sábado, 30 de abril de 2022

France ya en plataformas


Desde luego no es que estuvieran muy boyantes, pero está claro que se está haciendo todo de una forma que va a acabar con las salas de cine que quedan en poquísimo tiempo.
Por ejemplo: Anoche Movistar+ estrenó en una de sus cadenas “France” (Bruno Dumont, 2021). Independientemente de lo que pueda pensarse de la película (sé que ha sido muy criticada, pero no me ha resultado tan desastrosa como aproximación, en plan parodia, a la situación y repercusión popular no sólo de los reporteros en los medios de comunicación, sino también de otras muchas cosas, (auto)ironizando hasta con los que ponen sus lacras en evidencia), se trata de un film aún no estrenado en nuestro país en salas, estos días presentado como première en el Festival D’A y uno de los de más éxito reciente -cuenta con actores tan populares allí como Léa Seydoux o Benjamin Biolay y la divertida aparición de Emmanuel Macron o Ángela Merkel- en nuestro país vecino.
En Francia han reducido recientemente el tiempo entre las distintas ventanas de distribución, pero aún así una película no puede pasarse en una plataforma hasta pasados tres meses de su estreno en salas.



 

Delante de ti


¿Será que Hong Sang soo también se está haciendo mayor? Eso parece indicar que la protagonista (una mujer, como en general en todas sus últimas películas) de “Delante de ti” (2021, ayer en el Festival D’A) se diga (uso -raro en Hong- de la voz en off trasmitiendo sus pensamientos) que no quiere mirar al futuro, sino hacer del presente su paraíso.
Iba viendo las escenas iniciales de la película, servidas con la sencillez y el ritmo pausado habitual en él, y me iba diciendo que había firmado una obra reconocible como suya, pero de ninguna manera de las que serían recordadas como entre las mejores. Pero luego resulta, dejando pasar los acontecimientos, que se trata de una de sus películas más intensas, si no la que más. Bien diferente de todas las anteriores y, a la vez, con todo de aspectos que las recuerdan.
Es un Hong Sang soo porque encuentras en ella cosas inequívocas suyas, como personajes (actriz, director) con un pasado que de alguna forma es evocado, como encuentros fortuitos en los que luce su humor, como las consabidas borracheras que aflojan la lengua, como pequeños bares entre anodinos y singulares, como actores de su escudería en casi todos los papeles,…
Y me ha parecido a la vez excepcional entre sus films porque no presenta ninguna ambivalencia, siendo de una interpretación inequívoca, sin ocasión para posibles confusiones entre los personajes por parte de malos fisonomistas -y especialmente con el tipo coreano- como yo. Ha reducido todo -y la trama es uno de esos elementos- a lo esencial.
En su proceso paulatino hacia la depuración de sus formas, Hong Sang soo llega aquí a una línea argumental única, sin ramificaciones, lo que no tiene nada que ver con pobreza narrativa. Es más: una escena con una niña de la edad que tenía la protagonista cuando vivía en esa casa te lleva a pensar en la posibilidad de un juego simbólico similar al del “Petite maman” de Celine Sciamma.
Las películas iniciales de Hong Sang soo mostraban siempre protagonistas y puntos de vista masculinos. Tras su encuentro profesional y vital con Kim Ming hee (que no aparece como actriz en ésta, teniendo sólo un papel en la producción del film) fueron paulatinamente los puntos de vista femeninos los que se impusieron. Este “Delante de ti” finaliza con una escena que deja por completo establecida la superioridad moral de la mujer sobre el hombre.





 

viernes, 29 de abril de 2022

Ma nuit


Ya ha empezado el festival D’A, que por un malentendido mío apenas podré seguir. Este año casi todo es presencial, pero tiene una sección de películas nuevas que se verán sólo en Filmin. Ahí he visto “Ma nuit” (2021), de Antoinette Boulat, responsable del casting de films de cineastas como Leos Carax, Mía Hansen-Løve, Olivier Assayas, Jacques Doillon o Benoit Jacquot.
Para esta su primera película como realizadora ha contado con una colección de jóvenes actores -sobre todo actrices- interpretando grupos que se reúnen junto al Canal de St. Martin. Representan el paisanaje del Paris de hoy en día, pero me recuerda mucho al del último Robert Bresson, Nicholas Klotz o parte de los nombrados antes.
“Ma nuit” es el viaje (con éxito) hasta el final de la noche (pasando por todas las presiones, los sinsentidos, la falta de perspectivas, los miedos) de Marion, una chica de 18 años. Un film de atmósferas, como los de Bi Gan, pero en la noche de Paris en vez de la de por el nuevo mundo oriental.


 

jueves, 28 de abril de 2022

La vie à l’envers


Un Charles Denner muy especial hace el papel de Jacques en el primer largometraje de Alain Jessua, “La vie à l’envers” (1964; en Netflix).
Jacques Valin trabaja para una agencia Inmobiliaria regida por un orondo Jean Yanne y su odiosa esposa y vive en un apartamento con una actriz de publicidad. Pero algo le aparta por instantes de esa vida tan anodina. Tiene unas ausencias en las que abstrayéndose, se siente bien. Se mira y descubre cosas en el espejo, sale a la calle y actúa de forma similar al protagonista de la “Niebla” de Unamuno, que en su portal se preguntaba si ir a izquierda o derecha, y se construía una regla para decidirlo
Música ligera de Jacques Lousier, que aparece un momento tocando con su orquesta, fotografía en blanco y negro, la voz en off de Jacques va dando cuenta de todo un proceso que, aún con apariencia paródica, va tendiendo a un serio autoconfinamiento voluntario.
Un hecho trascendental: para salir del paso Jacques decide casarse. Entonces todo el proceso se agudiza.





 

Les crimes du futur


Debe haber influido sin duda que se trata de un “Spécial Cinéma”. El caso es que el número de mayo de Les Inrockuptibles, por primera vez en mucho tiempo, me está resultando de cierto interés.
No es que sea un especial dedicado al cine apabullante: apenas unas pocas páginas, con lo que lo especial casi se queda en lo habitual o, dicho de otra manera, que hay que vender lo normal como especial para ir tirando. Contiene las habituales secciones de estos casos en los que se indican los nombres de gente del cine que previsiblemente sonarán la nueva temporada que se abre con el festival de Cannes, el primero normal tras dos años de suspensión o cambios profundos por la pandemia. Pero, sobre todo, ofrece un reportaje sobre la reposición, tras su restauración completa, de “La maman et la putain” (Jean Eustache, 1973) y una entrevista con David Cronenberg, quien presentará en Cannes su nuevo film (en francés saldrá como “Les crimes du futur”) que me ha parecido muy buena.
Lo curioso es que no soy de los adoradores del cine de Cronenberg y su característica principal, esa manía que suele tener por la metamorfosis, lo perturbador, me hace mantenerme en general bastante apartado de sus cosas. Pero puede que esta nueva película que ha hecho le haya pescado en un momento oportuno. No había hecho cine en ocho años y confiesa que ya se daba por retirado, pero le propusieron retomar un proyecto suyo muy antiguo.. y lo ha sacado adelante, con la característica de que, como parece ser que va en cierta forma de la vejez, sus ya 78 años le han servido para hacerlo un proyecto de lo más íntimo.
En la entrevista dice también cosas muy cabales sobre cómo la pandemia ha impulsado la introducción sin retroceso posible de las plataformas, sobre su desapego por los blockbusters estilo Marvel (de cuyos films dice que “ponen en escena un fantasma de poder adolescente que yo encuentro para nada interesante y muy limitada para un adulto: no me alimenta”) y explica cómo funciona por dentro, como productora, Netflix, con la que ensayó tirar adelante una serie.
Me he sentido identificado con muchas de las cosas que explica, quizás por la edad común, pero eso no hará por interesarme demasiado por su nueva película, de la que dice que tiene una escena inicial crucial, que hará se vayan del cine bastantes espectadores…


 

lunes, 25 de abril de 2022

El gato blanco


Ahora que parece poder verse de todo por todos lados, la prueba de la ingente cantidad de cine que no hemos visto y del que no sabemos absolutamente nada puede ofrecérnosla el bastante amplio catálogo de cine sueco que incorporó hace poco Netflix.
Anoche escogí para ver “El gato blanco”, realizada en 1950 por Hasse Ekman, un prolífico director sueco de los años 40 a 60, que también se dio a conocer como actor, interpretando entre otros papeles uno del “Noche de circo” de Bergman.
No es que recomiende su visión, aun siendo, como para mí es, un buen ejemplo de un existencialismo que se expandió por Europa en la postguerra. No en balde la trama de la película no es otra que la enconada búsqueda de sí mismo que hace un hombre que llega una noche a la estación de tren de Estocolmo habiendo perdido por completo la memoria.
Pero esa forma de rodar la última vida nocturna, antes de su cierre, de la estación; esos neblinosos exteriores nocturnos siempre resueltos con algún contraste de luz; esos personajes captados en ligeros y pesadillescos contrapicados, recortados contra los techos de las habitaciones, hablan de un cine elaborado -quizás algo pesado-, que bien merece haber pasado a los anales del cine.
Pese a ello no encuentro ninguna de las publicaciones que tengo por casa -españolas o francesas- que diga ni media palabra no ya sobre el film: ni siquiera sobre su realizador.
La única oportunidad surge con un libro muy antiguo que tengo de la versión de 1966 del escrito por Peter Cowie sobre “El cine sueco” (Cine club Era, México, 1966). Cowie sí habla de Ekman, a quien sitúa como uno de los (seis) “maestros menores” del cine sueco, junto a gente como Gustaf Molander, Arne Mattsson o Peter Weiss, dedicando alguna frase a muchas de sus películas y una cierta extensión a la que destaca como su mejor trabajo, “La muchacha de los jacintos”, rodada exactamente el mismo año que la que nos ocupa. Pero por “La gata blanca” pasa como si no existiera. Está claro que no la había visto. Pasaban este tipo de cosas en las historias del cine.




 

Azor




Magnética, produciéndote frecuentemente un notorio desasosiego, “Azor” (Andreas Fontana, 2021; en Filmin) te hace seguir la estancia de un banquero suizo que en 1977 acude con su mujer a Argentina para intentar recuperar los negocios de su socio, extrañamente desaparecido.
En razón de ese argumento, entramos en los ambientes (hoteles, hipódromo, clubs) frecuentados por el poder financiero y político, así como en propiedades de las más ricas familias del país.
La atmósfera que se percibe -incluso en las relaciones internas del mismo matrimonio suizo- es siempre tensa. No sólo es que se codean con gente que no se sabe muy bien por donde van a navegar. Es que él mismo se aprecia que duda entre una forma ortodoxa, “europea”, de operar, a la que obligaría su tradición familiar (a la que unos y otros invocan) y, para que la cartera no se le vaya de las manos, la toma de opciones “arriesgadas” a las que parece incitarle continuamente su mujer, que resulta más peligrosa que otros personajes más evidentes inmersos en ese espacio y tiempo de dictadura.
Por momentos, como en la cita en el Círculo de Armas, donde Mariano Llinás, coguionista del film, hace un irónico cameo, la película se convierte casi en un film de terror. Quizás como tal, vista su conclusión, tengamos que considerarla.




 

sábado, 23 de abril de 2022

Reprise




Dos jóvenes amigos envían al unísono a una editorial el manuscrito de su primera novela y entonces la película describe de forma idílica y acelerada, con una música estilo Georges Delerue de “La noche americana”, cómo podría desarrollarse a partir de entonces su vida. Pero la narración para bruscamente y se produce una reprise. Vuelven a verse los mismos acontecimientos, pero en ésta ocasión la realidad es bien otra.
Así empieza “Reprise” (2006), el primer largometraje de Joachim Trier, que Mubi colgó ayer y veo ahora que Netflix tiene también en su catálogo. Quizás es la película vista últimamente que más positivamente me ha sorprendido.
Ya en la reprise, un discreto flashback, sin diálogos, da cuenta del trastorno psiquiátrico que asaltó a uno de los dos amigos. Un trastorno sobre el que va a pivotar a partir de entonces la relación.
No es ese el único flashback de la película, que está además repleta de escenas con saltos entre diferentes tiempos que se pisan entre sí, ya sea avanzando el diálogo de una sobre la inmediatamente anterior o bien dando un salto de mayor entidad hacia el pasado o el futuro.
Sorprende la maestría de Trier -en el fondo un primerizo- para dar, al mismo tiempo, una historia de iniciación y crecimiento de su protagonista, un retrato de una generación, un sitio y una época y hasta la evocación de ciertas historias del cine francés (magnífico el partido que saca a los escenarios parisinos -jardín de Luxemburgo, templete del Jardín des Plantes- para narrar una historia de amor en dos tiempos).




 

viernes, 22 de abril de 2022

Seis días corrientes



Había el peligro -evidente- de que Neus Ballus, una de las nuevas y jóvenes directoras de cine catalanas, se endiosara, se creyera que tenía que verter tesis de forma dramática y echase a perder su carrera.
Pero, por suerte, “Seis días corrientes” (2021) demuestra que se ha alejado felizmente de ese horroroso peligro. Con su humor inundándolo todo, demuestra, además, que es de esa manera como pueden llegar a decirse muchísimo mejor las cosas.
Este Valero Escobar a cargo de chapuzas de fontanería con Mohamed, su ayudante marroquí, consigue dar vida a un personaje muy real, divertidísimo e inolvidable.
Me ha gustado mucho ver aparecer al bueno de Lambert Botey haciendo una pequeña colaboración como extra con frases. Fue él, desde el Cineclub AC de Granollers, uno de los descubridores de Neus Ballús.
Con “Seis días corrientes” Neus Ballús ha conseguido para mí su mejor película, volviendo a la línea de un primer corto suyo, “Pepitu Rico” (2008), que vi, precisamente, auspiciado por Lambert.




 

miércoles, 20 de abril de 2022

Albatros


Laurent (Jérémie Rénier) haciendo un beso sándwich junto a su mujer Marie (Marie-Julie Maille) a su hija Madeleine (Madeleine Beauvois).

“Albatros” (Xavier Beauvois, 2021; Movistar +), durante su primera hora de proyección, actúa por acumulación.
Laurent es un amante del mar, sargento a cuyas órdenes está la gendarmería Étretat, la localidad de Normandía con aquellos acantilados tan fotogénicos. Pero en su trabajo capta la dura situación en que se encuentran los habitantes de la región: agricultores bajo presión inaguantable, suicidios (con una secuencia impresionante, por el contraste que conlleva), gente joven descerebrada,… Quizás para mantener el rumbo opuesto a lo que ve y siente por su alrededor, quiere encauzar un proyecto familiar a largo plazo con la mujer con la que vive desde hace diez años y su hija común (interpretadas por la mujer e hija del realizador, precisamente).
En “De dioses y hombres” (2010) nos mostraba el derrumbe fatal de toda una situación, hasta la tragedia más irreparable, pero lograba hacer que salieras del cine sin dejarte hundido, al contrario.
Ahora, viendo “Albatros”, te preguntas si encontrará forma de dar una salida honrosa a toda esa carga que ha ido dibujando sobre sus personajes, es decir, sobre nosotros. Habrá que convenir en que parece decir que conviene seguir poniendo frente a la adversidad.





 

martes, 19 de abril de 2022

The Techman mystery

En el avión que le lleva a Londres desde la Costa Azul.

Llegando a su casa se encuentra con que han entrado en ella.

Con su editor.

Por casualidad, como parece que quieren en Netflix que pesquemos estas cosas, damos y vemos la muy dinámica (se suceden las acciones sin dar apenas un respiro) “The Techman mystery” (Wendy Toye, 1954), que presenta unas formas muy British y un tema muy de época de guerra fría, pero a lo británico, sin señalar con el dedo a ningún país.
A un escritor de fama, completo bon vivant, le encarga su editor escribir una biografía sobre un piloto de aviación fallecido. A partir de ahí, entrará en una vertiginosa cadena de acontecimientos.
No sabía absolutamente nada de ésta directora de cine. Ahora que se intenta reivindicar el papel de muchas mujeres que han pasado injustamente desapercibidas, tras ver la película no sé qué se espera para darla a conocer por estos lares. Consultando la red (porque no he encontrado nada en papel sobre ella), veo que lo que es en el mundo anglosajón la reivindicación no será, en cambio, necesaria. Bailarina, luego actriz, se ve que tuvo un gran éxito posteriormente con sus dos primeros cortometrajes como realizadora.
Este “The Beckman mystery” es un film de suspense, con trama de espías, que no abandona nunca su tono de comedia, aunque se sucedan en ella los hechos dramáticos y de todo orden, como digo, a un ritmo vertiginoso. Sólo muy de tanto en tanto se permite dar una nota de ambiente muy agradable, como la de ese chico de Correos que va en su bicicleta hasta un puerto deportivo para entregar allí un telegrama.
Como en ciertas películas de Hitchcock, el desenlace tiene lugar en un amplio espacio, frecuentado por mucho público. Y, para agudizar la relación con Hitchcock, aunque su “Vértigo” llegaría unos años más tarde, también se sube una torre que nos recordará una escena que tenemos muy interiorizada.





 

Enron. The smartest guys In the room



También han colgado en Mubi, en un cierto viajecillo de la plataforma por el margen de lo cinematográfico, “Enron. The smartest guys In the room” (Alex Gibney, 2005).
Viéndola ahora, compruebas que han transcurrido ya más de veinte años de los hechos que intenta explicar, pero algo hace que no los veas como un asunto perdido en un lejano pasado.
En efecto: cuando explican el brutal crecimiento (hasta que reventó, haciendo daño a diestro y siniestra, salvo a unos pocos que se pusieron antes a buen recaudo) de la compañía, vas atando cabos y relacionándolo estrechamente con un asunto de la más rabiosa actualidad. Los desorbitados precios que actualmente alcanza la energía tienen un origen común con la aventura de Enron: unos precios dejados flotar según las “leyes del mercado”. Uno de los más hermosos documentos que muestra el documental es de un discurso de Ronald Reagan, justificando el éxito económico de unas cuantas empresas -y con ellas de su mandato- en que se habían dejado llevar por “la magia del mercado”.
Algún protector estomacal, sin embargo, hay que tener para tragarse sin traumas la película. Un par de puntos fuertes:
-La familia Bush, implicada al 100%, con lazos de “amistad” con los luego acusados.
-La constatación de que todas las grandes firmas del momento, que debían haber controlado ciertos desmanes que sin duda se produjeron, participaban de los regalos, de la gran y sabrosa tarta que era Enron.
Ahí, en esas grandes empresas que debieran haber controlado y lanzado señales de alarma que no dieron y su evolución posterior hasta llegar a nuestros días, habría un -seguramente imposible de hacer-gran documental.





 

lunes, 18 de abril de 2022

Songs for Drella


Mubi ha colgado “Songs for Drella” (Edward Lanchman, 1990), un álbum que le dedicaron John Cale y Lou Reed a Andy Warhol con motivo de su muerte.
Lo bueno de la austera sesión grabada es que viene subtitulada en español, con lo que puedes seguir perfectamente sus letras y constatar cómo van transmitiendo diferentes aspectos de la pequeña historia de Warhol y la Factory.
En la última canción ya no figura estar dicha por Warhol en primera persona. Es “Hello, It’s Me”: Lou Reed, desde el presente, se despide sin alabanzas ni excesivos requiebros, diría que sinceramente entristecido, de él:



 

domingo, 17 de abril de 2022

Karriär



Una recomendación, en esta ocasión de una película archiconvencional, sin sobreimpresiones, planos o movimientos de cámara complejos, sino basada en su (previsible) guión y juego actoral. Se trata de “Karriär” (Schamyl Bauman, 1938; en Netflix).
Buscaba una amable comedia sueca de los años 30 para superar con bien la sobremesa del domingo pascual cuando, por sucesivos descartes, me he quedado con esta película cuya sinopsis, leída en diagonal, me hacía temer que se fuera hacia la admonición de los males causados por el exceso de alcohol. Felizmente, nada hay de eso y, por otro lado, me he encontrado siguiendo su trama sin que -cosa rara- me venciera el sueño en ningún momento.
El tono de comedia aparece ya en la escena inicial (una compañía teatral ambulante de medio pelo llegando, con su precariedad y rivalidades internas, a un pueblo industrial, para hacer ahí unos bolos) y no se retirará prácticamente en todo su recorrido.
Los elementos de comedia surgen, principalmente, por la desenvuelta y veterana actriz que hundió su carrera por cuestiones de alcoholismo, por la casa automática al estilo de la de Buster Keaton que ha montado un personaje que se siente atraído por esa en otro tiempo gran actriz y por algún característico haciendo de algún personaje del mundillo de las tablas.
La película va avanzando a base de escenas completas unitariamente, que siguen una a otra cronológicamente com, por momentos, algún feliz elemento de engarce entre ellas.
Un personaje femenino en deshabillé, otro en pantalones, nos hablan del carácter más avanzado moralmente que -en Suecia también- caracterizaba al mundo del teatro.
Sobre la mitad de la película se abandona el mundo provinciano para pasar a estar ambientada en Estocolmo. Hay un atisbo de que vamos a frecuentar el Dramaten, pero nos quedamos un buen rato en el mundo del teatro marginal, lejos del éxito anhelado, donde nuestros amigos ensayan la obra “El naufragio”.
Y en una Nochebuena se oye la alegre canción que cantan y bailan en “Fanny y Alexander”.
No tengo ni idea, pero seguro que en su día, en su país de origen, la película arrastró a mucha gente que, por un rato, pudieron seguir la idílica trama y alejarse un tanto de los disgustos que empezaba a dar Europa, a punto de caer en unas atrocidades sin fin, que aún marcan, de alguna forma, nuestra historia.