jueves, 22 de agosto de 2013

Exiliados: De Hitler a Hollywood (2)



“Tuve que reiniciar mi carrera desde cero en tres ocasiones. Dejé Europa el día después de la llegada de los nazis al poder; me fui de París un día antes de que estallase la guerra mundial; y dejé Hollywood un día antes del Cinemascope…”
Ironiza, sonriente, Robert Siodmak en una filmación que aparece en “Exiliados: De Hitler a Hollywood” (Karen Thomas, 2009)

miércoles, 21 de agosto de 2013

Ecran


Revistas de Cine – 2
Écran (nº 18; septiembre/octubre 1973)
Me he dado cuenta que si quisiera saber cuándo crucé la frontera en la década de los 70, los números de esta revista, Écran, serían de gran ayuda, porque cada vez que iba a la Maison de la Presse de Perpinyà volvía con ella, porque era quizás la que mejor comprendía y más me gustaba. Era una revista muy bien diseñada, con cubierta de cartón (salvo en una época) y lomo recto que permitía su acumulación sin problemas en una estantería.
Dirigida (al menos los números que tengo, que van de 1972 a 1979) por Marcel Martín, poseía un comité de redacción con nombres que también se hicieron conocidos, como Claude Beyle, Guy Brancourt, Jean A. Gili, Guy Hennebelle o Max Tessier, por sus libros sobre cine.
Era una revista de actualidad cinematográfica, pero con interesantes dossiers y muchas entrevistas con realizadores. En este número, por ejemplo, aparecen entrevistas con Fellini, Antonioni, Alain Tanner o Daniel Scmid. Hablaba de todos los festivales de cine y tenía una sección crítica de las películas que se estrenaban, como es el caso en este número del “Ana y los lobos” de Carlos Saura (del que también se incluye una pequeña entrevista)

martes, 20 de agosto de 2013

Cines en Lund

 Da la impresión de que en Lund el cine ocupa aún una parte importante para el ocio de la gente de la ciudad.

El cine "bueno", que pasaba películas como "Hannah Arent" o "Dans la maison".

El multicine más popular, también muy céntrico, que estrena films de las majors.
Interior y máquinas de venta de entradas.
Expendedores de palomitas and so on.
En un portal de una casa nueva, recuerdo de un cine histórico desaparecido.
En este local se representan obras de teatro, se proyectan películas,... Punto de animación cultural.

Cine Nuevo


Lo que son las cosas de los zafarranchos de limpieza. Me han aparecido varios números de esta revista que, como señala la portada de éste (nº 3, 1985), editó la “Confederación de Cine-Clubs del Estado Español”. En los créditos de la revista, mucha gente del staff de las federaciones de cine-clubs. Como colaboradores de este número, nombres conocidos como Carlos Serrano de Osma (“redactor de honor”), Jorge Grau, Juan Carlos Rentero, Francesc Llinás… En la redacción en Barcelona, Joaquim Romaguera, José Enrique Monterde y la sospechosa presencia de Enrique López Manzano. Su contenido, dentro de un diseño regular tirando a horrible, parecía ir destinado a la gente del “oficio” de los cine-clubs, si es que esa rara avis existía: Mucha información sobre actividades, festivales, proyectos, legislación… y un pequeño apartado crítico. En el último que conservo (nº 7, marzo/abril 1987) las páginas se habían multiplicado por tres, ampliándose mucho la parte crítica y apareciendo mucha entrevista. La redacción y el número de colaboradores se ha multiplicado también, pero parece haber desaparecido del todo la redacción en Barcelona… Ésta es la foto nº 50 de este álbum sobre publicaciones ligadas con el mundo de los cine-clubs que ideó Julio Lamaña Orozco.

domingo, 18 de agosto de 2013

Au cul du loup


A “Au cul du loup” (Pierre Duculot, 2011) la han llamado aquí “Una casa en Córcega”, para ver si así atrae al público que fue a ver cosas como “Una casa en la Toscana” y otras de ese estilo. Es decir: americana (o de donde sea) ociosa que queda prendada de la belleza de la Toscana, y se va a vivir a una casa de ahí, donde hay un sol precioso, y las flores crecen que da gusto.
Aparentemente la argucia funciona, porque hoy hasta me he emocionado al ver una cierta aglomeración a la salida del cine: La sala estaba más o menos por la mitad, lo que hoy en día, y más para el Boliche, es un éxito.
Aunque presenta alguna de las cosas de las películas anzuelo (el contraste entre el gris de la zona industrial de Charleroi en donde vive y trabaja la protagonista y los días más o menos luminosos del sur), la verdad es que la cosa es bastante diferente y, pese a un guión más o menos previsible, a alguna explicación de más y a algún actor (uno) justillo, se sigue y vive con interés, sobre todo por la inmediatez que le imprime su actriz principal, Christelle Comil, al papel de la protagonista.

Film Ideal


Revistas de cine – 1
Film Ideal (nº 205/206 y 207). De 1967 a 1969.
Creo que fue la primera revista de cine que compré. Le había echado el ojo varias veces en el Drugstore del Paseo de Gracia de Barcelona, y al final (bueno: bastante al principio) me hice con ella. Como se ve, era un número puente para reemprender la vida de la histórica revista mensual “Film Ideal”. Aparecía adoptando “otro formato más acorde con la moderna técnica editorial de bolsillo”, según comenta su incombustible director, el derechista Félix Martialay, pero algo no debió marchar demasiado bien, por cuanto después de otros dos volúmenes (uno amarillo, dedicado a la Escuela de Barcelona, y otro rojo), desapareció.
Nombres entre los que “colaboran en este número”: Jaime Chavarri, Luis Gasca, Carlos Gortari, José Maria Latorre, Javier Macqua, Manuel Merinero, Manuel Matji, Fernando Mendez-Leite, Segismundo Molist (¿alguien ha visto “Extraño recuerdo”?), Juan José Oliver,..

Cinestudio


“Quaderni del circolo monzese del cinema”, reza la portada, y en el interior se lee que el Circolo está asociado a la Federación Italiana de Cine-clubs. Está fechado en Monza, y corresponde a diciembre 66 / Febrero 67. Contiene artículos de gente tan nombrada como Freddy Buache, Guido Aristarco o el mismo Ramón Muñoz Suay, que escribe el artículo “Dalla Spagna aspetando Godard”.

Es una publicación de peso que constituye el número 49 del álbum sobre publicaciones ligadas a cine-clubs ideada por Julio Lamaña Orozco


viernes, 16 de agosto de 2013

Carteles - 33: Cama y sofá

Carteles - 33
Es el cartel que los hermanos Stenberg hicieron para "Cama y sofá" (Abram Room, 1927). Está saca de una web que muestra auténticos tesoros, del museo del póster ruso. Escoger una inicial de título en inglés:

miércoles, 14 de agosto de 2013

Crímenes ejemplares




Llibres – 102
Al leerlo, respiras el tono de las películas mexicanas de Luis Buñuel. A ver quién no ve al protagonista de “Él”, por ejemplo, en este crimen que he entresacado, como muestra, del libro:
“El avión salía a las seis cuarenta y cinco. Le dije que me despertara a las cinco. Me desperté a las siete. Lo peor es que aseguró haberme llamado. Nunca me duermo si me despiertan. No tenía nada que hacer en Acapulco, pero se emperró: ‘Yo le llamé, señor. Yo le llamé’. Y las mentiras me sacan de quicio. Le hice rebotar la cabeza contra la pared hasta que me lo quitaron de las manos.”
Tenía un ejemplar anterior, de una edición muy diferente, pero no sé qué fue de él.
Max Aub.- “Crímenes ejemplares” (Calambur Editorial, Madrid 1966 -2ª edición-)

Tumbonas CCCB



Aunque gratuito, no deja de ser un cine. Y además con la pega de unas sillas incomodísimas (salvo las inalcanzables tumbonas), debiendo ir con mucha antelación si quieres tener sitio. La película, además, aunque muy interesante, no es de aquellas que opinarías que llena las salas. Te acerca, eso sí, a la dureza de la vida en la estepa de Kazajastán: “Tulpan” (Sergei Dvortsevoy, 2008). Y, en cambio, está lleno de gente joven. No lo entiendo en absoluto, pero se produce todo eso que pasaba antes: Alguien lanza la propuesta: “¿Qué película escoges de las tumbonas para reunirnos e ir a ver?”



martes, 13 de agosto de 2013

La hora final


Paso un momento por la TV y estoy de suerte. Llego justo a “La hora final” (Stanley Kramer, 1959) en un buen momento para volver a ver esas imágenes de su desenlace, que tengo metidas en la cabeza desde que la vi, hace tanto tiempo, y para hacer aquí ahora un gran spoiler, que agradecerán –ejem- quienes no la haya visto aún.
Todos sus protagonistas ya han aceptado serenamente su suerte y se deciden a acabar en plan señor. Fred Astaire emite una sonrisa de satisfacción sentándose en su bólido; el almirante se da cuenta de que aún hay tiempo para tomar alguna que otra copa con su preciosa asistente, y se dispone a hacerlo; Anthony Perkins consigue que su mujer recuerde lo felices que fueron; y Ava Gardner va veloz por la carretera de la costa a despedirse de Gregory Peck. Tras el beso, reconocimiento de los buenos manjares recibidos, contempla cómo el submarino de su amante se sumerge con variaciones del himno australiano –aunque sin la voz de Tom Waits- en la banda sonora.
Llegan por fin las famosas imágenes finales de San Francisco abandonado, pero ni son vistas desde el periscopio del submarino, ni son en realidad un montón de papeles los que se ven volar por las desiertas calles –como creía recordar- sino uno solitario, que nos lleva hasta la pancarta con la advertencia leitmotiv de Kramer.
He vivido esta revisión de los minutos finales de film como una despedida personal de todos estos grandes actores, que ya no están por aquí.

lunes, 12 de agosto de 2013

Sami Frey en Le nez sur le ruisseau


Anoche me quedé viendo en TV5Monde “Le nez dans le ruisseau” (Christophe Chevalier, 2012). La película es poca cosa: Un improbable viejo y refunfuñón profesor, especializado en Rousseau, conoce y traba amistad con un aún más improbable niño superdotado, que sin haber estudiado nada sobre él, enamorado de la naturaleza (a la sazón: la vegetación reflejada en las cristalinas aguas del vecino río), responde siempre con una filosofía de la vida como si fuera el mismísimo pensadorginebrino, al tiempo que tiene la virtud de hacerse cuestionar a los protagonistas del film su forma de vida.
Pero lo que me ha atrapado y mantenido ante la pantalla es que quien encarnaba al viejo profesor era nada menos que Samy Frey.
El dandy, el atractivo latin lover de tantas películas, ha pegado un salto de edad asombroso, y ahora se le ve renqueante, pasando como un alma en pena por la Universidad de Lausanne.
No sé qué nos está pasando, pero no preconiza nada bueno.

domingo, 11 de agosto de 2013

Colosio: El asesinato


Íbamos tres al Alexandra a ver “Colosio: El asesinato” (Carlos Bolado, 2012) y al poco tiempo he perdido a mis dos acompañantes. Razonable, si se considera que los títulos de crédito desfilan haciendo temer lo peor, que se confirma en forma de ralentíes que parecen hasta exaltar una para mí oculta belleza de los disparos y las armas; de planos gratuitos de, por ejemplo, los pies de un personaje caminando; de un montaje que quiere hacerse dinámico siguiendo la pauta de la peor televisión…
Pero yo me he quedado (sólo junto con otra pareja: la otra señora que entró en la sala hoy domingo en la segunda sesión desapareció también al poco tiempo) hasta el final, siguiendo más o menos la investigación paralela sobre el asesinato del candidato del PRI mexicano en 1994.
Y, en recompensa, hasta me han gustado dos cosas: el río de sangre y los cartelitos finales informando de lo que pasó oficialmente en la investigación y en los años posteriores y dedicando la película a la gente que, pese a todo lo que ocurre en México, sigue investigando. Vamos: Lo que podría haber formado parte del documental que, equivocado, creía que iba a ver…

viernes, 9 de agosto de 2013

Rendez-vous de juillet


“Hay muchas buenas maneras de hacer films francesas. A la italiana, como Renoir. A la vienesa, como Ophuls. A la neoyorkina, como Melville. Pero sólo Jacques Becker era y seguirá siendo francés a la francesa (…)”. Esto escribió Godard sobre él a la hora de su muerte, aunque es casi seguro que no estaba pensando precisamente en “Rendez-vous de juillet” (1949), el film de Jacques Becker que hoy han pasado por la Filmoteca. Por lo menos, después de verla, no se saca la sensación de que Godard haya sabido definir tan bien lo visto como hizo con el estilo de los films de los otros tres realizadores.
He leído al propio Becker diciendo que ésta era una película a la que tenía un gran cariño… al tiempo que estaba decepcionado por cómo había abordado algunas de sus cosas. Otros dicen que, intentando decir demasiado sobre la gente joven de la inmediata postguerra, se lió. Yo he sacado unas cuentas, y he llegado a la conclusión de que lo que realmente afectaba negativamente a esta película sobre una nueva generación lanzada a hacer cosas nuevas en el teatro, el cine, la música y la vida, era simplemente que su realizador ya tenía más de 40 años.
Por lo demás, se ve bastante, desde la primera escena, París. Aparece la place Concorde, un oscuro Saint Germain nocturno o, curiosamente, la calleja que da a Notre Dame que he puesto por aquí esta mañana. Y jazz y bailes con mucho ritmo, en caves del barrio o en un poco creíble súper-desván. Y una monísima Brigitte Auber. Y un coche anfibio cruzando el Sena con varios protagonistas a bordo. Pas mal.

jueves, 8 de agosto de 2013

Madame de...


En busca de secuencias con espejos significativos, y puesto que “Madame de…” (Max Ophuls, 1953) iba a ser en un principio una imposible película enteramente vista a través de espejos, he revisado el film. Aunque es verdad que los espejos están forrando –sobre todo en su primera parte- la película, como reflejo de lo artificial de esa felicidad conyugal y del espejismo de ese amor inesperado, quizás venzan la partida los retratos que pueblan de imagen pomposa las paredes, las luces de gas que premonitoriamente se apagan o esas puertas acristaladas, que permiten ver lo que pasa en las estancias vecinas. Finalmente no he seleccionado, pues, ninguna secuencia.
De hecho, diría ahora que todo el film se organizó alrededor de esas dos maravillosas escenas de baile, en las que la cámara, como sabe con Ophuls, se mueve siguiendo a los personajes. En una primera, haciendo sentir la aceleración del tiempo, En la otra, por el contrario, su alargamiento.
Y me he reído también de la ironía de Ophuls en dos detalles secundarios. En el primero, que sirve para cerrar la magistral primera escena de baile, un músico –seguramente de ideario revolucionario- se harta de estar tocando hasta las tantas para esa incansable pareja, y abandona protestando la orquesta. La cámara le sigue hasta que se va por la puerta, dejando aún ver a Vittorio de Sica y Danielle Darrieux apurando la noche. El otro, un guiño aparentemente insustancial, de ambiente, sobre la salida del coche del general del cuartel, observando y oyendo la conversación de los centinelas que le abren la barrera. Mientras toda esta aristocrática historia de amores, bailes, embajadores, viajes y joyas tiene lugar, rozada por el paso del general ante ellos, los soldados vuelven a su tema: “¡Hoy otra vez alubias!”, protesta, desesperado por el rancho, uno de ellos.
Éste enlace contiene la primera gran escena del baile:

martes, 6 de agosto de 2013

Tierra negra


No había visto ninguna película de Ricardo Íscar, a quien una fuente muy fiable me había elogiado. Tampoco he trabajado nunca en una mina, pero tras haber visto hoy “Tierra Negra” (R. Íscar, 2004) creo conocer bastante más sobre el tema.
Arranca con ruidos potentes: una máquina que tala y pela pinos del bosque, que luego sabremos que sirven para ir apuntalando las galerías; el ascensor que desciende por una chimenea hasta lo más profundo de la mina; el carromato que lleva hasta las vetas de carbón en explotación.
Nos mantenemos en la oscuridad durante la primera media hora, y otras largas secuencias posteriores, por lo que las salidas al exterior marcan un contraste, voluntario, entre infierno y cielo. En el exterior, un antiguo minero sigue por la nieve las huellas de los animales, mientras oye y contesta a las aves que ahora protege. O un minero sale a pasear y conversar emocionado con su hijo, que quiere aprenderlo todo.
Los mineros tienen siempre presentes y hablan de los accidentes que se han llevado a unos cuantos de sus compañeros, lo que no extraña al espectador que puede apreciar que los niveles de seguridad en que trabajan son mínimos. Pese a las exclamaciones de alguno de ellos (“¡Tranquila!”) la tierra se agita con sus extracciones, y vomita y arrastra con estrépito piedras enormes, mientras Íscar o su director de fotografía lo registran. Están ahí mismo. No se les ve ni se les oye, pero se distingue la luz de su casco.

lunes, 5 de agosto de 2013

Llorenç Soler y Trossos


He leído “Llorenç Soler. La mirada comprometida” (Biblioteca Nueva. Siglo XXI) y, viendo que Manuel Barrios incluía la ficha completa de los programas de TV “Galeria Oberta’ y “Trossos”, me he apuntado los reportajes sobre arquitectura que hicieron:
- “Moragas, de l’arquitectura al disseny” (4.05 min)
- “Pep Llinás, arquitectura d’ara” (4.10 min)
- “L’Empordà, diversitat d’arquitectures” (6.35 min)
- “GATCPAC: L’arquitectura catalana a l’hora d’Europa” (1.16.21)
- “Reportatge sobre l’arquitectura de J.A.Coderch” (8.30 min)

Curiosidad sobre cosas que se hacían –en hora punta- en la recién creada TV3, en vez del serial.

sábado, 3 de agosto de 2013

L'âge atomique


Hoy en la Filmoteca quizás hubiera disfrutado más viendo el París de 1949 en “Rendez-vous de juillet” (Jacques Becker, 1949), pero el caso es que he ido a ver “L'âge atomique” (Héléna Klotz, 2011).
J. M. Frodon no decía en su crítica que su realizadora era hija de Elisabeth Perceval y Nicolas Klotz, para que no se estimase que su estilo –que se ve personal y firme- se debía a ellos. Es verdad, en cualquier caso, que sus personajes se podrían intercambiar con los de “Low Life” (2011), aquí también paseantes nocturnos con aire de poetas muertos o, cuando menos, de nuevos Rimbaud, con la poesía, el desprecio a los gustos actuales y muchas substancias dentro. No planean, es verdad, hacer una revolución. Simplemente buscan obsesivamente en la noche de un París hostil calor, una imagen amable, algo que haga iluminar esa luna llena que apenas ven.
La música –muy actual y presencia continua en el film- es de Ulysse Klotz, hermano de Héléna. Una familia libre, pero compenetrada.

jueves, 1 de agosto de 2013

La cifra impar

Hay casualidades que te dejan estupefacto. Estoy buscando secuencias relevantes sobre espejos y escaleras. Pongo para ver un DVD que me ha llovido de los cielos (del otro lado del charco). Se trata de “La cifra impar”, una película de 1962 de Manuel Antín basado en el cuento “Cartas de mamá”, de Julio Cortázar, y ya en la primera escena una mujer está ante un espejo, y ve dentro de un armario un retrato que podría hacer de espejo lejano. Acto seguido, abandonando el piso superior de esa casa llena de recuerdos, baja cadenciosamente una escalera de madera…
Entre el Buenos Aires del pasado y un París actual mal vivido porque interfiere un mundo de BA que no se resigna a desaparecer, se desarrolla la cinta, llena de espejos y reflejos significativos, con unos personajes que aparecen varias veces detrás de barrotes (de la verja del parque de las Tullerías, de forma repetida cercados por los barrotes de la cama matrimonial), caminando por un Fontainebleau que tiene bastante de Marienbad.
Y, junto a ello, la dicha de reencontrar los dejes de la prosa de Cortázar, con esas cartas y pequeñas torturas mentales recurrentes.