martes, 28 de julio de 2015

El personaje principal de Hitchcock


Hace Eugenio Trías en su “De cine” (Galaxia Gutenberg, 2013) una observación muy interesante sobre la adaptación del libro origen de “Sospecha”. Una observación que extiende a otra películas del “mago del suspense”:
“Algunos críticos piensan que Hitchcock degradó al personaje principal: convirtió un asesino en un vulgar pícaro derrochador. Pero la película no se entiende si se centra en el personaje masculino. Como en otras obras de este realizador, el personaje más importante es la mujer,”

lunes, 27 de julio de 2015

Le saphir de Saint-Louis


Paseando por Ciutat Vella, en el escaparate de "Caelum" te encuentras sorprendentemente con una copia de este ex-voto, que es nada menos que el protagonista de la última película de José Luis Guerin, "Le Saphir de Saint-Louis", un cortometraje de encargo sobre la catedral de La Rochelle.
La nave de "Le Saphir" le sirve a Guerin para explicar otra nave, la de la catedral, en un juego de ida y vuelta que, de paso, explica cosas de tanto calado como el origen de una ciudad como esa y, en definitiva, una civilización como la nuestra.
En el último número de "Cultura Film" aparece una entrevista de 45 minutos con el realizador, rodada en el mismo recinto de la catedral objeto del trabajo, que deja ver y oír su presencia, haciendo sonar sus campanas. En la entrevista, Guerin habla de los requisitos asumidos para la realización del encargo (muy similares, por cierto, a los de un arquitecto para con su obra) y otros detalles sobre su película, que se pasó en una sección paralela del Festival de La Rochelle, pero debiera pasarse y poder verse ya por otros lados...
Aquí, el enlace de la revista on-line "Cultura Film":

domingo, 26 de julio de 2015

La mirada del silencio


Una anciana que se cruza con los asesinos de su hijo y que no puede hacer más que pasar sin saludarlos. Unos asesinos sanguinarios (hasta se bebían la sangre de sus víctimas, "para no volverse locos") que siguen siendo los que cortan el bacalao y que sueltan unas risitas cuando explican, tan campantes, sus atrocidades. Esos son los que principalmente aparecen en "La mirada del silencio" (Joshua Oppenheimer, 2014), ahora en la cartelera.
Las atrocidades en cuestión, no a una o dos personas, sino según algunas fuentes hasta a un millón de sospechosos de ser comunistas, son las que corresponden a la dictadura de Indonesia, de la que el mismo Oppenheimer ya había dado un documento (según todos los comentarios) estremecedor: su "The act of killing". Ahora, junto a él, es un hombre extremadamente comedido quien va entrevistando a quienes asesinaron, de la forma más cruel, a su hermano. Sólo una chica, hija de uno de ellos, pide perdón por los actos de su padre. Los otros, campando a su aire, siguen levantando la barbilla, y se atreven a decir abiertamente, para justificar la aniquilación de los comunistas, que algo debían hacer mal seguro. "Es más -dice uno-: nunca rezaban".
Hay una frase que se repite en todo el metraje en boca de asesinos y sus familias: "Olviden el pasado", no reabran la herida. Algo que también se oye por aquí decir a quienes sólo desean sacar a los suyos de una fosa, y darles de una vez sepultura.

sábado, 25 de julio de 2015

Blind


Quizás debiera colgar sonidos u olores, en vez de una imagen como la que he puesto, porque es de sensaciones no visuales de lo que va "Blind" (Eskil Vogt, 2014). Tiene un arranque que, si atrapa -como a mí me ha pasado hoy en el Melies-, lo hace para todo el film: Ingrid, la protagonista, voz en off, nos visualiza un hermoso árbol, corteza llena de musgo, hojas al viento. A continuación intenta lo mismo infructuosamente con un edificio, mientras nos explica el problema de ceguera progresiva que le ha sobrevenido.
"He vuelto a ver la televisión. Las imágenes me son innecesarias", nos dice mucho más adelante Ingrid. Y así es. Toda la película, en absoluto claustrofóbica, tiene lugar principalmente en la cabeza de ella, de la que surgen sus historias mientras permanece en el luminoso apartamento desde el que aplaza la decisión de salir a la calle, afrontando su ceguera.
Las primeras historias que nos hace seguir son de gentes solitarias, con las que estaremos durante casi todo el metraje. Hay también unas escenas del film -cuando se imagina las andanzas de su marido- dignas de "Las mujeres que no conocemos" de José Luis Guerin. Ella, junto a la ventana de su apartamento, del que los sonidos son los que le van visualizando los volúmenes, hace extensivos sus sentimientos y miedos a todo el mundo.
Es una película noruega, rodada en Oslo, y una suerte que nos llegue, compensando tanta insulsa, infantiloide, repetida hasta la saciedad película. Es obra de un magnífico guionista... que ha sabido trasladar su guión a la pantalla, permitiendo al espectador atento ir captando, sensorialmente, siguiendo sus gestos cada vez más consolidados, los sentimientos que asaltan, pese a su apariencia serena, a Ingrid. Un ejemplo: qué claramente nos llega la decepción de ella cuando, entrando en la cama, esperando otra cosa, oye cómo él empieza a teclear su ordenador. Otra ocasión en la que un sonido trasmite un mundo.

viernes, 24 de julio de 2015

De cine. Aventuras y extravíos


Me gustan, en general, los prólogos e introducciones de libros cuando están escritos por sus propios autores. Suelen tener un lenguaje sumamente claro, directo y, si no es así, se descubre fácilmente la impostura del conjunto. En el caso de “De cine. Aventuras y extravíos” (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2013), sabiendo que se trata del libro póstumo de Eugenio Trías, su prólogo alcanza además una emoción difícilmente superable.
Habla de “tiempos de tribulaciones debidas a enfermedades que de manera sorprendente voy –de momento- superando. (…) vamos ganando batallas (desde luego no la guerra) a una enfermedad traidora.” Y acaba: “Esta vez he cedido a mi madre la dedicatoria donde suelo situar a Elena, mi mujer. Cuando escribo este prólogo mi querida madre ha cumplido ya los noventa y cinco años y tiene hoy por hoy más movilidad que yo, y una envidiable cabeza.”


 

martes, 14 de julio de 2015

La region centrale


Pues que, aunque no sea ésta la época idónea para ello, me he liado la manta a la cabeza y, sin encomendarme ni a dios ni al diablo, he ido a la Filmoteca dispuesto a ver las más de tres horas de “La Region Centrale”, mi primer Michael Snow (1971). Recuerdo el entusiasmo que despertaban sus piezas inicialmente en Juan Bufill y Eugeni Bonet, cuando hacían cosas de esas de acudir a sesiones en las que el artista echaba unos polvillos junto al objetivo del proyector, y todos se ponían a observar maravillados cómo las partículas se movían por el haz luminoso.
Más gente de lo que pensaba dispuesta a la vida contemplativa, agradeciendo el aire acondicionado de la sala. Arranca el film con un aspa amarilla (que se repetirá entre secuencia y secuencia) cruzando la pantalla, y con un barrido por terreno pedregoso, que luego sabremos circular, mientras va sonando en la banda sonora, lejano, una especie de timbres electrónicos discontinuos. En ningún momento ha surgido el gracioso de turno gritando eso de “¡Contesta ya el teléfono!”
Pasados unos diez minutos, identificas las sombras que aparecen en el recorrido circular como las de un especial equipo de grabación. Un poco más tarde, vas apreciando que la cámara va haciendo en cada pasada un recorrido más elevado, y que más allá hay una costa o, quizás mejor, un lago. A la media hora ya hemos dejado los círculos por las piedras y hasta perdemos de vista la tierra, para centrarnos en el cielo, con sus nubes. Me pregunto si volverá a bajar desde esas alturas.
En la segunda secuencia el giro se inicia en el otro sentido. Miro el reloj, para calcular que la involución completa, al mismo ritmo, nos llevaría ya hasta la hora de proyección. Pero la cosa cambia, desaparecen las nubes y cesa, al verse sólo el cielo, la sensación de movimiento. Me admira la paciencia y silencio de los espectadores.
Tras la pausa, vuelve otra vez el movimiento, y empieza a fallar el aire acondicionado. Los giros de la cámara, ahora dejando ver la tierra inclinada, se suceden. Una primera pareja abandona la sesión a los 45 minutos del inicio y luego sigue un goteo de espectadores. Cuando todo gira, con ambiente ya algo caluroso, decido irme a la escena siguiente.
Deberé aplazar la captación de la trascendencia espacial para otra ocasión. Aunque, siendo sincero, creo que, cuestión de edad, ya no que van a quedar muchas ocasiones para ello.

sábado, 11 de julio de 2015

Construcción de viviendas sociales en la periferia de París

Ahora dudo si la puse ya por aquí. Es otra fotografía del libro de Magnum-París. Es de René Burri, de 1962: “Construcción de viviendas sociales en la periferia de París”. “Accattone”, en la que pensé nada más verla, era de 1961.

domingo, 5 de julio de 2015

Cómo extender la mantequilla por los biscottes por Le Point


No lo recomiendo. Lo ves en un quiosco, y con tanta buena foto, los nombres de la gente que hace declaraciones y así, no puedes evitar llevártelo a casa. Pero luego ves que no es, en general, más que lo mil veces escrito y ya leído, cuando no te acerca el aire inocuo de una revista del corazón, o algo parecido.
Pero, por lo menos, te aclara de dónde sacó Truffaut el secreto de cómo extender la mantequilla por un biscotte sin que se rompa: de un programa de TV que vio junto a su primera mujer, Madeleine Morgentern.

viernes, 3 de julio de 2015

El espectador Miguel Gomes


En "Les Inrockuptibles" de esta semana, una entrevista con Miguel Gomes, a tenor del estreno en París, en tres etapas, de su "Las mil y una noches". En ella le preguntan sobre su inicial relación con el cine, como crítico:
"(...) Escribía sobre todo sobre películas que me gustaban. Creo que el ejercicio crítico es sin lugar a dudas análisis pero, ya sentado esto, una gran parte es sobre la experiencia del espectador de cine. Esta experiencia está subestimada, pues creo que existen buenos y malos espectadores. Me sabe mal decirlo, pero ser un buen espectador de cine no es algo para lo que esté dotado todo el mundo.
¿Qué cualidades hacen al buen espectador? - Le preguntan.
En una película hay lo que dicen la historia y sus personajes, pero existe una narración más secreta, que la explica la puesta en escena. Un crítico de cine es siempre un espejo del espectador que escribe. A veces es interesante, otras menos, pero siempre hay algo que me fascina: ¿cual es la mirada de un individuo confrontado a una película, y qué puede dar este individuo a cambio al film? Es un intercambio."

Posible fuente de escena de El espíritu de la colmena



Pesqué esta fotografía de Anthony Linck para el LIFE de 1947, y me pregunté si no la habría tomado como base de partida Víctor Érice para una de las escenas de su “El espíritu de la colmena”. Es muy plausible: Érice gusta de este tipo de referencias (el Signal en “Alumbramiento”…), es un tema similar (postguerra, tropas aún movilizadas yendo en tren de un lado para otro, mujer con bicicleta que va a la estación a la llegada del tren).
Como no sé hacer capturas de imágenes de un film, lo más cercano a lo buscado de entre los fotogramas de la película de Érice sería la otra foto colgada. Teresa Gimpera acaba de dejar la bicicleta junto al barracón de la estación, y espera la llegada del tren, el vapor de la locomotora del cual va a envolverla unos segundos después. Aparece en blanco y negro y no color y no tiene mucha calidad porque así eran las fotografías que aparecían en los libros con guión de sus películas que publicó en la época, en una corta serie, Elías Querejeta, de donde la he sacado.