domingo, 31 de enero de 2016

Carteles Punto de Vista







He visto en secuencia, uno tras otro, los carteles del Festival de cine “Punto de Vista” (de Pamplona, de documentales), en la entrevista que Histoire(s) du cinéma Audiovisuals hace a su director, Oskar Alegria. Me han parecido impecables, y he decidido colgarlos por aquí. Cuando hay algo que se hace bien, cuidado en todos sus detalles, no está de más aplaudirlo y airearlo…


 

viernes, 29 de enero de 2016

Itziar González y Albert Recio hablan de los mecanismos del poder


Seguramente lo explicaré mal, tergiversando alguno de los argumentos de los dos ponentes, pero diría que se han podido ver esbozados dos modelos de defensa contra los mecanismos del poder. Uno correspondería a la visión de Albert Recio, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro muy activo del movimiento vecinal. Otro a Itziar González, arquitecta, especializada en mediación en conflictos y actualmente impulsora del Parlament Ciudadà.
Era el acto que cerraba "un año bajo el signo de la pasión", una serie de propuestas de todo tipo organizadas por el grupo Projecte Pasolini Barcelona, y que esperemos que abra a su vez otro ciclo de actividades de otro tipo, más centrado en reflexiones sobre la situación política, social, artística actual y las áreas de intervención existentes.
Josep Torrell ha presentado inicialmente el corto "Un poder sense límits", del que es coautor, y que ya se presentó en un acto previo en el mismo Istituto Italiano di Cultura. Se trata de un corto de montaje que evidencia los abusos a los que puede llegar -contra los propios cuerpos de las personas- un poder sin el necesario control democrático.
Albert Recio ha partido de ahí, situando los casos del cortometraje como extremos, pero declarándolos, a otra escala, presentes en todos nuestros ambientes. Se ha detenido en pintar cuáles eran, en su opinión, las estrategias del poder, empezando por una primera, muy extendida, que es dejar claro al que sufre el poder que no tiene escapatoria, que no hay alternativa posible, y que debe pasar por el aro. Luego se ha centrado -es su especialidad académica- en el mundo de la empresa, señalando que en los manuales de economía nunca se habla de su estructura de poder, profundamente jerarquizada y nada democrática. De paso, ha indicado otra obviedad, pero que no está nunca de más recordar: que todo lo que se explica en las facultades de economía es pura ideología. Y ha explicado el modelo que los teóricos neoliberales tienen previsto para el mundo universitario, pero también extensible a los hospitales y otras muchas instituciones. Buscan una Universidad (Hospitales, etc) formada (formados) por cuatro rutilantes estrellas de rock y toda otra serie de subalternos pululando por la más absoluta precariedad. Contra eso no hay más acción posible que intentar vencer el aislamiento al que quiere someter a los individuos el poder, buscar la asociación, la unión de la resistencia. Ha acabado con un lamento. El fracaso estrepitoso de la experiencia soviética ha dejado a la izquierda totalmente desarbolada. Está claro -ha dicho- que la izquierda va y debe ir contra el mundo capitalista, pero ¿a favor de qué?
Itziar González Virós, por su parte, siguiendo una línea muy suya, se ha detenido en la etimología de la palabra poder. Parece que viene de "poti", algo así como el señor de la casa, que era quien establecía las reglas para vivir en ella. Poco después ha explicado su miedo al ver que el ejercicio del voto es sólo para delegar las decisiones en alguien de un partido político, afirmando que estaría muy bien emular a no sé qué tribu, que elije a un jefe cuya obligación es, una vez elegido, no hacer nada. Y ahí se centra su planteamiento: no se debería delegar el poder, sino difuminarlo, implicar a todo el mundo a pensar por sí mismos, a politizarse. La tarea principal sería para ella abrir espacios de discusión, evitar ese mecanismo del poder, controlando los medios de comunicación, que conduce a un discurso único, banalizado.
En el coloquio han vuelto a aparecer dos miedos: Albert Recio ve, dentro de todo, posibilidades en el ámbito del sistema político actual, que no se dan en el mundo de la empresa, donde reside el auténtico poder, el económico. Itziar González sitúa el verdadero problema en la falta de cultura política, que es lo que conduce a la gente a estar al servicio del poder económico.
Albert Recio ha hecho notar la paradoja de un poder económico que requiere la máxima flexibilidad de los trabajadores, mientras que los mismos grandes empresarios claman por la estabilidad política para su existencia y buen funcionamiento.
Itziar González ha dejado claro que para ella no se trata de discutir de si debe haber una vieja o nueva política, sino de llegar a otra. La clave siempre: redescubrir al otro.


 

miércoles, 27 de enero de 2016

Informe General II. El nuevo rapto de Europa

Pere Portabella, tras la proyección del pase de prensa de ayer, en el Verdi.
 Sabiendo que, como la de la época de la transición, se trata de una película sobre el estado de la cuestión política española del momento, era relativamente fácil prever qué grandes temas trataría el nuevo "Informe General" de Pere Portabella. La eclosión de la política entre la gente -harta del sistema actual-, nuevos grupos políticos surgidos de la indignación, la corrupción de los partidos tradicionales,... Sólo sorprende -muy agradablemente- dando también voz sobre la situación actual a los científicos.
En el pasillo/vestíbulo del cine, durante una entrevista.
Pero lo importante, además de los temas escogidos, es cómo presenta todo ello, de qué forma está hecha la película. Y es ahí donde, sobre todo en su primera media hora, he disfrutado de lo lindo, viendo que el nuevo Informe General es merecedor de un análisis detallado plano a plano, siempre tan productivo como lo era el que se podía hacer con su documental de hace 40 años y, en general, sobre toda la obra de su autor, que en los 70 nos conducía a entender que se podía hacer un cine político a partir de una puesta en escena ella misma política... y plenamente cinematográfica.
Marina Garcés e Itziar González, tomando un té en una cafetería, frente al Museo Reina Sofía.
Recuerdo pocas cosas del documental de los 70, "Informe general sobre unas cuestiones de interés para una proyección pública". Una de ellas que entrevistaba, con gran ojo, a los que iban a ser extra-parlamentarios en un terrado, a la intemperie. Otra, imborrable, era la aproximación inicial de la cámara, con la obsesiva música de Carles Santos de banda sonora, hasta el Valle de los Caídos, donde hacía poco que habían sepultado a Franco bajo una pesadísima losa. Quería ver cómo enlazaba las dos películas, y nada más arrancar esta última he encontrado la respuesta. En vez de la música de Santos, se oyen los ensayos de una orquesta previos a un concierto. Poco después, en el fondo del plano, en un edificio de enfrente del Reina Sofía (porque como hombre de cine comprometido con el arte, inicia su película con reflexiones políticas desde el mundo del arte, de la misma forma que aparecen siempre referencias a los elementos cinematográficos que están dando lugar al documental) se ven corretear a unas personas sobre una azotea...
La película está trufada de detalles constitutivos que te hacen elevarte dos o tres centímetros de la butaca, de satisfacción, cuando los pescas, porque nada es gratuito, todo está escogido por su significado: Las primeras imágenes son de Barcelona, con edificios en construcción, a medio hacer. Hay un corte y vamos a Madrid, donde todo lo que se ve está totalmente consolidado. Más adelante, un par de personajes -creo que Borja-Villel y Antonio Negri, pero quizás eran otros- hablan mientras recorren las lindes del edificio nuevo del Sofidú (la confrontación entre la Institución y su exterior está siempre presente; ellos están en el filo), donde tiene lugar un encuentro internacional de pensadores. En un momento dado, si te fijas bien, pasan delante de una puerta donde, medio escondidas, se están entablando otras discusiones marginales: en la puerta, una hoja de papel pegada con una cinta adhesiva enseña un "Commons" escrito a mano. Itziar González y Marina Garcés aparecen hablando en catalán en la plaza delantera del Museo Reina Sofía: cae la lluvia sobre ellas. Pasado el tiempo, cuando se habla de la corrupción se reproducen imágenes de vehículos de limpieza, enseñando cómo hacen su trabajo.
Un plano cenital del Consejo Ciudadano de Podemos
Tras el pase de prensa del documental ayer en el cine Verdi, para que hablara un poco de todos estos encajes sobre lo que se está diciendo en el film, de cómo se dice y dónde se dice, le pregunté a Portabella por qué había situado a los científicos del CSIC en ese entorno tan hostil en que aparecen. No hacían falta muchas explicaciones: le ofrecieron grabarlos en la cantina, lo que le sonó bien. Los situó, pues, de forma irregular, en una sala con dos de sus paredes forradas de máquinas dispensadoras de productos de multinacionales, y otra pared repleta de recipientes de acumulación para el reciclaje.
A la salida del cine, un cartel de la película, cuyo nombre completo es "Informe General II. El nuevo rapto de Europa", tenía una pegatina anunciando su fecha de estreno: 5 de febrero. Vale la pena pasarse por el Verdi a verla, abriendo los ojos, y siguiendo su relato por sus múltiples lenguajes.

martes, 26 de enero de 2016

Música visual

Aurora Gasull, micrófono en mano, en la presentación.

La pieza que hizo primero, creo que ha dicho que hace once años.
Imagen de su pieza "Espera". La foto, también esquinada, es de Maite García.

Esta tarde, con un lleno hasta la bandera en La Casa de la Paraula, Aurora Gasull ha presentado una breve, pero variada muestra de sus extraordinarias animaciones en 3D, su "música visual", que le llama. Un juego de movimiento de un inicial y bonito puzzle colorido, la animación que le sugirió la eterna musiquilla de espera del teléfono del CCCB (la divertida y alegre pieza "Espera"), otra para una canción de Víctor Bocanegra, una que me gustaría tener fija en una pared de casa, dando la sensación de un campo de trigo o un bosque con sus árboles meciéndose con el viento, las de ayuda visual a las poesías recitadas por Anna Subirana con música del grup Koniec,...
Lo que más me ha gustado, la actitud de ella. Un placer oírla hablando quitándole hierro a lo que hace, sin ninguna grandilocuencia, explicando los intríngulis de su trabajo ("Como que estoy haciendo lo que me da la gana, me pongo unas reglas...").
Al acabar las proyecciones (que parte del público seguramente no habrá podido ver, debiéndoselas imaginar a partir de la música, de existir ésta), ha sido difícil enhebrar un coloquio. Nadie encontraba las palabras, a parte de la admiración, para definir y discutir su trabajo. Suerte que entre el público estaba una vecina suya, Itziar González, que sabe usar muy bien el lenguaje, y ha dado con una de las posibles claves: "Tus piezas -ha dicho- son arquitecturas. Creas espacios, que podemos habitar nosotros".


Para una canción de Víctor Bocanegra.

Bosc, meciéndose al viento.

Salvador, colocando sillas por los rincones de la librería, intentando ubicar a los asistentes.

 

domingo, 24 de enero de 2016

El poder ara


Con ese “No puede venir” en medio de la relación de ponenetes del cartel de “El poder, ara” igual alguien se cree que el acto se desconvoca, y tacha la cita de su agenda. Sería una lástima, y creo que un enorme error. Es cierto que a quien más quien menos le habría gustado conocer en directo a Xavier Doménech, ahora que se le ha visto (¡y sobre todo oído!) haciendo declaraciones, recogidas por la televisión. Pero Itziar González y Albert Recio sí que han confirmado su asistencia, y oírlos hablar de “El poder, ahora”, tras la incitación ocasionada por el corto (15 minutos) “El poder sense límits” sigue siendo un plato fuerte. Cogíendolo por el lado positivo, más posibilidades de no salir excesivamente frustados por lo escaso del tiempo disponible para oír a cada uno de ellos.
Asi pues, en vez de, por un malentendido, quitar la cita de la agenda, al revés: Con el lápiz encuadrarla: Jueves 28, a las 19h, en el Istituto Italiano di Cultura de Barcelona. Entrada libre, sólo limitada por el aforo de la sala.




 

viernes, 22 de enero de 2016

Ozu y la casa japonesa



Marta Peris Eugenio, paseando nerviosa por el aula vacía, antes de empezar su defensa de tesis. En la pared, recibiendo a los asistentes, un fotograma de "Bakushu" (1951)

No había estado nunca en la defensa de una tesis ante un tribunal, y si todas son del nivel de ésta, me suscribo. Impresionaba ya sólo entrando en un aula de la Escuela de Arquitectura medio a oscuras, mientras el tribunal discutía (no deliberaba, porque eso lo iban a hacer al final, cuando me he marchado) en una habitación vecina. Sobre una pared se veía proyectado un fotograma en blanco y negro, con un perro a la orilla del mar, en una bahía, mientras la doctoranda (estoy muy satisfecho de poder utilizar la jerga de estos actos) se paseaba nerviosamente, recortando su silueta sobre la imagen.
Un fotograma de la película, durante el desayuno.
Ella era la arquitecta Marta Peris Eugenio, que ha hecho una presentación extraordinaria de su tesis, "La casa japonesa a través del cine de Yasujiro Ozu". Y la imagen proyectada en la pared correspondía a "El comienzo del verano" ("Bakushu", Yasujiro Ozu, 1951), de la que ha proyectado toda una escena, la del despertar y desayuno de la familia. Una escena extraordinaria que le ha permitido ahorrarse muchas explicaciones sobre las razones de escoger a Ozu para hablar de la casa japonesa. Como en todos sus films, pero quizás aquí de una forma más acusada, Ozu coloca su cámara a poca altura, de forma frontal, pero dejando ver diferentes planos (que llegan hasta el patio e incluso más allá de la valla del otro lado de la calle), dejando apreciar cómo los personajes van apareciendo y desapareciendo según la acción o incluso haciendo intuir cómo deben ser esos espacios en off que el cuadro y sus obstáculos no dejan ver.
La planta de la casa de la película, deducido laboriosa pero extraordinariamente por Marta Peris.
A continuación Marta ha invertido su propuesta, y ha explicado (¡y de qué forma!) el cine de Ozu a través de la casa japonesa. Luego ha presentado la planta de la casa de ese film, y los recorridos de los personajes en ella, haciendo notar la habilidad de Ozu para dejar claro el pausado del padre, el ajetreado de la madre, encargada de hacer el desayuno a todos, que van turnándose en la mesa.
La superposición de todos los planos confirman la planta, salvo unos escasos espacios marginales.
No ha acabado ahí. Ha hecho una incursión a una luminosa casa, toda trasparencias, de un arquitecto japonés contemporáneo, para el que la correspondencia entre exterior e interior es absoluta y, finalmente, y a mí lo que me ha dejado más boquiabierto, ha explicado cómo ha llegado a obtener la planta de la casa de la película, a partir de su visión plano a plano, el conocimiento de los objetivos utilizados por Ozu y visitas en Japón a casas de ese estilo que le han permitido confirmar sus hipótesis sobre las zonas -como los lavabos- ocultas.
Marta Peris, durante su presentación.
Para redondear la cosa, según testimonio de todos los miembros del tribunal, y envidia de quién esto escribe, el volumen de la presentación de la tesis es otra maravilla.
El tribunal: Cristina Jover Fontanals (admirada), José Manuel García Roig (defendiendo al cine como instrumento de enseñanza), Antonio Santos (estudioso de Ozu), Antoni de Moragas (que le ha encargado a Marta Peris una planta de la casa de Viena en "Johnny Guitar") y Jordi Ros Ballesteros (hablando de arquitectos japoneses y occidentales con concomitancias).
Sólo falta esperar lo reclamado por varios: A ver cuándo se edita...
Marta Peris y José Manuel Toral, pareja de arquitectos que forman su estudio.

jueves, 21 de enero de 2016

A la buena vecina


El nombre completo de "La Charca" es el de "La Charca Literaria". Como publicación literaria, pues, quiere dar valor a la letra escrita y, salvo en un caso muy especial, presenta textos desnudos, en los que las imágenes deben ser aportadas en su caso por el lector. Mal acostumbrado por el Facebook, en el que salvo casos excepcionales el reclamo suele venir dado por una fotografía, cuelgo aquí la de Madame Bontout ya adulta. Madame Bontout es la protagonista del segundo mini-relato de la serie "Casi lloré de emoción cuando vi esa escena en el cine" que me publican los de "La Charca Literaria".
Si das descuidadamente al clic, un consejo: Una vez dentro, clica en el logo de la publicación, un escafandrista no sé si hundiéndose o saliendo de la charca, para poder hacer una pequeña exploración de la publicación. En la parte inferior de su página de inicio consta una relación de los colaboradores que hasta el momento se han puesto a chapotear por la charca. Ir clicando y mirando un poco los artículos de cada uno, porque seguro que de al menos dos o tres de ellos querrás seguir leyendo sus futuras entradas en sus respectivas secciones. A mí me ha pasado.

viernes, 15 de enero de 2016

El gran museo


Los "travellings" casan muy bien con las películas sobre grandes museos. Alain Resnais los utilizó a mansalva en sus documentales sobre otros grandes establecimientos, como una refinería o la Biblioteca Nacional francesa. Nicolás Philibert, en su "La Ville Louvre" (1990), los utiliza en algún momento como instrumento idóneo para dar a descubrir algo abundante, con impresión de inacabable, a sus espectadores. Sólo Wisseman no hace uso de ese movimiento. Su planteamiento va por otro lado.
En "El gran museo" (Johannes Holzhausen, 2014) vuelven a aparecer los travellings en varios momentos. Uno de ellos, magnífico, muy emocionante, sigue velozmente a un empleado del Museo de Historia del Arte de Viena (del que vemos en la película todo el proceso de una profunda reinstalación), yendo en patinete. Por lo estrecho y zigzagueante del recorrido uno diría que el cámara también iba en patinete.
Los travellings de la película, y sobre todo éste, son lo que me ha parecido más destacado visualmente de un film que debe estar hecho seguramente con una cámara de esas pequeñas que ahora se estilan, cuya óptica deforma totalmente sus panorámicas. Comparada con las otras películas sobre museos citadas, yo diría que le faltan los momentos de emoción que había en éstas. Por otra parte, el director del Kunthistorisches me ha caído mal desde el principio (compadezco a los que tengan que trabajar con él). Así las cosas, no obstante, pescas alguna que otra cosa curiosa. A mí me han gustado la secuencia del control de trampas para polillas, la de una desastrosa puja en una subasta y las de un señor que suele estar siempre comiendo queso en un piso alto del museo.

Quirke




Sólo tres episodios, ambiente gris años 50 en un Dublín generalmente oscuro por ser de noche o estar lloviendo. Un protagonista mayor, hecho una piltrafa, trabajando en un hospital prestigioso, pero en su sótano, y de forense, analizando cadáveres, cuando no hundido en su alcoholismo. Una guapa chica que parece escoger siempre al chico equivocado.

No acaba ahí. También familias adineradas, en altos estratos políticos, que en algún momento, por aquello de mantener el prestigio, han dado un paso en falso.


Con estos mimbres está elaborada la serie de la BBC "Quirke" sobre las novelas de Benjamín Black con un guión de, entre otros, John Banville (que no Black...). Y con Gabriel Byrne.


La serie no es de una alegría como para salir bailando tras la visión de unos capítulos que conviene ver de uno en uno, porque te dejan alguna que otra víscera tocada, que se resiente en el periodo postoperatorio, hasta que el cuerpo te pide otro capítulo.


Su solidez te va conquistando paso a paso y, por otra parte, no están los tiempos para otras muchas cosas. Ya lo decía un dibujo de Perich de la época en que se popularizó una sonrisa de extremo a extremo con el slogan de "Sonría, por favor". Un tío cazurro, malhumorado, llevaba el monigote en su camiseta, pero le había corregido la mueca. "Ir a la moda, sí, pero de hacer el primo, nada", nos decía.

miércoles, 13 de enero de 2016

A question of attribution


Ésta es una de las escenas más hilarantes de “A question of attribution” (John Schlesinger, 1991), que se pudo ver ayer en la Filmoteca dentro del ciclo “Per amor a l’art”. James Fox, interpretando de forma extraordinaria el papel de Sir Anthony Blunt, uno de aquellos “Cinco de Cambridge”, que hicieron de espías para la URSS, le apremia a quien él cree que es su ayudante a que le pase un instrumental. La reina Isabel se lo alcanza… y pasa a entablar con él una larga conversación sobre arte, falsificaciones y falsas atribuciones de pinturas, obteniendo como resultado unos cuantos “hechos” de los que busca continuamente, que la dejan más que satisfecha.
Una película muy british, con un policía que intenta sonsacar más nombres de espías a Blunt, pero aprovecha para amueblar un poco sus pobres ideas sobre la historia del arte, una secretaria que dejaría la vida por su aristocrático, homosexual y descubierto como antiguo espía profesor de restauración

martes, 12 de enero de 2016

El poder ahora




Éste puede ser un acto magnífico de transición del Projecte Pasolini Barcelona. El último del ciclo anterior, el primero de uno nuevo. Si algo quedó bastante en el tintero fue, a mi entender, evidenciar su contenido de “proyecto”. Apenas se practicó esa tarea de señalar puntos de luz actuales no tanto en la interpretación de lo planteado por Pasolini (que eso si se hizo, y es verdad que siempre pensando que se trataba de un pensamiento precursor que podía ser hoy en día muy productivo), sino en las diferentes actividades actuales que de todo tipo puedan pensarse.
En esta sesión (el jueves 28 de enero a las 19h, en el Istituto Italiano di Cultura de Barcelona, con entrada libre sólo limitada por la capacidad de la sala) tres personas enormemente conocedoras de los entresijos políticos, económicos y sociales actuales, de esas que irías a escuchar a cualquier lado, debatirán sobre “El poder, ahora”. Lo harán sobre la base de los 15 minutos, difícilmente soportables por su dureza, de un corto que previene sobre “El poder sense límits”, y que Josep Torrell nos hizo ver en diciembre a todo volumen y con puertas y ventanas cerradas a cal y canto. Pero en esta ocasión el corto es sólo eso: una excusa para el debate.
Todos sabemos, supongo, de las aberraciones que puede cometer un poder sin límites, como el que imperaba en la República de Salò o en las farsas de juicios estalinianos que sólo buscaban hacer desaparecer pensamientos opositores. Pero algunos de los presentadores han llegado a vivir un poder de otro tipo en su propia persona, en la sociedad actual. Ya saldrá, pero si no seguro que les podremos preguntar a todos ellos al final cosas tan aparentemente inocentes como dónde está hoy en día el poder, cómo se ejerce, hasta qué punto se apoya en consignas y sentimientos expandidos machacona o subliminalmente,…
Yo no me lo perdería…
(La foto de Itziar González la he sacado de su muro. La de Xavier Domènech la sacaba en su web Europa Press. La de Albert Recio está obtenida de You-tube.)


 

viernes, 8 de enero de 2016

A lo largo de 45 años


En el primer plano aparece paseando por la campiña del noreste de Londres haciendo ir con ella a su perro, ya entrado en años. Al llegar a casa está su marido, Geoff, y uno entiende que ella, nada menos que Charlotte Rampling, es el corazón, el motor de esa casa. A lo largo de “45 años” (Andrew Haigh, 2015, ahora en el Meliès) vuelve a aparecer el perro yendo a recibirla, o acompañándola por la casa o el jardín, haciendo oír su respiración.
Toda la película está hecha desde el punto de vista de ella. Él, Tom Courtenay, está muy bien en su papel, porque aparece viejo, bastante alejado de todo, y más que lo va a estar, porque una noticia que llega por carta lo ensimisma más, al tiempo que desequilibra la posición que ella creía tener bien asegurada. Una niebla la envuelve por los Broads cuando sube a la cubierta de un barco. Y, poco a poco, definitivamente, ese motor va convirtiéndose en un centro desdibujado.

La saga. Cinéastes de notre temps


No sus preocupéis ustedes, que ya he acabado la lectura de "La Saga. Cinéastes de norte temps" (André S. Labarthe, Capricci, 2011), y ésta será la última entrada que le dedicaré.
Por lo visto leyendo sus declaraciones a lo largo del libro, Labarthe juega con la amistad a prueba de fuego de unos cuantos personajes, lo que le permite soltar unas cuantas con bala, sin que la sangre llegue al río. Uno de ellos, sin duda, es Godard, de quien en varias ocasiones deja ir que una serie de circunstancias afortunadas le dan una apariencia de profundidad que en absoluto posee. Paralelamente, su complicidad llega a divertirse con bromas crueles del estilo de la vertida por JLG con respecto a Antonioni: cuando Labarthe le discutía que fuera un buen momento para hacer un episodio sobre él, dado que era afásico, y no podía hablar, Godard le respondió que "entonces lo llamarían 'Los silencios de Antonioni' ". Para quitar hierro a la cosa, Labarthe explica que se lo contó a Antonioni y éste rió.

Otro amigo a prueba de fuego debe ser, sin duda, Jean Douchet. Era quien entrevistaba a Rohmer en el episodio dedicado a éste en 1996, y no es en este capítulo la primera vez en que se mete con su extremado peso, que le conduce a situaciones como ésta, que suelen ocultarse al menos en libros de venta pública: "Douchet, que llevaba la entrevista, siempre era filmado de espaldas, cara a Rohmer. Un día pedí al cámara que girase alrededor de la mesa y entonces hacer una panorámica de 180 grados para encuadrar al contracampo, es decir, a Jean Douchet... ¡que dormía! La secuencia está en los descartes, porque no la monté. Rohmer se dio cuenta que Douchet hacía la siesta, claro. Pero, como gran profesional, le hablaba como si éste le escuchara con una atención sostenida. Rohmer era realmente de una delicadeza sideral.

También es verdad que no debe ser amigo, y eso no le evita cargar contra, por ejemplo, de Alain Bergala, relatando la sutileza de Érice para intentar completar un episodio falto de sustancia. O de Abel Ferrara (de quien explica con pelos y señales cómo debieron atarlo en corto para que no se la jugara continuamente con sus trapicheos con las drogas). O en su día de Georges Franju, de quien deja clara su tendencia a la bebida.
Pero es este tipo de malvadas anécdotas, normalmente ausentes en un libro como éste, juntamente con algún planteamiento de puesta en escena, lo que hace interesante su lectura.

jueves, 7 de enero de 2016

Programa del Cineclub Associació d'Enginyers

Ahora que, ya pasadas les fiestas, hemos de actualizar las agendas, anuncio un par de actividades del Cineclub Associació d’Enginyers, por si te apetece alguna de ellas.
Por un lado, la segunda sesión “clásica” de cine-club, tal como nos pidió la Comissió de Jubilats i pre-jubilats. Si hace unos meses la dedicamos a “The river” (Jean Renoir, 1951), ahora lo hacemos a una magnífica comedia como “Trouble in paradise” (Ernst Lubitsch, 1932), que aquí se llamó “Un ladrón en mi alcoba”. El lunes 1 de febrero muy temprano, a las 17h, para dar tiempo a una pequeña presentación introductoria sobre Lubitsch contextualizando su film, la proyección y un coloquio (seguro que más difícil de conseguir que el de “The river”, pero lo intentaremos) y dejar la sala máximo a las 20h.

Por otro lado, el sexto ciclo del seminario “Ombres Mestres. Les lliçons dels grans del cinema”. Unas conferencias sobre lenguaje cinematográfico ilustradas con secuencias de films de los mejores directores de todos los tiempos. Serán tres sesiones, los martes 9, 16 i 23 de febrero, siempre de 18h (con puntualidad) a 20h. Una dedicada a un movimiento de cámara (el Travelling), la segunda a un determinado tipo de cine (la post Nouvelle Vague), y la tercera a un atractivo tema (Paraísos).

En los enlaces, los detalles sobre sitios en donde tendrán lugar los actos, la aportación económica solicitada a los asistentes (para intentar cubrir los gastos incurridos) y las formas de inscripción, necesaria en uno de los dos casos.
b/ Clicad en uno de los vínculos de Ombres Mestres, de los martes 9, 16 o 23 de febrero: http://www.eic.cat/qui-som/agenda/201602
En cualquier caso, nos veamos o no en las sessions, ¡Un buen año 2016! (Aunque nos lo están poniendo entre todos bien difícil…)

Joan Perucho


Alain Cavalier, cuenta André S. Labarthe en “La Saga. Cinéastes de nôtre temps” (Capricci, 2011), quedó muy satisfecho del capítulo de la serie que sobre él realizó Jean-Pierre Limousin (“Alain Cavalier, 7 chapitres, 5 jours, 2 pièces-cuisine”, 1996). Tanto es así que explicó a todo el mundo que estaba tan contento que ya no se dejaría hacer ningún documental más.
Lo explica Labarthe por lo extraordinario del caso, pero a mí me recuerda la reacción que tuvo el escritor Joan Perucho después de ver el documental que Martí Rom realizó sobre él en 1991 para el Cineclub Associació d’Enginyers. Estaba rodado básicamente en el antiguo y lleno de fantásticas sugerencias Museo de Zoología del Parque de la Ciutadella (hoy absurdamente cerrado y traspasado a uno de los más aberrantes edificios del Fórum), en sus casas de Barcelona y Albinyana (en la fotografía estamos junto a la famosa higuera de las tertulias, pero las tomas para el documental fueron hechas sobre todo en el viejo caserón, haciendo destacar algunos de sus misteriosos cuadros y objetos). Vi otro documental que con el tiempo le hicieron, pero quedó tan satisfecho con el resultado (quizás también influyera lo pesado de atender a unos días de rodaje: lo sé porque yo era el encargado de distraerlo mientras los técnicos preparaban el plano…) que inicialmente dijo que ya tenía su documental, y que no iba a dejarse hacer ninguno más. De hecho, como cuenta Martí Rom en su “Hemeroteca” on line, pasados un par de años recibió una llamada telefónica de Perucho, pletórico, explicándole que le habían propuesto desde TVE hacer un documental con todos los medios a su disposición, y que les había dado el no por respuesta: “Ya tengo hecho mi documental”, les dijo.

martes, 5 de enero de 2016

Kenji Mizoguchi, la vida de un cineasta


Me ha gustado mucho cómo empieza “Kenji Mizoguchi, la vida de un cineasta”, el documental que sobre él realizó en 1975 Kaneto Shindo, una copia en 16mm del cual perteneciente a la Fundación Japan está haciendo una gira por diversas filmotecas españolas: Se oye un diálogo entre Shindo y los responsables del hospital de Kyoto en que murió Mizoguchi en 1956. No le quieren dejar entrar para filmar, y entonces él explica las razones por las que lo cree imprescindible, conformándose con registrar únicamente el pasillo de la cuarta planta. Ese pasillo, muy evocador, totalmente vacío, aparece entonces. A continuación, por corte, sigue lo que podría ser el trozo del pasillo oculto, que acaba en una puerta abierta a un balcón, desde el que se ve mucha vegetación, y por la que entra una potente luz. Otro corte nos lleva al cementerio, un jardín que nos presentan como la continuación de esa visión verde del balcón, y en el que aparece la tumba de Mizoguchi.
Tras esta escena introductoria se suceden, siguiendo más o menos su filmografía, entrevistas con actores, productores, guionistas, pintores… que trabajaron en las películas de Mizoguchi. La rudeza de la copia de 16mm, el no conocer sus películas iniciales, que Kaneto Shindo se pasa todo el metraje soltando unos sonidos guturales de asentimiento muy molestos, y que ha habido un serio problema con el subtitulado que ha hecho parar la proyección varias veces me ha despistado, y debo confesar que cuando se ha solucionado todo me he quedado –echemos la culpa a mi resfriado- bastante traspuesto.
Cuando he vuelto en sí ya estábamos viendo las entrevistas correspondientes a sus obras maestras de los años 50 y he captado cómo Shindo va completando el retrato de un hombre terrible, un auténtico tirano, inicialmente putero y siempre proclive a ir con alguna copa de más. Que no tenía la más mínima consideración con sus actores y colaboradores, a los que mantenía totalmente aterrizados, empleando con ellos una crueldad descomunal, se detecta por el par de anécdotas en las que un simple gesto humano (posar un abrigo en los hombros de su actriz, para que no cogiera demasiado frío, dar lumbre a un cigarrillo) es recordado pasados los años como algo raro, extrañísimo, que pasó en una ocasión y nunca más.
Cuelgo una imagen de una de las entrevistas más sorprendentes. Es Kinuyo Tanaka, la actriz de “Vida de Oharu, mujer galante” y de muchas de las grandes películas del director. Y el diálogo que surge ante nosotros lo construye Shindo para desvelar lo que pudo haber de historia sentimental entre ambos: espeluznante. Ella nos viene a decir que era un hombre sin vida más allá de su cine, y que si llegó a estar en algún momento enamorado de ella, lo debió ser de la actriz de sus películas.
Las declaraciones de la época final, él ya en el hospital, enfermo, son muy emotivas. Me he apuntado la frase final de unas notas que dejó escritas: “Otra vez el frío del otoño. Quiero volver a trabajar con todos vosotros”.
Una película pesada, pero de importancia capital, a no olvidar, si se quiere conocer un poco la personalidad del director japonés. (Ya que no he encontrado el fotograma con el pasillo del hospital ni el de la tumba de Mizoguchi, cuelgo también esta foto de Godard postrado en el cementerio ante ella).