viernes, 27 de agosto de 2021

Level five



He estado a punto de salirme de la sesión de la Filmoteca con “Level five” (1997), que contiene lo que para mí representa lo peor y lo mejor de Chris Marker.
Todo lo que en su momento pudo parecer avance tecnológico en el campo cibernético, del que se abusa en banda sonora e imagen, resulta hoy ridículo además de muy cansino.
Estaba pensando si irme cuando un sopor irresistible, quizás aprovechando alguna parrafada de esa Laura que teóricamente investiga archivos para un videojuego sobre Okinawa, me ha neutralizado. Hasta el momento en que aparecían en la pantalla unas imágenes y se oía una reflexión que recuerdo haber visto y oído previamente, no se dónde. Hay ahí una de esas píldoras con reflexiones de Chris Marker, esas sí, a retener.
Se narraba uno de los episodios más atroces de la II Guerra Mundial. En Okinawa, última de las islas bastión japonesas, murieron 150.000 personas, un tercio de la población de la isla, muchos inducidos a suicidios grupales, en los que un miembro de la familia mataba a los demás antes de suicidarse y no ser capturado por los norteamericanos, contra los que los habían mentalizado.
Una cámara ha registrado a una mujer lanzándose por un acantilado como el de la imagen. Pero poco antes de la decisión final, se comenta en la banda sonora, la mujer mira a la cámara. Un zoom amplía hasta el límite la cara de la mujer y, efectivamente, sus ojos miran en un preciso instante, desde la distancia, al cameraman.
-¿Sé habría realmente matado si no hubiera visto la cámara registrando? ¿No habrá pensado en el deshonor de ver sus dudas o incluso su decisión de no matarse y habrá sido eso lo que la impulsa al salto final? Al margen de la terrible historia que revela, una reflexión sobre el enorme poder que puede suponer la cámara, rodar algo.
En las imágenes, una foto del general Ushijima, al mando japonés, que acabó cometiendo un suicidio ritual, un seppuku, y el coronel Yahara, quien dejó escritos todos los detalles del penoso final de la isla, de toda esa resistencia absolutamente inútil, sin esperanza de victoria alguna.



 

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