Elliott Erwitt conociendo y fotografiando a Canelo en Cuba. |
Esta foto suya que he encontrado por la red demuestra que la conversación a la que se sumó Canelo tuvo lugar en el set de su trabajo. |
Mi introducción en el festival Dart no fue inicialmente muy buena. El que se presentó como codirector del certamen fue -eso es una virtud- breve. Que había visto la película y era fantástica, que ahí estaba su directora para presentarla y que después de la proyección se acercaría María Jacarilla y “habría un Q & A”.
Por suerte tenía en la butaca de delante a Maria Jacarilla y pude preguntarle:
-¿Tendremos un qué?
-Un Q & A, questions and answers.
-¡Acabáramos!
Pero en fin, salvo esta idiotez, la sesión con “Elliott Erwitt: el silencio suena bien” (Adriana López Sanfeliu, 2019), valió la pena.
Nada más comenzar se pudo captar el sentido de humor del excepcional fotógrafo, que utiliza una trompetita de esas de perilla para desencadenar la risa de la familia a la que está retratando.
Una de las fotografías características, llenas de humor, del fotógrafo. |
Su sentido del humor, su ironía, sabe trasladarlos muy bien a la pantalla Adriana López Sanfeliu, fotógrafa ayudante de Erwitt lanzada a hacer este documental, que es uno de esos que sólo puede efectuar alguien muy próximo al personaje retratado. La realizadora sigue su trabajo, le incordia con alguna pregunta de las que, enemigo de las solemnidades, Erwitt intenta escabullirse.
En la película se pueden ver dos viajes recientes de Erwitt a Cuba. En el segundo traba conocimiento con Canelo, un perro callejero con el que hace tan buenas migas que, pese a las inmensas dificultades administrativas a vencer para ello, consigue llevárselo consigo a Nueva York. El plano siguiente es de antología: Canelo aparece de espaldas en el sofá, erguido, mirando al exterior a través del vidrio de la ventana. Fuera se oye un camión de los bomberos y Canelo le responde en cada ocasión, levantando su cuello, con un aullido muy similar al estrepitoso y alargado bocinazo, tan característico. Parece que, como pronosticaba Erwitt, ya había aprendido a ladrar en inglés.
El co-director del festival, que llenó la sala grande de los Cinemas Girona, a punto de soltar lo de las Q&A. Como nadie excepto yo se extrañó, esa cursilada debe estar extendida en actos como éste. |
“Elliott Erwitt: el silencio suena bien” merece verse, pues ocasiona, además de un magnífico conocimiento sobre el fotógrafo, muy buenos momentos. A Josep Torrell le gustaría un montón, aunque sólo fuera por Canelo. Como he visto que Movistar ha participado en su producción, es de esperar que, sí no la puede ver por un cine, pueda hacerlo algún día por la tele.