martes, 28 de marzo de 2017

Ingrid Bergman. Retrato de familia

Ingrid Bergman, niña. Seguramente retratada por su padre.
En uno de esos canales de cine de Movistar + corre "Ingrid Bergman. Retrato de familia" ("Ingrid Bergman, Stig Björkman, 2015). Björkman es un escritor cinematográfico que ha hecho entre otras cosas varias entrevistas a Ingmar Bergman, y él mismo ha realizado varios films, de los que recuerdo que alguna vez el mismo Bergman habló. Y, eso al margen, si alguien gusta de algún modo de la actriz sueca, yo creo que lamentaría perderse la película.
Con el que sería su primer marido.
Ésta empieza, antes del título, con extraordinarias fotos de ella de niña, feliz con su padre y narrando que de golpe se le murió casi toda su familia. Una forma de atarnos desde el principio a su personalidad. El subtítulo inglés de la película es en realidad "En sus propias palabras"' porque buena parte de su metraje está narrado por ella misma o se ven imágenes casadas con su relato epistolar o de diversas entrevistas. Pero también se podría haber llamado "En sus propias fotos", o "En sus propios films", porque se la ve en numerosas fotos con una cámara fotográfica o de cine de 8mm, o incluso de 16mm, y así vemos cómo en su viaje a Europa en los años 30 se topó con numerosos niños o miembros de las Juventudes nazis desfilando alegremente en su marcha hacia la destrucción global, como vemos posteriormente muchas escenas de sus películas familiares, en gran parte rodadas -y casi diría que montada su escenografía- por ella.
Encuentro Bergman-Rossellini.
Un buen documental, o en general una buena película, sostengo que siempre te enseña cosas. Gracias a éste (que sí, podría acusarse de demasiado rendido desde un principio a Ingrid Bergman), y a un comentario que hace ella a una amiga en una carta (algo así como que Humphrey Bogart, con el que iba a rodar "Casablanca", no era un galán al uso de los de Hollywood: que muchos de los actores jóvenes y guapos habían desaparecido, alistados en esos años 40 en el ejército, para combatir en la II Guerra Mundial), he empezado a pensar en la cantidad de galanes ya maduros que realmente pulularon en esa época por las pantallas americanas, y me he dicho de fijarme próximamente, porque parece bastante probable que así sea. En todo caso: HB para Casablanca fue un recurso casi obligado, dada la escasez.
Ella, supongo que en Stromboli, con su cámara familiar, rodando.
Pero aporta bastante más el film. No defraudará a los que busquen la crónica rosa. Yo he actualizado el fichero en este sentido, cayendo del burro y todo. Aparece su confesión de haber encontrado a Robert Capa y haberse enamorado de él, o todos los otros lances por los que pasó (y fue bastante movida en eso). Tiene cortes más que curiosos, como esa toma de Hitchcock haciendo de entrevistador a pie del avión que los traía a Londres para rodar "Notorious", o más tarde una escena de film doméstico con el orondo director en un jardín de casa británica. También me ha hecho mucha gracia lo que cuenta de cómo Roberto Rossellini contrató al (de hecho fueron dos) que iba a ser su partenaire en "Stromboli": "Ya veremos cuál de los dos es más inteligente. A ver qué te parecen" -se ve que le dijo tras escoger un par de pescadores en una playa de Salerno- "Me ha costado encontrar que midieran más que tú".
También ofrece datos que me han sorprendido, y que convendría analizar y poner en claro. Uno, que hizo una gira por Europa con la obra de teatro "Juana de Arco" con toda la familia Rossellini, y que la etapa previa a Estocolmo con la obra fue ¡Barcelona! Otro, que Rossellini, por esas fechas, tenía previsto rodar fuera de Italia, y estaba pensando hacerlo en España.
Y, por último, también me han gustado alguna de las reflexiones que se hacen en la película. En especial una de su hijo Roberto, feliz cuando relata lo que supuso para él la isla sueca que poseía el último marido de Ingrid: "Todo cambia. Las ciudades, nosotros, nuestro trabajo,... Necesitamos de una cosa, de un punto que no cambie". Está muy bien la reflexión. Entiendo lo que quiere decir. Aunque desgraciadamente no tenga los posibles -ni amistad con los conocidos necesarios- para poder disponer de una isla a mi antojo.

domingo, 26 de marzo de 2017

Werner Herzog en Kosmopolis


No suelo prestar atención a los anuncios, pero me he fijado que en Facebook me aparece constantemente uno con la cara de Werner Herzog, que ofrece una “master class”. Tras eso, viendo cómo se iniciaba el montaje preparado ayer noche en el Kosmópolis del CCCB (Werner Herzog hablando en una tarima con un ceceante Paul Holdengräber –quien ya ha tenido con él alguna que otra vez esa experiencia- sobre su última –y no muy elogiada- película de ficción, de la que se pasaba algún fragmento), me he escamado un poco, temiéndome lo peor: una representación, unos bolos ya requeteensayados, cubriendo el expediente.
Poco a poco he ido erradicando esa sesación, y transcurridas más de dos horas de charla, hasta he disculpado que, mientras se proyectaba un fragmento de una película suya filmada en la jungla, Herzog se acercase a Holdengräber para decirle en el oído que no admitiera preguntas del público: debía estar agotado. Aún así después todavía se ha vuelto a sentar para hablar sobre su experiencia en Corea del Norte, a donde dice que le gustaría volver para rodar una segunda película, y para responder a la pregunta de un filósofo amigo: ¿De qué tienes miedo? Su tajante “A nada”, dado lo vivido por él hasta el momento, no me ha parecido arrogante, y me lo he creído.
La silueta de Werner Herzog ante la pantalla donde se proyecta una escena de uno de sus films, en la que unos monjes tibetanos vana meditar ante las vistas del Sky line de Chicago desde el Planetario.
De cosas más o menos anecdóticas se ha pasado previamente a hablar de los grandes problemas que afectan al planeta: “Hemos tardado unos 8000 años para domesticar a todos los animales, y ahora no dominamos muy bien el mundo. No digo que se deba volver a vivir como en el Paleolítico, pero habría que hacer algo, y no mantener una estúpida mirada naif. Las cosas no pueden acabar bien como sucede en las películas americanas.”
Ha hablado bastante del papa Benedicto XVI, del que le impresionó que en su visita a Auschwitz se preguntara hasta tres tres veces en voz alta “¿Dónde estaba Dios cuando pasó esto?” Dice que se le veía su miedo, evidenciando su pérdida de fe. Según él, por eso dimitió.
Otra cosa que he anotado: Dice no tener un Smartphone, que es una persona analógica, y quiere ver directamente a la gente con la que habla, como nos estaba ahí viendo. Que cree firmemente que los niños han de construir casas de madera con sus manos, no únicamente a través de una aplicación de su teléfono.
Los dos en el escenadio vistos en el reflejo del cristal de la cabina del traductor instantáneo, cuyo rostro se aprecia ligeramente.
Los grandes temas han ido desfilando, y uno de ellos ha sido, curiosamente, el fútbol, del que es un aficionado de esos que se fijan en los movimientos genéricos. Ha alabado a Busquets, porque “es de esos jugadores que saben leer el juego”. Vio el partido del otro día entre el Barça y el París St. Germain, en el que el club blagrana recuperó un 4-0 en contra. Pues bien: señala que después del milagro de esos tres últimos goles posteriores al gol de los franceses que dejaba la cosa en 3-1, y la necesidad para el Barcelona de meter unos imposibles tres goles en diez minutos si quería salvar la eliminatoria, se debería haber cerrado el estadio durante todo un año, para poder pensar en ese hecho extraordinario.
Entre gran y gran tema ha habido tiempo también para que leyera fragmentos de sus escritos al público que abarrotaba el hall del CCCB y una sala anexa desde donde lo veían en streaming. Y también hasta para lo más peregrino, como para señalar que todos los grandes directores son siempre gente que ha leído mucho, para explicar cómo se hipnotiza una gallina (cosa que ya hizo en “Gaspar Hauser”), para asegurarnos que él es de lo más sano que puede encontrarse en Hollywood, donde hay mucho enfermo, o para decir que si le acaban poniendo una camisa de fuerza ese podría ser un buen final para su carrera.
Acabada la sesión fue asaltado por multitud de gente para que les firmara en alguno de sus libros, cosa que hizo pacientemente y con la sonrisa en la boca. En la imagen, firmando un póster de "El enigma de Gaspar Hause" que le tendió un espectador.
Explico una última cosa de las que ha soltado –ésta de gran interés para cineastas-, tras indicar su creencia en que los hechos no llevan siempre, como norma, a la realidad: Que él suele inventar cosas en sus documentales. No para despistar, sino para profundizar.

sábado, 18 de marzo de 2017

Truffaut y David Trueba en Calabria 66

Pues al final resultará que sí interesa el cine a gente joven. La sesión la organizaba hoy la UJAC, unas siglas que responden a la “Unió Jove Alternativa Cinemática” (Había entendido cinematográfica, pero no). Se ve que unos cuantos de entre 15 y 19 años forman lo que han llamado “Pantalla Alternativa”, dentro de lo que supone más o menos una continuidad a lo de “Cinema en curs” para escolares.
Calabria 66. Un edificio enorme. Por la planta baja, en la cafetería, grupillos de gente hablando de acciones de sus grupos, en otros locales reuniones, etc.
Pues bien. Esa gente, o no sé si gente más adulta que los coordina, habían programado para esta tarde una sesión emparejando el “Antoine et Colette”, el episodio de Truffaut para “El amor a los 20 años” con “La reconquista”, el último largometraje de Jonás Trueba, con la propina nada desdeñable de traer al director a presentar y comentar como sabe su película.
Selfie previo a la sesión.
Todo tenía lugar en el auditorio de un nuevo centro de barrio, Calabria 66. La sala es amplia, con capacidad, pero su inclinación, barra para la iluminación del escenario y butacas no están bien pensadas para la cómoda visión de cine proyectado. En unas filas las cocoteras de los de delante se recortaban sobre la pantalla, en otras son los focos por arriba los que lo hacen. En general, o al menos en las de las gradas, no se pueden estirar las patas, una represión muscular que me ha hecho cambiarme a la única fila en que puedes desentumecerlas a placer. También han dejado seguir entrando a quien quisiera (la entrada era gratuita) a todas horas, lo que debería ser una mala costumbre a erradicar.
Fotografiando a los presentadores y al gozo de ver la sala repleta.
Pero todo eso son minucias, que no quitan para nada la buena nueva de volver a ver “Antoine et Colette” o asistir por la cara a “La Reconquista” en pantalla grande, viendo como ambos realizadores hacen suyo y nos muestran un barrio de la ciudad de lo más vivible, y sacan jugo a una correspondencia de esas epistolares. Luego el coloquio posterior ha servido para que Jonás nos explique –muy bien- cómo actuó con los actores para que dieran el buen resultado que muestra la película, porque tardaré en quitarme de la cabeza esa sonrisa de la chica teinteañera y antes adolescente.
En el coloquio posterior, Jonás Trueba contestando a los cinco.

jueves, 16 de marzo de 2017

Las fotos de Robert Lachenay

De cuando “Les Inrockuptibles” publicaban separatas de gran interés. Ésta estaba dedicada a “Les papiers volés” de Truffaut. El texto que acompaña a esta colección de fotografías es muy explicativo (del contenido y de la forma de trabajar de Truffaut: todo debía estar perfectamente pensado, preelaborado, aunque luego no acabara de aparecer en la película):
“Éstas de esta página en concreto son las fotos que Robert Lachenay toma de Nicole durante su escapada por Champagne. Y las que su mujer Franca le echa al rostro antes de dispararle en la última secuencia (de “La peau douce”). En la película apenas si se las percibe.


miércoles, 15 de marzo de 2017

La caída de los Romanov

La celebración de los 300 años de la subida al trono de los Romanov.
Primero Octavi Martí ha hecho una estupenda introducción sobre el ciclo en el que se enmarca la película, y por los films que ha ido anunciado conviene estar muy atento a los programas de la Filmoteca. Se trata éste de un ciclo que a lo largo de 2017 (que no por casualidad es el centenario de la revolución soviética) llegará hasta el mes de octubre, y tiene la voluntad de seguir la historia rusa desde inicios del siglo XX a la actualidad a través de films rusos, pero también de otros países. Me sabe mal no haber llevado cámara, porque para explicar en paralelo las etapas de esa historia y las películas que iban a ilustrarlas ha proyectado una serie de potentes carteles rusos, llenos de color, simbolismo y fuerza.
La película de hoy, "La caída de los Romanov" (Esfir Shub, 1927), pertenece a una pequeña serie ya presentada que analiza las causas de la revolución de octubre. Es un film de montaje de reportajes de la época, una técnica que Shub siguió años después en su "Ispanija" (1939), en este caso a partir de lo grabado en nuestra guerra civil por Roman Karmen.
Josep M. Baldomà ha ido acompañando al piano unas imágenes sabiamente ordenadas para explicar, siguiendo el método marxista, la situación social y política inicial de la gente del país y su evolución. Pese a su título no se centra más que mínimamente en el Zar y su entorno. Hacen notar qué tipo de componentes tiene la Duma (mirando risueños a la cámara, a la que aún no estaban acostumbrados), nos muestran a unos popes prepotentes, los contrastes entre las fincas latifundistas y la pobre vida rural, la preparación y estallido de la guerra en toda Europa (los oficiales comiendo con todo lujo mientras que los marineros friegan la cubierta de los barcos de guerra) y la destrucción que comporta. Y por fin, uno deduciría que derivada de sus nefastas consecuencias, los pasos (gobierno de Kerenski, soldados que se unen a los obreros en las calles, el auge de los soviets) que llevan al poder a Lenin.

Todo un continente preparándose para la guerra. "Obreros fabricando armas para matar a sus hermanos".

El apóstata


Tanta película disponible aturde bastante. Y eso de tener que escoger la que quieres ver a partir del montón de carátulas de una pantalla rodante, colocadas sin orden ni concierto, mezclándose las que a priori tienen un punto de interés con las hechas en serie, relativiza al extremo la necesidad y las ganas de ver cine. Al menos a mí me provoca el mismo mareo y desazón que el que intentaba evitar no yendo a video clubs o tiendas de venta de DVD: esa sensación de que "todo está a la venta", que eres un "consumidor" de películas, del "entertainment" americano, me invade. Ya no dedicas una tarde a ir a ver en una sala la película escogida, sino que te sientas en la sala a ver qué pescas y eliminar de entre lo pendiente o lo que te despierta una mínima curiosidad.

El incremento de tarifa de Movistar nos ha supuesto, vía cambio de contrato, disponer durante un par de meses de sus canales y paquete extra de cine, y eso lleva a este tipo de reflexión. Pero también me ha permitido, por ejemplo, repescar "El apóstata" (Federico Veiroj, 2015), que me perdí en su estreno en salas.

Nada más empezar aparece el que luego veremos qué es el protagonista al que seguiremos por todos lados, que está tumbado en un parterre comiendo pipas. Se oye una música bastante extraña, pero en seguida vemos que no es la de la arbitraria banda sonora de la película, sino que surge de un radiocasete que lleva y escucha un tío de por ahí al lado. Es sólo una de las muchas músicas raras de la película, y uno de sus hallazgos de puesta en escena, que indican que el sentido del humor y el atractivo de la anterior "La vida útil" no sólo se debía a la exótica localización de su trama (el mundo un tanto sórdido de la Filmoteca de Montevideo), sino a encontrarnos ante un cuanto menos original cineasta.

martes, 14 de marzo de 2017

La canción de Conte d'été

Vincent Nordon cuelga de tanto en tanto unas cosas que te alegran el día. Hoy va de una cancioncilla para el "Conte d'été" de Rohmer.
Scenes which show the construction of the song "Fille de…
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viernes, 10 de marzo de 2017

La juventud de Máximo

Los tres despreocupados amigos, antes de la concienciación de Máximo que es la línea espinal de la película.

Hay sesiones que justifican la existencia de una filmoteca. Como la de esta tarde, con la proyección de una copia inmaculada de la cinemateca suiza de “La juventud de Máximo” (Kozintsev y Trauberg, 1935)
Otra muerte en la enorme fábrica. Este obrero, con el amenazante apoyo de todos los demás, consigue que el patrono se descubra la cabeza ante el cuerpo del accidentado.

Es su primer plano uno fijo, con una farola en el margen izquierdo, un fondo difuso y el joven Máximo que aparece por un ángulo de la derecha y su figura va completándose a medida que se acerca a la cámara, cantando una cancioncilla que nos acompañará en diferentes momentos através de toda la película.
La pieza clave de la película: el acordeón que toca la cancioncilla leitmotiv y...
Esta misma canción está presente en el último plano del film, éste nada difuso, sino lleno de luz, con una claridad diáfana. Es también Máximo quien, cargado con un hatillo, canta en él, alejándose, tras mirar a la cámara, por la estepa. Se dirige, indudablemente, hacia un horizonte que por fuerza ha de ser prometedor.
...y esa "¡A las barricadas!" que canta, enardeciendo a los obreros, esta chica.
En medio de estos dos planos asistimos a los cruces y encuentros desiguales entre dos fuerzas. Por un lado unos desprotegidos trabajadores sólo apoyados clandestinamente por un solidario Partido Socialdemócrata. Por otro, los cuerpos armados zaristas, siguiendo las instrucciones de unos desalmados patronos y de sus secuaces. En varias ocasiones en las que los zaristas van a caballo, las dos lineas geométricas se cruzan y acaban violentamente, con cargas porras en mano por un lado, gritos y entusiasmo por el otro. En otra ocasión, la guardia a caballo es frenada de golpe por la barrera del tren que se cruza en su camino, en el cual Máximo huye escondido para escampar la buena nueva por todo el país.
El jefe de policía va a comprobar una denuncia del miserable hombre de su lado.
Cruces visuales, contrastes radicales (a la reposada cancioncilla del plano fijo inicial le sigue la vorágine de unos trineos deslizándose a toda velocidad, llevando a los celebrantes del año nuevo), sombras en los cristales del fondo de una sala que alargan el significado de lo que se divisa directamente en ella, negros paisajes industriales llenos de chimeneas y muertes, una música de acordeón súmamente importante, la cancioncilla leitmotiv y la fuerza para arrastrar a una multitud que tiene el “¡A las barricadas!” Una vez al mes, una película como “La juventud de Máximo” para levantar el ánimo, por favor.
Una maestra que tiene las cosas claras.
Máximo siente algo más que admiración por esta valerosa mujer.
La imagen no responde a la luz que se desprende de ella en la pantalla. ¡Ahí va Máximo! Un letrero avisa de que ahí acaba la juventud de Máximo. A ver si podemos ver sus dos etapas posteriores, completando la trilogía...

jueves, 9 de marzo de 2017

Antoni Padrós perturbador de conciencies

Antoni Padrós, Valerio Carando y el concejal de cultura de Terrassa miran a Esteve Riambau, director de la Filmoteca, abriendo el acto inaugural.
Antoni Padrós lo ha expuesto con claridad meridiana: "Soy de Terrassa". Y ha definido entonces su cerrado mundo de ahí: su casa, su "Amics de les Arts", dónde va y se encuentra periódicamente con amigos,...
Como en Terrassa hace ya un tiempo, la exposición se inicia con un repaso a los cines de Terrassa -todos ya desaparecidos- que frecuentó Padrós en su infancia.
Hoy, sin embargo, ha cogido los Ferrocarriles de Catalunya y se ha venido a Barcelona, porque en la Filmoteca se inauguraba la exposición comisariada por Valerio Carando, "Antoni Padrós. Pertorbador de consciències", que podrá verse hasta el 28 de mayo.
Aunque en general me ha parecido esta presentación más cálida que la inicial de Terrassa, me ha parecido que se detiene menos en la etapa inicial de un Padrós interesado en los programas de cine, las novelas de aventuras, etc.
Quien conozca únicamente a Antoni Padrós como cineasta underground, autor de films como el monumental "Lockout", se sorprenderá agradablemente al saber de su vida previa como notorio pintor del movimiento pop-Art de los 60 y, en general, podrá disfrutar de una exposición de esas transversales, que siguen la obra cinematográfica de un director, pero a la vez informa de sus otras facetas y de las características del tiempo que lo ha visto vivir de forma muy ilustrativa.
También recuerdo más fotografías y documentos de viajes juveniles en la presentación de Terrassa. Así, supongo que habrán pensado, se dedica más a la obra posterior.
Padrós, delante de parte de sus cuadros pop, escuchando a Valerio Carando, comisario de la exposición.
El "Grup de Terrassa", como le bautizó Joan Perucho.

Dibujos inéditos de Padrós.
Fotografías del Padrós escolar.


El concejal de cultura de Terrassa, tras declamar en un discurso con todo lo que se espera que tiene que decir un político en estos casos, contempla el traje de la Shirley de "Shirley Temple Story".


Notas sobre las japonesas falsas suicidas, el último proyecto de Antoni Padrós, que estaría bien le ayudaran y animaran a tirar para adelante. Hasta ahora es simplemente una historia muy atrayente.




miércoles, 8 de marzo de 2017

La mejor opción

Pep Garrido -coguionista- y Óscar Pérez -director y coguionista- anoche, justo antes de iniciarse la sesión del Zumzeig.

Fui anoche al Zumzeig, al estreno de “La mejor opción” (Óscar Pérez, 2016). Adopté la estrategia de sentarme muy cerca de la pantalla, para verme envuelto en la ficción, y funcionó: Seguía al nervioso protagonista, Koto, en su vieja bicicleta. No dejaba, como unos hermanos Dardenne cualquiera, el cogote de Mercè Pons o del mismo Koto en su deambular de un lado para otro. Y, sobre todo, entendía esos momentos de sentirse minúsculo Koto yéndose en bici por la inmensidad en el silencio de la noche, o sin saber qué hacer el personaje de Mercè Pons, sentada en el patio exterior de su casa, con un gato, en ese mismo silencio nocturno poblado de ruidos.

Koto Maelainin, en medio del Delta del Ebro.
Película modesta (Óscar Pérez nos explicó que sólo les concedieron un par de semanas de rodaje, aunque no se nota) ataca sin embargo en varios frentes a la vez. En uno de ellos, el que habla de relaciones entre locales e inmigrados, que yo veia en principio como el más difícil, sale más que airosa. Esa no es la polémica que provoca la película, aunque surjan, eso sí, saharauies desplazados que lo más fácil habría sido convertir en seres inmaculados, héroes sacrificados: Nada de eso.
Mercè Pons, madre adoptiva, en la clínica ante un sorprendido Koto.
Otro frente sería el de ese paisaje, el mismo Delta del Ebro del documental previo de Óscar Pérez, que se convierte aquí en otro protagonista más. En ocasiones se trata del más que especial espacio del mito, y en otras se aprovecha una pantalla que desde mi cercana posición diría panorámica para darle todo un halo de western. En estas últimas ocasiones aparece, para acompañar, una música que me ha parecido que sólo lo hace en esos momentos.
En una casa del Delta. Si el rodaje fue de dos semanas, previamente estuvieron todo un mes para encontrar las localizaciones.
Al final va a resultar, pese a todo lo que pueda parecer, que la película va de cosas más cercanas, hasta intimistas, y toca los sinsabores del que se siente desplazado, ya sea el chico musulmán al que ya no le sale ni lo de rezar en público o que ya no sabe comer si no es con un occidental tenedor, o bien sus mismos padres biológicos, cuyos ritos son tomados como juego por sus hijos pequeños. Por no hablar de ese padre adoptivo, posiblemente el malo de la función, o la madre adoptiva, que ven su hora ya haber pasado.
El martes que viene el Zumzeig la vuelve a pasar, y ahí estará también Óscar Pérez para comentar todo aquello que sea necesario tras el pase de esta su primera película de ficción.

martes, 7 de marzo de 2017

Isabel Escudero ha muerto

Acudir a su muro de tanto en tanto tenía un efecto refrescante similar al de beber de una buena fuente en verano. Siempre salías de ahí habiendo leído algún verso, u oído alguna canción, que te vivificaba. Muchos –y ella la primera- la asocian con Agustín García Calvo, pero yo empecé a saber de su nombre, en solitario, por sus críticas en la revista “Cinema 2002”.
“Cinema 2002” era una revista muy desigual, capaz de lo más decepcionante. Como colaboraba en ella, yo la leía de pe a pa, para ver si un lector que diera casualmente con ella la podía llegar a indultar en base a algunos de sus artículos. Y los de unos cuantos de sus articulistas, entre los que siempre estaba Isabel Escudero, lo lograban.
Cualquier crítica de cine suya se distinguía rápidamente. Sin dejar de lado nunca el rigor informativo, entraba en la materia de la película con una profundidad grande, siempre descubriendo las sensaciones de su visión y explicándolas con precisión y calor.
Esta misma pasada semana utilicé lo que Isabel había escrito en su crítica de un "Cinema 2002" de 1979. Siempre tan certera con las palabras y los sentimientos.
Me entero ahora de que Isabel Escudero ha muerto esta madrugada. En su propio muro y en muros amigos se da constancia del hecho, y todos dejan entender que alguien muy vital se nos acaba de escapar.

domingo, 5 de marzo de 2017

Luis Buñuel: un cinéaste de notre temps

No lo iba a hacer, pero me he quedado enganchado, y he vuelto a ver “Luis Buñuel: un cinéaste de notre temps” (Robert Valey, 1964), el primero de los episodios de la serie sobre cineastas de André S. Labarthe y Jeannine Bazin. Como tal documental no es para ponerse a valorarlo, pero aparece en él entrevistado Buñuel, empeñado en aparecer como un paleto, y eso lo hace la mar de divertido.
Aquí el enlace para verlo: