martes, 28 de febrero de 2017

Guerin en Shangrila

Se da la casualidad de que esta tarde hacemos una sesión de "Ombres Mestres" ( http://www.eic.cat/actes/88572 ) en la que, entre otras de películas relacionadas con el tema de "Fotos y álbumes de fotos", unas secuencias de "Tren de sombras" aparecerán citadas. La llegada de este impresionante numero doble de Shangrila viene como anillo al dedo.
Mirándolo en diagonal ya veo que unas frases de Roberto Amaba, Gonzalo de Lucas, Mariel Manrique y Aarón Rodriguez Serrano sobre las secuencias en cuestión dicen mucho más y mejor que todo lo que se nos pueda ocurrir decir a nosotros sobre ellas.
324 páginas para degustar con calma y provecho.

lunes, 27 de febrero de 2017

Ombres mestres: Fotos y álbumes de fotos

Estoy más o menos acostumbrado a saltarme los anuncios de todos lados. Pero en Facebook ponen últimamente en una columna que suele pasarme desapercibida esta fotografía, y se me va la vista hacia ella. Es un anuncio de las impresionantes –y fáciles de usar, dice- utilidades de un programa que te quita de la playa (bueno: de la imagen de la playa) a ese moscón que, ahí instalado, pondría en duda lo paradisíaco del lugar cuando la que aparece como modelo enseñara la foto a sus amistades.
Con procedimientos como éste anunciándose impunemente, ya habría más que suficiente para sospechar que una fotografía no tiene por qué ser de forma invariable un buen reflejo de “la realidad” y, sin embargo, cada vez que aparece una en una película, el peligro de que una fotografía sea enarbolada tal cual como “la realidad” está siempre ahí.

Sin meternos en muchas honduras, el tema de la fotografía vs la realidad saldrá un poco en unos cuantos de los ejemplos del “Ombres Mestres” que presentaremos en próximo martes 28, dedicado a “Fotos y álbumes de fotos” que aparecen por las películas de los grandes directores de cine.
No siempre una fotografía ha de ser simplemente (o no tan simplemente) evocadora del pasado, aunque en este apartado es verdad que hemos recopilado los ejemplos más emocionantes.

Si alguien estuviera interesado en el tema y quisiera y pudiese venir, en este enlace encontraría todos los datos prácticos para el acceso.

viernes, 24 de febrero de 2017

La Filmoteca en 1973



Preparando unas cosas, en las revistas que editaban para documentar sus proyecciones (que, aunque no originales, pues sólo incluían textos extraídos de libros o revistas de la época, eran muy prácticas), he dado con un listado de las películas presentadas en la semana/quincena correspondiente en la "Filmoteca Nacional Española": No está nada mal el trabajo de transmisión de conocimiento de base cinematográfica que efectuaba la institución en el periodo final franquista...
He ido a confirmarlo: en ese momento la dirigía Florentino Soria, y su antiguo director, Carlos Fernández Cuenca, había pasado a ser su presidente.
Puede servir de pequeño juego/concurso, a ver quién da con las Cinco películas. Una, muy clara, las otras, menos evidentes...



jueves, 23 de febrero de 2017

Ombres Mestres: Fotos y álbums de fotos

En 1983 Ingmar Bergman nota que ya va teniendo sus buenos años. Un día coge los álbumes de fotografías familiares que acumuló a la muerte de su padre, y se pone a mirarlos. Decide hacer con ellos un cortometraje, "El rostro de Karin" (1984), únicamente enlazando, presentándolas cronológicamente, las fotografías que encuentra de su madre, desde la que le sacaron siendo una cría hasta la que se hizo para un pasaporte, un par de meses antes de su muerte. En el momento de ver el cortometraje algún crítico de cine cometió la estupidez de despreciarlo precisamente por su sencillez, por "no aportar nada". Simplemente encadenando su mirada retenida a través del tiempo nos está ofreciendo, sin embargo, un documento impresionante, que nos lleva a entender toda una vida.

Es ese, desde luego, un caso excepcional, en el que sólo mostrando -con la intensidad con la que lo hace Bergman, eso sí- un álbum de fotos, y nada más, tenemos toda una película. Pero hay no obstante muchas películas más, de muy diferente tipo, en las que en algún momento de su metraje aparece una fotografía, o un álbum de fotos, y viendo a la una o al otro, tenemos la sensación de que algo importante, gracias a ellos, nos ha dicho el film en ese momento.

Para el "Ombres Mestres" del próximo martes, 28 de febrero, hemos recopilado unos cuantos de estos momentos, los hemos clasificado un poco y nos disponemos a comentar qué significado nos pueden ofrecer, que tanto ayudan a lo que la película quería narrar, o expresar.

Estaríamos muy contentos si alguien se sintiera atraído por la ya de por sí atractiva llamada de esas fotos y nos acompañara en la experiencia. Si es así, en este enlace figuran todos los datos logísticos necesarios.

lunes, 20 de febrero de 2017

La Filmoteca: cinco años en el Raval

De izquierda a derecha, el Maestro Joan Pineda, Robert Guédiguian, El conseller Santi Vila, Carlos Saura, Esteve Riambau y (¿? Alguien me ayudará a completar el pie de foto...)
La aglomeración de los días sonados.
Recibiendo a los espectadores, en la sala, el quinteto del Conservatori de Música del Liceu.
No me sé estar por las fiestas, de no ser de ir con alguien de confianza con quien comentar la jugada y poder intercambiar comentarios ácidos a gusto. Pero ha de decirse que la del aniversario de la Filmoteca en el Raval ha estado muy bien organizada.
Ha sido en la sala Chomón -la grande- y luego ha continuado -con dispendio de bebida- en la plaza interior del edificio, por lo que nada que objetar.
Antes de entrar, ambiente de día grande, con acumulación de gente, y de tanto en cuando algún rostro de los que van quedando por aquí de esos de toda la vida de relación con el cine, y de alguna visita sonada, como la de Carlos Saura o Robert Guédiguian, que mañana serán protagonistas.
Alex Gorina y Jaume Figueras, en presentación "informal".
Mariona Bruzzo, hablando de las magníficas recuperaciones del departamento que dirige.
Octavi Martí dando paso a los sorprendentes noticiarios de 1937-43.
En la sala, ambientada inicialmente por un quinteto del Conservatorio de Música del Liceu, un poco de todo: A lo largo del acto presentación informal, "mediática", de Alex Gorina y un divertido Jaume Figueras (aunque lo más divertido ha sido producto del fallo -aún no sé si involuntario- del primero, al presentar al conseller de Cultura, Santi Vila, que ha hecho también su speach). Y más tarde los tres máximos representantes de la Filmoteca presentando el discurso oficial y una serie de proyecciones.
Primero Esteve Riambau, que tras los agradecimientos y el repaso somero de estos cinco años ha leído en público su carta a los reyes, que he visto centrada en petición de recursos para preservar lo que se tiene, porque "es inútil favorecer nuevas realizaciones si luego no hay recursos para mantenerlas y exhibirlas" -aprox-.
Luego Mariona Bruzzo, para presentar, con el acompañamiento de Joan Pineda al piano, una selección de piezas de cine mudo restauradas por la Filmoteca, alguna de ellas de visión auténticamente placentera. Personalmente me han entusiasmado una "Vista de Londres" de los Lumière, de 1896, con sus autobuses -de carga animal- de dos pisos y todo; "Tocas y tocados" de la Pathé de 1924; un espectacular documento de la muy despoblada falda de Collcerola y pase de obreros, todos con alpargatas y gorras, en la inauguración de la sala de Manufacturas de películas Cabot; o unas escenas documentales con un color precioso de gente por las calles -delante de espectaculares puertas de madera- de Tombouctú... Vamos: que tenemos maravillas inéditas por ver y rever durante tiempo.
Esteve Riambau ha vuelto a coger el micrófono para presentar una pieza encontrada en la Cinemateca Francesa, coincidiendo con sus investigaciones sobre Laya Films, que dijo el otro día que están próximas a ver la luz. La pieza en cuestión es nada menos que una de Ramón Biadiu, gemela a la que conocemos que hizo sobre "Els tapers de la costa". Se trata de la versión francesa de "Ollaires de Breda", realizada también en 1937, y sigue todo el proceso de fabricación de las cazuelas y ollas de barro de la población de la falda del Montseny, desde la extracción de la arcilla hasta la exhibición en las tiendas del pueblo, pasando por el trabajo en el torno. Mira por dónde, a partir de ahora del cine documental catalán pasará a ser visible un nuevo documental que, por mérito propio, se sitúa sin duda entre los de más valor de la década de los treinta.
He hecho plantarse a Óscar Fernández Orengo delante de la foto que hizo a Gonzalo García Pelayo.
En subiendo la escalera. Ahora, con las impresionantes fotos, la subida se hará más llevadera, aunque pueden producirse atascos...
La foto de Paco Poch con Marín Karmitz.
Víctor Érice con su dedicatoria, quizás un pelo demasiado solemne...
Óscar Fernández Orengo delante de su foto de Pedro Costa.
Eugene Green, felicísimo de estar en la Filmoteca.
Por su parte, Octavi Martí ha sido el que ha presentado una selección preparada por Ferran Aymerich de noticiarios de circulación a-legal, entre 1935 y 1942, previa a la prohibición dictada para la expansión del No-DO. Ahí ya me he acabado de derretir, porque la muestra, escogida entre 100 rollos que suponen, según O. Martí, más de veinte horas de proyección, presenta imágenes impagables. Enumero unas cuantas: Franco sentado como una soltera de fiesta mayor de pueblo esperando a que la saquen a bailar, pero presenciando en realidad una demostración de las armas antiaéreas compradas por la República, sobre el año 1935. Un marajá en traje ceremonial, del que el locutor (el que narraba las películas de Jaimito: ahora no sé si Arribas Castro), nada políticamente correcto, dice que le hace parecer un requesón. Impresionantes imágenes aéreas de la siderurgia de Sagunto y el puerto de la ciudad de Valencia, destrozados por los bombardeos de la legión italiana, seguidas de imágenes también aéreas sobre El centro de Valencia, con la gente que "empieza a congregarse en sus calles para recibir a las tropas nacionales". El cambio de nombre del "Congreso de los Diputados", denigrado por el narrador. El encuentro del Duce con el Furher en la frontera italiana en 1940, tras la llegada de ambos en sus trenes respectivos. La llegada de elementos de culto (casullas, principalmente) donados en 1940 por la iglesia alemana a la pauperada iglesia española. Venecia se prepara para posibles ataques aéreos, protegiendo la fachada del Duomo. Imágenes espeluznantes de raids aéreos alemanes, desde los propios aviones, sobre el suelo de Gran Bretaña, también en 1940. La visita de Serraño Suñer a Hitler. La marcha en tren, el 13/7/1941, de los miembros de la División Azul. La puesta en marcha de trolebuses en Barcelona y otras ciudades. En casi todas, masiva la presencia de militares, brazos en alto, gente de iglesia... Esas cosas. La sesión ha acabado con escenas de la recuperación por parte de Berriatúa del color del "Érase una vez", el proyecto de film de animación que Alexandre Cirici Pellicer y José Escobar emprendieron en 1950.
Las "autoridades" subiendo la escalera.
Foto del fotógrafo para la posteridad.
Y el sarao en la plaza interior.
Rosa Vergés dando conversación a Robert Guédiguian.
Esto de la cosa social es lo que se me da peor, pero ya puestos: venía a ser, creo, como un gazpacho.

Pero, por si fuera poco, antes del bebercio correspondiente, en la penosa escalera de salida a la superficie desde las salas la sorpresa de la inauguración de las magníficas fotografías (acompañadas de sus autógrafos) de los ilustres visitantes de las sesiones de la Filmoteca. Todas fotos cuadradas, para sacarse el sombrero, de Óscar Fernández Orengo, a las que se deberá volver con detenimiento...
JG Guerra, el cogote de Lluís Miñarro y Toledano, el de "El séptimo vicio" de Radio 3. — con JG Guerra,Eddie Saeta y Javier Tolentino.

Ya desatado, he aprovechado descaradamente la pose de Eulalia Ramón con Jaume Figueras para Óscar Fernández Orengo para, nervioso, pescarla yo también.


Jacques Tati en Ombres Mestres


Estos días voy comprobando que, en general, la gente guarda un buen recuerdo de Jacques Tati, pero hace ya algún tiempo que no ha visto ninguna de sus películas. Quizás entonces a alguno le pueda resultar agradable (y -¿por qué no?- reconfortante) asistir a la sesión de "Ombres Mestres" que le dedicaremos mañana martes 21 por la tarde.

Al pensar en Tati nos viene a la mente su personaje, Monsieur Hulot. Y a él, claro, dedicaremos nuestra atención, observando que es un árbol que tiene sus raíces en sus actuaciones en el Music Hall y en el cartero de "L'ecole des facteurs" o "Jour de Fête", extendiéndose más tarde por casi toda su obra: sólido tronco básico en "Les vacances de Monsieur Hulot", ramas dispersas en "Playtime", en la que hasta aparecen varios posibles Hulot y, si no desaparece, casi se diluye.

Pero Tati no es en absoluto únicamente su personaje, ni mucho menos. Tienen que recorrerse sus películas tanto por sus encuadres (llenos de una vida semioculta que a veces cuesta encontrar, como las monjas de la imagen, en las que aún no he reparado pese a las varias visiones de su espectacular "Playtime") como por la utilización de un sonido a veces más importante que la imagen a la que sirve. Y yo creo que en la sesión se podrá confirmar lo elaborado y efectivo de sus numerosos gags, de todo orden.
Si alguien se anima, en este enlace todos los datos prácticos necesarios:

viernes, 17 de febrero de 2017

Jackie


Larga cola para entrar a la segunda sesión del Boliche. Creía que todos se dirigirían a ver “Jackie”, al ser una película, en principio, para público masivo, pero se han repartido por las otras salas, y la grande en la que la pasaban presentaba baja entrada. Porcentaje alto de señoras de cierta edad, de esas del barrio que se reúnen para ir al cine y que, por cierto, veo que se han acostumbrado a los subtítulos, salvo las dos de detrás, que han empezado a hablar entre sí alteradas y se han ido con estrépito justo al verlos aparecer. Vencido este percance, poca cosa reseñable: un autoritario espectador se ha encargado de frenar de cuajo los numerosos cotilleos o finales de conversación del principio (¡Shhh, Shhh!) y todo, salvo un conato de ronquido, ha ido como la seda.
Tenía curiosidad por saber cómo iba a abordar Pablo Larraín el tema. Inicialmente ha sorprendido con un fortísimo contraste entre la Jacqueline Kennedy tímida, inexperta, del falso reportaje en que enseña la Casa Blanca en un programa de TV y su entereza y derroche de carácter, pasado el tiempo, fumando en la entrevista del porche en la elegante mansión de Massachusetts. Luego, haciendo entrar en esos planos obsesivos en que la cámara sigue a una mujer deambulando desorientada tras el asesinato de su marido.
Es curioso, y quizás eso se le reproche a la película, cómo finalmente reduce todo a lo más mínimo, que es, curiosamente, lo que ha quedado, lo más visto una y otra vez, lo recordado a lo largo del tiempo, por el poder de los medios: ese traje chaqueta rosa, un gesto inocente de un niño, un rostro tapado por un velo negro.
Un señor de por atrás ha exclamado hacia la mitad del film en voz baja (pero como era bastante mayor no controlaba bien el volumen, y se le ha oído mucho) a su pareja: “Aquesta pel·lícula és una merda!”. Y mis acompañantes han salido protestando por lo aburrido de la función, por mucho que les he señalado que hasta se reproducía en ella un agradable –y no era superfluo- “Camelot”. Yo no estoy de acuerdo ni con uno ni con las otras.
Hay también dos o tres frases que en una película de este tema serían de esas lapidarias, de orgullo patrio y cosas peores, pero están colocadas, si se mira bien, muy adecuadamente. Una aseveración ha quedado mejorada con el transcurrir del tiempo y los recientes acontecimientos: Cuando Jackie ha soltado ese “Vendrán otros Presidentes de Estados Unidos que lo harán muy bien” nadie nos ha acompañado en la carcajada.

El mundo según Tatischeff

Si se inscribe el nombre de Dimitri Tatischeff en la casilla para búsquedas de Google, aparece reseñado un embajador ruso en la corte española de principios del siglo XIX, al que un libro que lleva por título "Breve historia de los Borbones españoles" le adjudica el calificativo de "intrigante", y le hace protagonista de la venta de una buena cantidad de barcos al gobierno español que nunca llegaron a navegar.
Por el nombre, y a falta de los correspondientes análisis (otra web, pero de pago, dice facilitar todo el árbol genealógico de este buen hombre), bien podría ser el abuelo de Dimitri Tatischeff, general ruso adjunto a la embajada en París y abuelo de Jacques Tatischeff, un crío muy bien relacionado con la nobleza rusa exiliada en Francia por motivo de la revolución desatada en su país.
Todo esto sólo nos debería interesar si queremos saber algo sobre la atalaya desde la que podía divisar el mundo de los nuevos ricos en alguna de sus películas Jacques Tati, a la sazón nombre artístico posterior de ese último Tatischeff. Quizás aparezca mencionado, pues, el próximo martes, al ver y analizar alguna secuencia del "Ombres Mestres" con el que intentaremos captar la evolución de su personaje en sus películas, la eterna confrontación que se da en ellas entre un mundo antiguo, desapareciendo aceleradamente, y otro nuevo que, mirado con una buena lente, tanto nos explica sorprendentes paradojas como nos hace advertir jocosos comportamientos.
Pero en lo que intentaremos fijar más nuestra atención es en los mecanismos cinematográficos -sonoros y visuales- que ponía en marcha Tati. Unos mecanismos que, al menos para quien esto escribe, lo colocan en lo que Andrés Sarris llamaba "el Olimpo de los directores", con elementos muy similares a los en ocasiones empleados por un Robert Bresson, luego seguidos por gente también de mi admiración como Otar Iosseliani. Y también está planificado, claro está, disfrutar de unos cuantos de sus gags.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Marnie la ladrona

Plano corto del cabello negro de una mujer, introducido en el agua de un lavabo. El tinte negro se disuelve en el agua de la misma forma que, entendemos, se disuelve hasta desaparecer la identidad de la mujer que decidió llevar a cabo esa operación.
Corte y el rostro que se yergue con fuerza, satisfecho, del lavado, es ahora el de una rubia Tippi Hedren. Poco después Sean Connery la recibe en su despacho, y viendo una vitrina, le explica que él amaestró a una terrible fiera sudamericana, de la que sólo se conserva ahí la terrible imagen de su cabeza.
Es "Marnie, la ladrona" (Marnie, 1964) quizás la película más llena de subrayados de Hitchcock. Pero qué placer dar con unos cuantos de ellos nada más empezar a ver la película.

lunes, 13 de febrero de 2017

L'armée des ombres


Este fin de semana pasado Marcos Ordóñez colgaba por Facebook una fotografía de un garaje del final de un pasaje barcelonés, porque le recordaba el ambiente de las películas de Jean-Pierre Melville, y anoche en TV5Monde pasaban no una de sus películas de cine negro, sino "L'armée des ombres" (1969). Quizás fuera para añadir al ambiente de los cafés, de los anchos coches de chapa negra, de los populares actores franceses haciendo papeles de hombres fuertes, el tan notorio de la ocupación alemana durante la guerra mundial, y las actividades de la resistencia.

Aunque deja que la tensión suba tomándose su tiempo, dejando observar todos los pasos sobre los adoquines, sin saltarse ninguno, de un personaje en peligro, la película presenta también una cierta dosis de modernidad, servida por unos saltos continuos de tiempo y espacio, y por estar en ella todo narrado desde el mundo interior de los personajes. No así, en cambio, por la voz en off, demasiado explicativa, de cada uno de ellos, que aún así tiene la peculiaridad de ir cambiando, según el personaje de que se trate. Es así que se aprecia que la resistencia, lejos de ser algo de una persona destacada (aquí el caso del personaje de Lino Ventura, con su jefe, servido por Paul Meurisse) era cosa de gente variopinta, que formaban realmente una armada oculta, que al final nos confirmarán que pasó a pertenecer por completo al reino de las sombras.



La música al cinema

Por casa me denigran continuamente explicando que tengo oreja en vez de oído musical. Eso puede influir. Por otro lado, aunque si alguien me presionase llegaría a confesar que de tanto en tanto salgo tocado emocionalmente por alguna música colocada alevosamente como banda sonora, debo decir que nunca se me habría ocurrido hablar precisamente de la música como uno de los posibles elementos del lenguaje cinematográfico. Soy teóricamente de los puristas que dicen aceptar únicamente, sin arrugar el rostro, la música diegética en una escena, aunque luego en realidad me trague placenteramente otras cosas.

De ahí mi batalla numantina, sostenida durante años, cuando discutiendo sobre qué temas escoger para el seminario "Ombres Mestres", Pau Pérez presentaba esa como una de sus bazas año tras año. Al final, en esta ocasión, como uno en una situación de éstas debe ceder para ganar otras cosas, arrojé la toalla, y le dije que bueno, que adelante con la música, aunque entonces poco podía yo ayudar. Y así, mañana martes, el tema del lenguaje cinematográfico de este ciclo de "Ombres Mestres" es nada menos que el inabarcable por extenso "La música al cinema".
Como siempre se hablará de unas cuantas escenas que, una vez vistas, reconoceré que tienen su qué, y que puede decirse que, lejos de un imposible "Están todas las que son", yo creo poder decir que sí que son -aunque muchas no creo que salgan en las antologías de la materia- todas las que están.

Por si alguien tiene curiosidad y quiere probar qué tal (aunque tenga el mismo oído musical que yo después creo que dirá también que sí, que bien), en el enlace siguiente constan los mecanismos para reservar plaza y todas las informaciones necesarias asociadas.

domingo, 12 de febrero de 2017

Salut les cubains!


Estamos preparando una sesión dedicada al uso de fotos y álbumes de fotos en el cine, y el "Salut les cubains!" (1963) de Agnes Varda, que hoy pasaba en una selección de cortometrajes de europeos hechos en Cuba, habría, desde luego, podido caber la mar de bien en la selección.
No son las fotografías que aparecen en él de esas mostradas para asentar el origen, explicar cómo se ha llegado a la situación actual. Por el contrario son cientos de fotografías del momento (del momento en que Agnes Varda fue a ver esa Cuba tan prometedora, que se había desembarazado de lo que se había desembarazado), que enlaza ella con su estilo personal de una forma tan dinámica que hasta hace bailar a Beny Moré, o cubrir la zafra completa de un buen cañaveral.

viernes, 10 de febrero de 2017

Un enfant de toi


Ciertas cosas siguen igual: Historias de parejas –no siempre compuestas de la misma forma- que discuten sus por momentos difíciles relaciones, que muestran sus profundos celos, atracciones y dejaciones; gente y sobre todo chicas jóvenes, que se mueven mostrando su singularidad; críos muy pequeños que no se acoquinan ante las cámaras; diálogos que llenan la banda sonora, en ocasiones haciéndosete de difícil comprensión, por lo rebuscados e indirectos, y de difícil deducción si van por la senda de la broma e ironía o de la inmediata desesperación.
Otras han cambiado irremisiblemente. Ya no se filma a sí mismo ni a sus mujeres, sino a la generación de su hija, Lou Doillon, aquí ella misma la protagonista absoluta, recordando mucho, eso sí, a su madre, Jane Birkin. Sigue encuadrando bien sus planos, pero no es la perfección de sus primeras películas, que gozaban de trávellings y cámaras bien asentadas. El soporte de celuloide pasó a mejor vida, y el digital, junto a la cámara en mano, hace sacar la conclusión de que nos hallamos ante una producción modesta en medios, mucho más directa, no tan planificada como las de entonces, aunque eso sea únicamente apariencia.
Hoy he visto –la pasaron ayer por TV5Monde- “Un enfant de toi” (Jacques Doillon, 2012). Larguísima (136 minutos), presentada en cuatro capítulos que narran las dudas de Lou (Aya en la ficción) entre el padre de su hija y su amante actual. Dispersa y difícil inicialmente, va envolviéndote a medida que vas entrando en su dinámico, muy movido juego. Y, al menos para mí, siempre es un placer dar de nuevo con viejos conocidos.