viernes, 24 de junio de 2016

Abbasso il zio


Arranca con esta imagen, la cruz con velo en movimiento, la tapia del cementerio en primer término. Se trata de “Abbasso il zio” (1961), un cortometraje inicial de Marco Bellocchio, muy atractivo visualmente.
Una pandilla de niños saltan, en sus juegos, la tapia. Cuando al cabo de un rato se van de ahí corriendo, la cámara les sigue. Al disgregarse, escoge a uno de los niños, que toma, sin abandonar el ritmo, la recta carretera hacia Piacenza, la ciudad natal del realizador. Llegan a un entorno urbano y niño y cámara se desvían rápidamente en ángulo recto hacia la izquierda, por otra carretera que nos vuelve a llevar al campo. Plano general entonces hacia la derecha, a un cerco de piedra semi-derruido, a donde corren, dejando la cámara atrás, todos los niños. Es el cementerio viejo, ahora abandonado. Dentro, los niños buscan y coleccionan pequeños huesos olvidados entre la tierra, dejan una pintada…
Se puede encontrar como extra en el DVD de “I pugni in tasca” (1965), el primer largometraje de Bellocchio, que aún refleja la rabia que de joven debía acumular en un entorno cerrado sobre si mismo: a la familia, la religión, la sociedad bien estante provinciana…

jueves, 23 de junio de 2016

Au nom de la loi

La policía buceando en ambientes sofisticados
También en la comisaría, interrogatorio a uno del hampa.
A ver quién se resiste a esta vampiresa entrando en tu habitación de hotel. Pero luego se verá que la escena tiene, sorprendentemente, otro carácter.
Georges Sadoul ya advertía en su “Diccionario del Cine” que algún día se descubrirían las películas francesas de Maurice Tourneur hechas a su regreso de los Estados Unidos, de las que se había perdido la pista y nadie hablaba, y causarían admiración. Por su parte, en el programa de la Filmoteca, que anoche pasaba “Au nom de la loi” (1932), Bertrand Tavernier, quien la había incluido en su ciclo, la calificaba de auténtica joya. Y a fe que lo es, aunque no sea aún lo suficientemente conocida para que sea tratada como tal.

Y llevándose a una pieza a la comisaría. Allí, genial la escena de la señora haciéndole el cacheo correspondiente en una habitación vecina, que resulta un luminoso striptease.
Arranca y ya te deja clavado a sus imágenes con la presentación de los tres actores principales, en personajes característicos de los años 30, al son de un organillo y de unos disparos en off mientras aparece el título del film. Porque es un film noir, en el que da gusto ver como Maurice Tourneur hace ir avanzando la trama con agudeza visual inusitada -planos en ligero picado que explican muy bien una situación, por ejemplo-, y gran agilidad -saltos rápidos de una escena a otra, perfectamente coordinada, que supone el recorrido lógico de la acción, siempre muy viva, sin precisar de explicaciones adicionales a las imágenes-.

Como quien no quiere la cosa vamos viendo y conociendo las conexiones del mundo del opio con la alta sociedad, cómo funcionaban y lo que suponían las redadas, cómo era una parada en la estación de Avignon del expreso París-Marsella para que los pasajeros bajaran al andén a tomar su chocolate reparador, el ambiente portuario de la ciudad mediterránea y su contrabando, los métodos de la policía y del hampa, y hasta una historia de amor casi imposible con ribetes de las de las películas míticas.
Pues sí, estoy de acuerdo: una joya. A ver si hay suerte y el año que viene, dentro del ciclo Maurice Tourner prometido por la Filmoteca, aparecen más de este nivel.

miércoles, 22 de junio de 2016

Whisky Galore

Una auténtica tragedia se cierne sobre la isla: ¡No hay ni una botella de whisky! Consecuencias de la guerra contra Alemania.
Tiene “Whisky a go-go” (“Whisky Galore”, Alexander MacKendrick, 1949), la comedia de la Ealing que pasaron ayer por la Filmoteca, una divertida alabanza del espíritu colectivo por encima de quien sea, un magnífico preámbulo pseudo-documental:
El puesto de correos y teléfono. Padre y sus dos atractivas hijas.
El narrador nos introduce en la vida de una isla de las Hébridas, en el noroeste escocés, mientras vemos a sus habitantes trabajando laboriosamente en la pesca, con una rueca, etc. Mostrando la cámara un humilde cottage de la playa, la voz en off resume: “Gente feliz con sencillos placeres”. De la puerta del cottage sale entonces corriendo un niño, que se dirige hacia el mar. Al rato le sigue una niña, hasta ir apareciendo de forma escalonada seis o siete críos. Queda claro que se trata de una isla con escasas posibilidades de actividades placenteras, por lo que se recurre al máximo a las disponibles.
Utilización de un precioso fotograma de la película (únicamente como referencia de la misma...)
"¡Johannes!" (Autocita casi incomprensible)
Un barco con 5000 cajas de whisky a punto de hundirse en el mar. Pero es domingo, y la isla, como toda Escocia, está sometida a las reglas de la iglesia.
Georges y su autoritaria madre.
El ridículo capitán honorífico al cargo de la defensa de la isla y la prisionera mujer de sus estupideces.
Los cuidados paliativos del doctor.

domingo, 19 de junio de 2016

Proyectos no realizados


TV3 arrancó su vida con unos excelentes telenoticias y una variada serie de programas propios de lo más interesante. Entre ellos, en los años 80, "Arsenal", realizado por Manuel Huerga, con Juan Bufill de guionista. "Arsenal" hizo varios números monográficos, en los que ofrecían un tema para muy cortas propuestas de gente diversa. "Souvenir" fue, en este sentido, uno de los más destacados.
Yo estuve tentado en participar en el número que anunciaban iba a ir sobre Barcelona. Tenía en la cabeza dos cortos muy cortos que creo que podían resultar bastante bien, aunque finalmente no hice ninguno de ellos. Uno era un recorrido por varios edificios de la ciudad, escogidos de la montaña al mar. Delante de cada uno de ellos se situaba, marcial o voluntariosa, su portero o portera. Ahora habría sido únicamente un concierto de porteros automáticos. Del otro estaba aún más orgulloso. Creía -y no creo que me equivocara, que ver un programa compuesto de un montón de cortometrajes de un minuto, cada uno de ellos dando a conocer algo de la ciudad, podía resultar una experiencia muy fatigosa, un potente mareo, razón por la cual pensé en aportar un corto que, en contraste con todos los demás, resultase relajante, un descanso visual que agradecería todo el mundo. Casi todo su (limitado) metraje era una pantalla en negro, mientras que como banda sonora sólo se distinguía un curso de agua discurriendo: era el teórico recorrido (a oscuras) de una pieza arrojada por una alcantarilla en la falda del Tibidabo, hasta su llegada al mar.
Pero eso eran (bueno: Iban a ser) divertimentos, al margen de mi tema favorito por aquel entonces: la liberadora salida del trabajo.
(En la imagen, un mural con la fotografía de la salida de la fábrica de Can Casacuberta, que hay en Badalona en el exterior del centro cultural en que se ha convertido

viernes, 17 de junio de 2016

Exiliados: De Hitler a Hollywood


1933, el día del desfile de antorchas con el que los nazis celebraron la toma del poder. Henry Koster va, después del trabajo en el estudio, a cenar. Sus hasta ese día compañeros no le quisieron ofrecer una silla para sentarse con ellos: no estaban dispuestos a cenar con un judío.
Es uno de los ejemplos sobre la aceleración del deterioro de la situación anti-judía en la Alemania nazi que pone “Exiliados: De Hitler a Hollywood” (Karen Thomas, 2009), que ha pasado hoy por TCM.

sábado, 11 de junio de 2016

La mort de Lluís XIV

Unas declaraciones de Jean-Pierre Léaud en Cannes, recogidas en una nota de Emily Barnett para Les Inrockuptibles de hace un par de semanas, que agradarán a Àngel Quintana y demás paisanos y amigos del mencionado..:
"Soy un hombre feliz. Todo el mundo dice que el film de Albert Serra es una obra maestra". Y luego: "La mort de Louis XIV" era inicialmente un guión muy documentado, alimentado a base de referencias a San Agustín, Pascal, los jansenistas... El texto era gigantesco. En el montaje lo ha cortado todo, para conservar únicamente esa improvisación permanente alrededor de un hombre desolado por el sufrimiento físico, todo ello vivido en un silencio perfecto."
La foto de JPL, que aparece en la misma revista, es de Vincent Ferrané.

viernes, 10 de junio de 2016

Proyecto en las Azores

Al atractivo del cine portugués habrá ahora que añadirle la promesa de Oliver Laxe de que su próximo destino será, sin duda, las Azores. Sigue la racha. Y que no acabe...
(Sacado de una nota de Jacky Goldberg para Les Inrockuptibles. La foto es de Vincent Ferrané para la misma revista).






jueves, 9 de junio de 2016

É na Terra, nao é a Lúa


Desde que vi "É na Terra, nao é a Lúa", el largo (185 min) y emocionante documental de Gonçalo Tocha (2011), quiero conocer la isla de Corvo, una de las más pequeñas y occidentales de las Azores. Leyendo ahora "Las islas desconocidas" (Raúl Brandao, Ediciones del Viento 2009, traducción de María Tecla Portela Carreiro) mi entusiasmo recibe un golpe que me desprende por un momento de la belleza de la película a la que me había aupado para hacerme caer en la terrible impresión que se llevaba el viajero que, como Brandau y su mujer, llegaran en 1924 tras un largo viaje. La misma dureza y soledad, pero envueltas en suciedad y en una pobreza que obliga a fuertes trabajos de subsistencia. Así lo dejó escrito:
"Una única población de media docena de callejas fétidas, empedradas de cascajos, algunas con medio metro de ancho, en donde se fabrica el estiércol. La iglesia, en una placita, y, en seguida, detrás del pueblo, el monte severo erguido en bancales y caído hacia un lado. La misma llamarada ha devorado todo esto: los interiores, las paredes, los tejados. Viejas con pañuelo y, sobre el pañuelo, el chal oscuro, hombres con birreta, descalzos y vara en mano. De cuando en cuando, de un ventanuco, acecha la cabeza de una mujer o el hocico de una vaca. Las casas renegridas, en las que viven el hombre y el buey, apestan a leche y establo. Los chiquillos huelen a ganado. Alrededor de las casuchas, media docena de sembrados de centeno y trigo divididos por muros de piedra suelta. Y todo tan humilde, tan feo, tan solo, que me da miedo. Una roca y viento en la tremenda soledad del Atlántico."
"No hay mercado ni posada. Y no hay médico, no hay botica, no hay cárcel. Las puertas no tienen llave. No hay ricos ni hay pobres y, en este mundo aislado, da lo mismo ser rico que ser pobre: el hombre más rico de Corvo anda descalzo como los demás y cultiva la tierra con sus hijos. El cantero es cantero y labrador, el herrero es herrero y labrador, y se muere de hambre el que no fabrica las cercas con sus propias manos. Nadie se sujeta a servir, pero todos los vecinos se ayudan: cuando la campaña toca a rebate, el pueblo acude a destejar la casa, a construir el establo o a levantar el bancal."
Tras una primera impresión desoladora, que le deja destrozado, poco a poco va reflexionando y ganándole el ánimo:
"En la isla de Corvo, cuando me siento a la mesa, todos a la misma hora se sientan para cenar, y por la noche no hay desgraciado sin cobijo. En realidad, no vi andrajos ni miseria. Nadie pide limosna. Si uno enferma los demás cultivan sus tierras. A los más pobres les acuden con quesos para el sustento del año y todos matan un cerdo. El mayor labrador recoge ciento ochenta al quieres de maíz, y cuarenta el más pequeño."


 

martes, 7 de junio de 2016

La main du diable


Hoy ha estado por Barcelona Bertrand Tavernier para inaugurar el ciclo que la Filmoteca le dedica y presentar un par de programas dobles, en los que se mezclan films suyos con otros anteriores, escogidos por él como parejas fílmicas ideales. La de hoy estaba formada por "La main du diable" (Maurice Tourneur, 1943) y más tarde su "Salvoconducto" ("Laissez-passer", 2002), que tomaba en su ficción a los autores y el rodaje de la anterior.

He asistido a la primera. La ha presentado él mismo, con su esqueleto algo inestable a sus años, pero con una fuerza en su disertación increíble. Como gran estudioso del cine y especialmente del cine francés de la ocupación, se ha centrado inicialmente en explicar la peculiar figura y carrera de su realizador, Maurice Tourneur. Ahí Esteve Riambau, que hacía las veces de maestro de ceremonias y traductor, nos ha dado la gran alegría de anunciar que el curso que viene le dedicarán todo un ciclo, con varias de sus películas de los años treinta.
Luego ha explicado cosas muy interesantes sobre la Continental, la productora alemana, impulsada por Goebbels, que hizo cuarenta films en la Francia ocupada. Iban a ser -ha comentado- películas para mantener idiotizada a la gente, a la manera de los seriales televisivos de hoy en día. Pues bien -levanta el dedo aseverando-, "por lo menos diez de esas películas no seguían en absoluto el esquema requerido por Goebbels". En una de ellas, "Sinfonía fantástica", una biografía sobre Berlioz, su realizador, Christian-Jaque, acababa con La Marsellesa, que el público de los cines arrancaba a corear, para disgusto y posterior bronca de Goebbels: "Os he colocado aquí para hacer films que duerman al público, no que les exalten patrióticamente". Ahí llega cuando Tavernier se escandaliza: Alfred Greven, el responsable de la Continental, se fue a la tumba en 1962, sin que ningún periodista se le hubiera acercado para preguntarle cómo lo consiguió...

"La main du diable" tiene, en ese contexto, elementos impensables: Su guionista, Le Chanois, era judío (su nombre real era Dreyfus) y comunista, pero además resistente incluso contra el mandato de su partido, entonces defensor del pacto Hitler-Stalin. Como todas las películas de una productora alemana, no pasaba la censura gubernamental francesa, nada tolerante -aunque aquí no sea el caso- en cosas políticas o anticlericales. Ha acabado Tavernier diciendo que cada vez que sabe algo nuevo sobre las condiciones de producción de estas películas (poco tiempo de rodaje, casi toma única debido a la falta de celuloide,...) queda más impresionado de los resultados obtenidos.
Con esta introducción tan exaltante, todos andábamos buscando las huellas que debió dejar el guionista judío, comunista y resistente en el film. Salvo unas imágenes de café y de la gente que pasa por la Av. de la Ópera, que dan la perfecta imagen de la época de la ocupación, aunque simulen ser de una anterior, y de fijarnos en que realmente toda la comida que sale en la película es falsa y las cucharadas que toman llegan vacías a la boca (porque, con las penurias, los actores se comían todo lo comestible), yo al menos no he visto nada en ese sentido. "La main du diable", basada en Gérard de Nerval, puede entrar por méritos propios en la historia del cine fantástico, tiene escenas muy vistosas, una fotografía en blanco y negro muy contrastada y destacable, elementos de humor que hacen seguirla con agrado, etc. Pero no veo que sea subterráneamente un film resistente.

sábado, 4 de junio de 2016

Más allá de las montañas


Cuando la tranquilidad casera está alterada por la continua visión -hasta la saturación- de una serie de televisión en la que no has entrado, una huida al cine puede ser una buena salida.

Más allá de las montañas” (Jia Zhang Ke, China 2015) ha sido la película escogida. Viendo su primera parte (se desarrolla en tres episodios, ambientados respectivamente en 1999, 2014 y 2025) me iba decepcionando con respecto a unas altas expectativas con las que acudía: Argumento con triángulo bastante trillado, algo burdo; unos actores que no arrastran a la empatía con sus personajes; etc. Por suerte he seguido ahí, y poco a poco este melodrama que va dejando marcas de la evolución detodo un país y hasta del mundo contemporáneo me ha ido convenciendo.

Al regresar a casa, parece que la serie había avanzado bastante, pero aún no ha terminado. He releído entonces el escrito que hizo Miguel Martín Maestro sobre el film, y como lo explica todo y muy bien, nada máscómodo que poner el enlace hasta él.

Eñ error del ingeniero Kochin

El ingeniero y la mujer de la que se enamora.

Suponía previamente que “El error del ingeniero Kochin” (que así se llamaba la muy interesante película sociética realizada en 1939 por Aleksandr Macheret que se ha pasado esta noche en la Filmoteca para poquísimos espectadores) era de planteamiento ideológico o algo así, pero nada de eso.
El jefe de policía y su ayudante.
Su error fue dejar desatendidos los planes del avión V6 que acaba de diseñar, pues es bien sabido que en esa época la URSS estaba rodeada de países capitalistas, que hacían llegar sus espías para actuar con suma facilidad.
La mujer judía leyendo la carta de su hijo, que acaba de llegar a Palestina.
A unas cuantas escenas de planteamiento suceden otras centradas siempre en diferentes parejas, que te hacen dar cuenta de la enorme tradición teatral rusa, pero que al tratarse de cine, permiten además hacer gozar de unos extraordinarios escenarios: Un café restaurante en un parque, un bosque junto a un estanque y el ferrocarril, una buena biblioteca.
En la oficina de la policía, la sempiterna imagen de Stalin.
Deriva entonces la trama hacia una interesante película policíaca, siguiendo las investigaciones, y más bien las intuiciones, del jefe de policía local, una especie de campechano Jefe de los municipales de Tomelloso, y su audaz y joven ayudante.
Escena de caza. Y no es "La regle du jeu"
No es en absoluto la típica película soviética, marcada por su buen montaje y planos audaces, sino una trama del gusto de las novelas gráficas, presentada muy fluidamente y que se sigue con interés. Es verdad también, no obstante, que ese par de bondadosos sabuesos (y que por cierto aparecen mirando admirados a un bello y real sabueso sirviendo a un cazador), trabajando interrogando en su oficina (presidida una de sus paredes con la imagen del padrecito Stalin), presos de una supuesta paranoya anti-espías y traidores que les deja manos libres para actuar como quieren, puede llegar a causar ciertos escalofríos.
El sastre y el joven policía, conchabados.
La vuelven a hacer el próximo viernes por la noche: Otra buena oportunidad para ver esta rara pieza.

jueves, 2 de junio de 2016

Ditirambo


Era su segundo día en la Filmoteca, a donde hoy iba a presentar su primer largometraje, "Ditirambo" (1967). Gonzalo Suárez ha estado derrochando simpatía e historias a raudales durante la introducción al film y el coloquio. Había, no obstante, poca gente en la sala Chomón. Ha empezado, irónico, agradeciendo a la organización lo bien que había distribuido al público por una sala tan grande, hasta dar la apariencia de llena. Y en seguida, a una pregunta de Esteve Riambau que le lanzaba el trapo del inicio de su carrera de galán con la película, ha desvelado que en realidad había empezado mucho antes, haciendo en el María Guerrero, en una obra de William Saroyan, "un papel premonitorio de borracho".
Ya que había retrocedido hasta su juventud, ha seguido llegando hasta a la guerra civil. Ha explicado que tildaba a las bombas, a refugiarse de la metralla bajo la mesa de "normal", porque no tenía comparación posible, al no haber vivido otra cosa. Y ha concluido que lo que ya le pareció totalmente "anormal", en cambio, fue la postguerra. Eso -ha rematado- fue lo que le abocó a inventarse la realidad.
Para acabar con el tema del teatro, ha confesado que ya no va demasiado, porque cuando va siente el impulso de gritar, cada dos por tres un "¡Corten, otra!" Con el cine, en cambio, vio que podía alcanzar un instante...
En cuanto a la película, yo diría que es la de ficción de la Escuela de Barcelona que mejor se ve hoy en día. En el resto de películas pasas unos baches aburridísimos, periodos grandilocuentes de lo más ridículos, hasta que de repente salta una chispa que te convence. Con "Ditirambo" no pasa eso. Fue pagada por el Presidente del Inter. No sabía hacer cine, cosa que ha dicho que aún hoy le resultaría saludable, y quizás eso le da ese aire voluntarioso que convence. Él lo ve claro: "Si la tuviera que rehacer hoy en día, perdería algo en el camino".
Tiene una estructura de serie negra y rezuma por todos lados lo que dispensaban sus primeros relatos. Ditirambo va a ver a un personaje, que le da una pista para llegar a un segundo personaje, quien a su vez... Y eso mezclado con evocaciones de los grandes mitos, premoniciones oníricas que fatalmente se cumplirán, etc. Posee una escena inicial de una fuerza estética y narrativa enorme, y una final, casi de cuento de hadas, que ha confesado que le sigue emocionando, y que, ciertamente, iría la mar de bien para la época que estamos viviendo.
Y aparece la Barcelona de entonces: el puerto, Luis Ciges, Català Roca haciendo de viejo boxeador, Carmona, Jaume Picas, el tío Alberto...
En el coloquio, y como lo ha explicado en público yo creo que no se enfadará si lo divulgo, ha hecho una evocación de sus amigos muertos que ha llegado hondo, y ha explicado que está tentado de escribir algo relativo a sus agendas antiguas, ligando los números de teléfono -ya casi todos de personas muertas- con los números que los nazis marcaban a los prisioneros de los campos de concentración.

miércoles, 1 de junio de 2016

Farocki en la Fundació Tapies

La gran sala, cuando él segurata ha dejado entrar.
La amplia bibliografía de Farocki.

La serie de monitores que cruza la sala.
Iba a desasnarme un poco sobre Farocki, pero habremos de convenir en que una inauguración como la de hoy en la Fundació Tapies ("Harun Farocki. Empatía"; hasta el 16 de octubre) no es el momento apropiado para ello. Quedará ese trabajo (o simplemente el informativo para escuelas y curiosos) para alguna visita comentada que oriente de forma general y dé pie a estancias posteriores más productivas.
La gente observando desde lejos, ceremoniosamente, un par de pantallas.

Acceso a las salas subterráneas.
Visitantes en lo suyo: viendo pantallas de trabajos en diferentes sitios del mundo.
Han abierto el acceso a las 19h, pero ya había en la gran sala gente (supongo que visitantes "normales", que habrían pagado su entrada) mirando, y en ocasiones oyendo, las diferentes pantallas y monitores. Suerte que Marta Delclós, que estaba circulando por ahí, me ha visto y ha ayudado a hacerme ver el conjunto de monitores que cruzan la planta, y no concentrarme en uno específico como me estaba yo obcecando, porque de ese modo he podido entender que se trata de una serie que se inicia con su apreciada "Salida de la Fábrica" de los Lumière y continúa con otras secuencias de películas famosas en las que aparecen el entorno de una fábrica, o de su cierre.
La serie de salida del trabajo en diferentes sitios. Lyon, Banglore,...
Más salida del trabajo.
Ésta es muy característica. Con el autobús esperando.
Esa obsesión por el tema del trabajo se aprecia mucho mejor con la concentración de pantallas de la planta inferior. Son imágenes registradas en concretas ciudades de todo el mundo. En la sala del nivel (subterráneo) más alto vuelve al tema de la salida del trabajo, un tema, dicho de pasada, que también me obsesionaba a mí, si bien en mi imaginario habían escenas de una mayor "sensación de liberación" que las de Farocki. En la sala más subterránea reconozco que me he refugiado en observar el curioso efecto de cruce que se obtiene entre las imágenes de las pantallas (que no están en las paredes, sino que saltan al paso de diversas formas) registrando diferentes trabajos de esos lugares del mundo y los propios visitantes del Centro, a su vez haciendo "su trabajo" como tales.

Antes de marcharme, como hacerlo con imágenes relacionadas con el trabajo o con otros aspectos característicos del mundo que nos rodea me resultaba bastante cuesta arriba, he disfrutado viendo cómo la silueta de alguna chica mirándola fijamente se recortaba ante la correspondiente pantalla en la que se le mostraba esto o aquello. Otro día, con Carles Guerra introduciendo cada pieza, por ejemplo, ya estaré más atento a lo que hay que estar.
No me acaba de quedar claro el concepto de "Empatía" que rige la exposición, y la lectura de este texto introductorio no me ha despejado del todo la duda. Dice Que Farocki quería llevar a la reapropiación del concepto, que había caído en el enemigo, como el cine de consumo, y así. ¿Habrá ahí un tema de traducción que hace que no lo entienda? ¿Se estará hablando del proceso de identificación, con el que juega el cine desde sus inicios?