Viendo el fotograma de la playa, u otros trozos de la película, que se ambienta en un panorama muy kirsch, podría pensarse en la autoría de un Martin Parr. Por otro lado, viendo la foto en blanco en negro, podría pensarse que se trata de entrevistas a exiliados españoles. El entrevistado tiene acento de ser de origen español, pero es en realidad un concursante de una especie de “Salto a la fama” para convertirse en cantante.
Ambos son fotogramas de la última película de Pierre Étaix, “Pays de Cocagne” (1971), pasada hoy en la Filmoteca, en la que abandonó su característico humor (sólo presente en un corto prólogo), para probar suerte en un recorrido sociológico por la Francia de la época, sumado a la caravana de Europe 1, que seguía, parece, el Tour de Francia. El resultado fue un retrato colectivo no muy halagüeño sobre una sociedad francesa entrando a saco en el consumismo, y Pierre Étaix pasó justo después en dique seco…
Viéndola ahora, sorprende esa mirada tan dura hacia la fealdad ambiente, apreciada repetidamente en el mundo hacinado del camping, las playas o las fiestas mayores; en las construcciones especulativas de la costa; en la gente que participa en concursos patrocinados que rebajan su humanidad, o en otros para alcanzar el triunfo mediático.
Étaix mezcla todo eso con una ironía que lo hace aún más punzante: Si una canción habla de la agradable brisa, deja entrever por un momento la suciedad de los lavabos del camping; si otra habla de la soledad, no tiene más que poner una playa congestionada; si entrevista a una chica sobre erotismo, acompaña sus declaraciones con la visión de una bañista entrada en años, o un matrimonio cubriéndose mutuamente mientras se cambian el bañador.
Sólo deja entrever una mirada nostálgica en un momento: Por la playa pasea una pareja mayor, de aspecto British, con sus sombreros de playa. Ella va delante, y él la sigue, mirando a derecha e izquierda, unos dos metros más atrás. La banda sonora entona, distorsionadas, las notas de “Les Vacances de Mr. Hulot”.
