Una película más bien sensacionalista, que tuvo un éxito enorme, dirigida por un realizador bosnio; escándalos que han salido a la luz pública correspondientes a misiones por todo el mundo;... Últimamente las misiones de paz de los cascos azules de la ONU no gozan del respeto y fama que tenían en su origen.
Pero si alguien hubiera querido saber cómo eran esas misiones por dentro no habría tenido más que ver "Casque bleu" (1995). En él, Chris Marker tuvo un acierto total de casting, escogiendo a un joven francés que pasó un tiempo de su vida enrolado voluntario entre los cascos azules en misión en Bosnia. Con una lucidez, sinceridad, capacidad mental y facilidad de palabra extraordinarias, ese joven, del que vemos únicamente, en primer plano, su cara, va pasando revista a los motivos por los que se enroló y a lo que en realidad consistió su misión en el conflicto bosnio. Unos intertítulos, que se suceden casi atropelladamente, porque mucho es lo que hay que decir y poco el tiempo para ello (26 minutos) van separando entre sí los diferentes temas.
Después de su visión, cuesta mantener la inocencia y creer a pies juntillas en la eficacia de ese tipo de acciones.
Esa fue, para mí, la más impresionante de las piezas de urgencia sobre la guerra de los Balcanes que realizó Marker, de entre las que pasó anoche la Filmoteca en una sesión alejada de lo cinematográfico.
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