que será un viaducto en curva, sobre un barranco.
Después de años en los que una cuadrilla de cuatro o cinco obreros han estado golpeando Roca a pico para iniciar la variante San Francisco-Mocia por la ruta de la antigua calzada de los carmelitas, se ve la construcción de este trozo: un viaducto en curva, sin entrada ni salida.
Parece que la película va a derivar hacia la exaltación de la gran obra construida, pero la captación del ocio dominical de los lugareños y una brutal sorpresa final desmienten categóricamente esa posibilidad.
Nuestro cicerone y su atento perro en el viaducto.

lunes, 25 de mayo de 2020

Winter journey


Una de las películas del Docs Barcelona que presente nada menos que a Bruno Ganz en uno de sus últimos papeles, haciendo precisamente de una persona mayor, que asciende dificultosamente a un alto de una árida región y se pone a tararear “Winterreiser”, no puede dejar de ser interesante.
Y así, muy interesante, con ese arranque tan atractivo, me ha resultado todo esta “Winter journey” (Anders Østergaad, 2019).
Para que se aprecien los malentendidos que puede llegar a ocasionar la adscripción al género de “documental”: Bruno Ganz interpreta al padre del realizador, obsesionado en desentrañar su pasado familiar. Sus relatos, arrancados con perseverancia por el hijo, dan pie a conocer una vez más la brutal historia sufrida por los judíos con la llegada del nazismo a Alemania. Varios actores representan en la película escenas, en blanco y negro, de la juventud del personaje. Y estas escenas se entrelazan con imágenes documentales sin problema.
En la casa del retiro del personaje, en Tucson, Arizona, nos enteramos de la increíble existencia de la Kulturbund, una organización judía amparada hasta 1941 por el gobierno nazi, para poder decir al mundo que respetaban la cultura judía y hasta ayudaban a la representación de óperas, obras de teatro y conciertos de música.
Pero quizás lo que más llegue de todo el film es la dificultad de ese personaje interpretado por Bruno Ganz, que lo debió entender en seguida, para volver una vez más a su memoria de lo vivido en la época, y una abjuración de la música por su papel equívoco en el periodo.

Constel.lació Comelade


Con lo callado y discreto que es siempre Pascal Comelade, es casi orgiástico atender a este “Constel.lació Comelade“ (Luis Ortas, 2020, visible gracias al Docs Barcelona en Filmin hasta mañana martes inclusive), un reportaje que habla de forma bastante completa de su mundo y que está repleto de nada habituales explicaciones suyas.

No solo aparece Pascal Comelade dibujando, componiendo o actuando en sus conciertos, claro. También salen explicando al personaje Max, Barceló (al que vemos, por cierto, pintando uno de sus cuadros y reflexionando ante él... y en una actuación conjunta me parece que en un patio de Salamanca), Pep Pascual, Casasses, Sisa, Pau Riba,..

Y sales conociendo la existencia del MIAM (Musée International des Arts Modestes de Sète, que habrá que conocer), para el que Pascal Comelade y otro espíritu libre que también tiene cosas que me gustan mucho, General Alcázar, compusieron un sentido himno, que aquí enlazo:

domingo, 24 de mayo de 2020

Il varco


Un largo tren militar deja los últimos valles italianos, cruza penosamente los Alpes, llega a Austria, Hungría. Ya en Ucrania, los soldados de la expedición italiana deben abandonar el tren porque un bombardeo ha destrozado las vías. La ruta hacia el frente ruso seguirá en camiones, por polvorientos y a veces embarrados caminos. Aún no ha llegado, por suerte, el invierno, que paralizará definitivamente el avance.

Dentro del Docs Barcelona, este año en Filmin, puede verse hasta el martes 26 “Il varco” (Federico Ferrone y Michele Manzolini, 2019). La ficción reconstruye el viaje de un supuesto oficial italiano, conocedor del ruso, que va en misión con los expedicionarios en el tren y luego en los camiones, observando y anotando todo lo que va viendo, oyendo y sintiendo.

Magníficas imágenes de archivo, muchas de una gran calidad, dejan sospechar que correspondan a auténticos profesionales, como los que Daniela Arónica nos descubrió que acompañaban siempre a las legiones italianas en la guerra civil española, filmándolo todo. Esporádicamente nos sorprende alguna pequeña nota de color. Son grabaciones paralelas actuales en Ukrania, una tierra otra vez en conflicto.

Otras imágenes aportan al narrador los recuerdos o la imaginación de lo que ha dejado atrás, en la retaguardia.

sábado, 23 de mayo de 2020

Brasil

Cinematheque, con su plataforma Henri, sigue sorprendiendo con cosas de sus archivos. Hoy lanza estos diez minutos de esta curiosidad: Clouzot habla de los avatares de su proyecto a realizar en Brasil, nunca finalmente realizado. Aparece él mismo, Louis Jouvet, todo su equipo y, notoriamente, su joven mujer, la brasileña Vera, de la que se empeñó en hacer una Estrella.


Le double amour

Las cartas del tapete danzando, obsesivas, por la cabeza del irremediable jugador.
Quiere la casualidad que “Le double amour” (1925) no se pasase en la amplia retrospectiva que la Filmoteca dedicó a Jean Epstein hará unos cinco años o que yo, por lo que fuera, no asistiera a su eventual pase y quiere también que precisamente anoche la pusiera a disposición la Cinematheque Française en su página Henri, que tantas satisfacciones está ofreciendo. ¡A bodas me convidas! siendo que ver las películas de Jean Epstein es uno de esos regalos que nos dispensa la historia del cine.
No es, a mi gusto, uno de sus grandes títulos. Tiene todo el maderamen de un melodrama con paso brusco del tiempo, marcado por una obsesión malsana por el juego que se trasmite genéticamente, pero no presenta esas grandes secuencias cercanas al cine de vanguardia o aquellas rodadas en un mar enfurecido que caracterizan sus -para mí- mejores películas.
Pero aún así comporta, sí, alguna sobreimpresión (como las de la protagonista, desesperada, a punto de cometer una locura mientras el mar golpea las rocas o bien esas cartas de tapete de casino volando por la cabeza del joven jugador, irremediablemente perdido) y algún decorado marca de la casa (las llamativas paredes del apartamento de la condesa convertida en exitosa cantante de music hall).
Y está muy curiosa la escena inicial, en un elegante Casino en el que brilla una fiesta de caridad de alto copete y Epstein, maligno, hace un inserto de un anciano pobre y su nieto en el exterior, afrontando estoicamente hambre y frío.
Esta imagen no pertenece a la casa de la protagonista cuando es una famosa cantante de music hall, que es cuando aparecen en la película los más llamativos decorados, sino de la primera parte, en la que simplemente hace de condesa con gran afición y dotes para el canto. Peto aún así tiene la presencia impactaste de ese muro-vidriera.

viernes, 22 de mayo de 2020

Songs of repression

La Colonia Dignidad en su gran época. Una mujer confiesa a la cámara haberse escapado de su familia a los 17 años, dejando atrás otra posible vida, más confortable, para ir a vivir con ellos su religiosidad.
Mi primer encuentro con el Docs Barcelona ha sido a través de “Songs of repression” (Marianne Hougen-Moraga y Estephan Wagener, 2020), que podrá verse en Filmin hasta el domingo.
Personas marcadas de por vida, risueños, que se saben recogidos por la cámara y quieren salir bien en ella.
Unos encantadores ancianos parecen, en la primera escena del documental, ir de excursión por un idílico valle. Poco después se ponen a cantar enternecedoras canciones sobre su terruño.
Estas dos adorables ancianas, que cantan una canción religiosa en su habitación de la residencia de la colonia, fueron de las fundadoras, junto a Paul Schäfer, de este centro de orden, donde se inculcaba a decir siempre la verdad...
El sitio, en un valle paradisiaco, es ahora Villa Baviera, habitado por 120 personas que tiran adelante económicamente gracias a las visitas turísticas que reciben. Fue Colonia Dignidad, fundada y regida por alemanes digamos “dudosos” en Chile. La mayoría de los habitantes no quieren hablar del pasado, porque, como dice uno de los personajes, todo tenía un fondo oscuro. En la colonia se daban maltratos físicos y abusos sexuales, todo bajo el amparo de una supuesta religiosidad, que obligaba a la rectitud, a decir siempre la verdad. Su líder y fundador, Paul Schäfer, finalmente detenido y hoy ya fallecido, organizaba todo ello, como también la ayuda decidida al régimen de Pinochet y la colaboración en sus crímenes de lesa humanidad. Pero él no estaba ni lo podía hacer todo solo...
El coro ha sido una institución en toda la vida de la colonia.
En este en apariencia bello y reconfortante lugar, la pareja de documentalistas germano-daneses, aparentemente bien recibidos por todos, se enfrenta a los que no quieren hablar o a los que confiesan haber sido víctimas e, inconscientemente, verdugos.
Uno de los espectáculos folclóricos organizados en Villa Baviera para los turistas. Me habría gustado colgar también algún fotograma del paisaje, del valle, pero no encuentro ninguno por internet y las películas de Filmin no se dejan hacer impresiones de pantalla.