martes, 30 de mayo de 2023

Los viajes escolares


Pues que he vuelto a ver “Los viajes escolares” (1973, Canal Somos), el primer largometraje en 35mm de Jaime Chávarri, y le sigo teniendo una simpatía bárbara, pese a venir marcada por un 4,8 en Filmaffinity y por un 3 de mis “almas gemelas” en esa aplicación.
Sus títulos de crédito iniciales, a base de dibujos de libro de aventuras, nos anuncia la participación de una serie de gente querida en el film:
-Maribel Martin, como siempre prometiendo mucho más de lo que finalmente ofrecía.
-Lucía Bosé, entre su papel de “Nocturn 29” y el de Mònica Randall en “Furia española”.
-Lady Soldevilla, de régimen pero picoteando de aquí para allá.
-Guillermina Motta, con la obsesión de mostrar su sostén, tocando y cantando una canción.
-Antonio Gasset como Director Artístico.
-José Luis Alcaine como director de fotografía.
-Música de Luis Eduardo Aute
-Himno del Colegio de Vainica Doble
-Escrita y dirigida por Jaime Chávarri
Más tarde se queda en un perpetuo frustrado desvarío ya algo cansino al intentar dotar de cierta narrativadad al film, pero esa explosiva primera toma de contacto del protagonista -recién acabado su bachillerato- y su profesor de matemáticas -quien como elemento externo debería facilitar una identificación del espectador… que se hace imposible dado lo voluntariamente tontaina del personaje- con esa familia totalmente disfuncional (estamos en donde y cuando estamos, en una España que no en balde ha vivido sus buenos años de franquismo) confiere una primera media hora de lo más atractivo, con unos diálogos y situaciones que recuerdan a un cierto Rafael Azcona, pero que son un auténtico jugo exprimido de la esencia de Jaime Chávarri.





 

domingo, 28 de mayo de 2023

Amb Pere Alberó


He anat aquest més fins al Japó i he rumiat un temps en un dels seus impressionants jardins secs, però segur que no hauré arribat ni a l’alçada de les soles de les sandàlies d’en Pere Alberó en el grau de concentració al que deu arribar en el seu llarg retir estival a Oliete (Terol).

Alguna cosa de l’austeritat malgrat tot creadora d’aquests estius a Oliete segur que ajuda a comprendre el cinema i les coses que ha arribat a fer al voltant del cinema aquest cineasta que, un bon dia, abduït per la visió dels seus films, ho va deixar tot i es va presentar a Grècia davant de Theo Angelopoulos i, no sé com s´ho va fer, aquest li va fitxar com ajudant de direcció i ell es va convertir en un dels màxims coneixedors dels intríngulis de l’obra del cineasta grec.

Encara que ell ja deu estar més que avorrit d’explicar-ho, aquesta és una de les coses que no pot faltar en una entrevista amb Pere Alberó. Li preguntaré, doncs, com també intentaré que ens expliqui la seva trajectòria, la manera com es va enfrontar als films que va realitzar sobre Angelopoulos, a la seva correspondència filmada i als altres films, més corals, que ha realitzat. Però procuraré que no quedi en el tinter (és un dir) els seus interessos com a espectador i el que transpiren les seves diverses ocupacions complementaries, alguna tan lligada al cinema com la difusió del coneixement de determinats cineastes.

Tot coses que segur han d’interessar a cineclubistes… i els que vulguin afexir-se, doncs la cosa és de franc.

La cita serà el proper dimarts 30 de maig. a les 19h. Si seguiu la conversa pel Facebook de la Federació Catalana de Cineclubs, que us estarà esperant amb emoció, podreu participar posant en comentaris totes les preguntes o comentaris que vulgueu.

I és que es tracta d’una de les recents i valuoses activitats divulgatives de la Federació, mirant de subministrar continguts als membres dels cineclubs federats i de formar el necessari caliu al voltant dels interessos -centrats en els cinematogràfics- que tenen.

Fins aleshores!
 

viernes, 26 de mayo de 2023

Tótem sin tabú

Preparándose para empezar…

La gente comentaba que nunca pensaron irían tantos a la librería Alibri para asistir a la presentación de “Tótem sin tabú”, el libro del cineasta Carlos Benpar. Realmente el lleno fue impresionante. Eran casi todos, eso sí, de su generación, constituyendo buena parte de esos pocos lectores que el mismo Benpar comentó con preocupación al final que, por edad, quedarían para aún comprender lo que se explicaba en el libro.
Tres personajes llevaron la presentación. Hacía muchísimos años que no había visto a Félix Fanés y, al verlo iniciarla me llevé una enorme impresión. ¡Cómo había pasado a parecerse a su padre! Fanés justificó su presencia allí por un doble y único mérito: haberse leído sus mil trescientas veinte páginas y que, antes de dedicarse a la historia del arte fue crítico de cine, momento en el que conoció y se hizo amigo de Carlos Benpar.
Explicó lo que luego aproximadamente contemplamos: que en ese acto él iba a ser “el seny” y Valentí Gómez Olivé (cuya relación con Benpar nadie explicó) sería “la rauxa”, en un enfrentamiento entre la prosa (que se asignó) y la poesía (que con razón atribuyó a Gómez Olivé).
Fue muy concreto en su descripción de la obra, añadiendo varios piropos, diciendo que era algo diferente a todo lo que se publica, un “material refinado que se devora con placer”, un libro “bien escrito y adictivo”. Cuatro libros, en realidad, cada uno de ellos de un estilo diferenciado, como pasó a detallar a continuación:
El primero, comprendiendo un centenar de páginas, iniciado en el Kilimanjaro, estaba íntegramente dedicado al dolor por la muerte de su madre, que luego aflora, aunque con menor intensidad, por el resto del volumen. Sabido es que Benpar presenta la película que le dedicó a su madre cada 26 de febrero, aniversario del día de su muerte.
El segundo (por el que acabé haciéndome con un ejemplar) se inicia ante el portal del Clot donde los amigos se contaban “aventis”. Es un canto a la infancia y a su relación apasionada con el cine, al tiempo que un amargo lamento por la pérdida de los cines de barrio.
El tercero contiene la crónica de su carrera profesional como cineasta, empezando -otro que creo será punto de enorme interés- con su actividad como rastreador de cine, cineclubista y sus quehaceres hasta lograr presentar su primer film. Fanés señaló que comprendía tanto la novela picaresca (hacer cine por aquí lleva a ello) y la novela sentimental, pues en ella se narraba también algún que otro asunto sentimental con mujeres que -añadió- “parecía de tan perfecto totalmente inventado”.
Fue el propio Benpar el que más tarde señaló que ahí iba a dar por cerrado el volumen, y que, si había escrito un cuarto libro, fue para aclarar los detalles del penoso pleito con el Ministerio de Cultura que le apartó definitivamente de la dirección cinematográfica.
Por todo el libro resuena una fecha capital, la del 26 de febrero en el que de joven fue a ver un programa doble del cine Cataluña con su madre, quien -aclaró también más tarde Benpar- sólo iba al cine para acompañarle, durmiéndose irremediablemente, y soportaba mejor las películas de juicios. La sesión comprendía “El proceso”, pues le sonó que bajo ese nombre seguro que habría uno de ellos. No entendió nada, pero a partir de entonces se dio cuenta de la existencia del director en cada película y vio claro que eso era lo que él quería hacer.
Félix Fanés acabó su intervención haciendo notar la evidente presencia de la muerte en todo el volumen, pero lo justificó diciendo una frase que tenía preparada. Una frase que -comentó- habría querido fuera suya, pero que era de Martin Amis, el escritor británico que acaba de falllecer: “Sin muerte no hay arte”.
Fue el momento de un raccord feliz, pues Valentí Gómez Olivé, a quien le tocaba ya intervenir, completó: “Y, sin arte, nos morimos”.
No me atrevo a resumir aquí la intervención de ese gran conocedor de Roma, que dirías la preparó consultando su biblioteca de clásicos. Sólo decir que también hizo, a su manera, su interpretación del volumen, señalando que poseía el cuerpo (básicamente el cine), el alma y el viaje, y citando entre otros muchos a William Blake.
Vaticinó que se convertiría en un libro de culto, habló de su “peso polisémico”, más allá del que le confieren sus numerosísimas páginas, y se congratuló de que aparecieran en él las nueve musas, que fue identificando una a una. Y sé que habló finalmente de un epifonema, pero no sabría decir a cuál se refirió, sí a uno presente en el volumen o uno que confeccionó él ahí mismo. Podría ser…
Por su parte, Carlos Benpar cerró al acto dejando clara a quien no la conociera la enfermiza naturaleza de su obsesión por su madre. Explicó el título (el tótem son el cine y su madre y “sin tabú” porque no hay autocensura alguna), pues estaba escrito en un momento en el que ya todo le da igual. Hablé luego con un cineasta amigo que me confesó estar algo intranquilo, puesto que le había prevenido de que le nombraba en una frase y de que no le gustaría, y en la intervención volvió a decir que decía lo que pensaba y que sabía que a muchos no les haría ninguna gracia, pero a estas alturas ya no le importaba.
Pero prefiero quedarme con un par de apuntes que también hizo. Uno fue su explicación de que la imagen de la contraportada presentaba una escena de El Proceso en la que la enorme puerta del film había sido sustituida por el portal del Clot en el que se reunía con sus amigos.
Otro, muy inesperado, fue su mención a que la niña por la que se obsesionó en su infancia resulta que estaba ahí, en primera fila. Ella, emocionada, se incorporó un poco y saludó, ante la sorpresa y aprobación general. Luego una amiga me comentó que habían hecho vidas totalmente separadas desde la infancia… hasta que hace cuestión de un año se rencontraron… y se casaron. Parece que no todo le da igual.

… Y empezando.

oda la cubierta del enorme volúmen, desplegada. A la izquierda puede verse la imagen de la contra cubierta citada.

 

Ciné-bijou


Hace dos años me pasó por la cabeza que aún se podía reescribir la historia del cine, porque se había dejado olvidados a varios cineastas de interés. Fue la recuperación de los films iniciales de Guy Gilles, muy en sintonía con la Nouvelle Vague. Pero poco después ya había tachado su nombre, después de ver algunos títulos posteriores de su carrera.
Pero va esta mañana y Miguel Martin nos brinda una pieza suya que me ha parecido muy buena, “Ciné-bijou” (1965), apunte autobiográfico sobre la desaparición de los cines de barrio, con una sabia utilización de los sonidos de ambiente que proporcionaban.

A partir de ahí, rastreando en el mismo YouTube, un poco de todo. Me ha parecido interesante el reflejo del deseo de escapar en “Le partant” (1969), aunque ya apunta a los vicios que acabaron hundiendo el cine de Gilles, haciéndole perder su frescor inicial. Quizás destacar también que he visto otra minucia impresionista sobre la provincia, que te traslada al ambiente la mar de bien: los 6 minutos de “Un dimanche à Aurillac” (1967). 

https://www.youtube.com/watch?v=_71Azi2AdP8

miércoles, 24 de mayo de 2023

El cine en la línea aérea Swiss


Hice una entrada de resultas del vuelo de ida y ahora hago otra del de retorno.
De Austrian Airlines a Swiss cambia, para bien, que puedes ver la ficha de todos los films ofrecidos, y eso incluye algo para mí tan básico como es el director. Para mal, que ofrece búsqueda con el filtro de la lengua. Podría ser una buena cosa, pero no se refiere a la versión original de la película, sino al idioma al que está doblado (con una distinción, por cierto, entre “español-castellano” y “español-latino” y ninguna entre el francés del hexágono y el de Quebec, por ejemplo, y mira que es un francés correoso ese). Casi nula posibilidad de subtítulos en ningún caso.
Por lo demás, almas gemelas. Ambas censuran sus películas y, para tranquilidad de gente pudorosa, emborronan los posibles culos, tetas o partes indecorosas que pudieran haberse escapado (o buscado) en las versiones originales.
La imagen corresponde al apartado de “clásicos” de Swiss, para que se vea como manejan el calificativo por estos lares.

 

martes, 16 de mayo de 2023

Tokyo Joe


Pues se ve que H. Bogart se llegó a Tokio y no para combatir el terror amarillo. No tenía esa referencia. 

miércoles, 10 de mayo de 2023

Niños del Japón




Podrían ser los críos de Ozu en “He nacido, pero…” o los que suben una montaña en otra película, en esa ocasión de una película de Shimizu.
Pero es una fotografía de Irie Taikishi, que nos habla de niños en pandilla, sí, pero también de cometas y de un mundo rural ya casi desaparecido.

domingo, 7 de mayo de 2023

Libros vs películas



Supongamos que vas a una biblioteca, buscando un libro que leer. Se puede desde luego, escoger a partir de su título, pero, salvo en casos muy especiales, yo diría que lo más importante para la decisión es quién lo ha escrito. Y no creo que para escogerlo te presenten únicamente los dibujos de las tapas de los libros ofrecidos.
En cambio, en el mundo del cine debe haber un complejo de inferioridad notorio, que hace que la mayor parte de las ocasiones, cuando buscas una película, se “olviden” de informarte de algo que los mercaderes que te la ofrecen seguramente consideran baladí, como es quiénes la han hecho. Una foto con pretensiones y en todo caso un resumen argumental cursilón o comprometido y va que chuta.
El mal estaba hecho ya con la venta o alquiler de vídeos y DVD. Si en los carteles de cine sabías que tenías que ir a buscar en la letra pequeña de un extremo, la reducción de superficie correspondiente te los anuló directamente.
Ahora, es horroroso, y al menos a mí me pone muy nervioso, dedicarse a ver qué te ofrecen proyectarte plataformas de todo tipo (sólo Mubi y -ésta sólo en ocasiones- Filmin te informan del director, país y año). Si haces un viaje de trayecto largo, para entretener al pasaje, las compañías aéreas se ven obligadas a alquilar unas cuantas películas con las que el pasajero pueda confeccionar un menú a su gusto personal. Que Dios le coja confesado.
Porque si sólo se que se trata de que “Emma se aburre en su reciente matrimonio y cree encontrar el amor en un joven al que conoce circunstancialmente” no sé yo si habría leído nunca “Madame Bovary”.

 

sábado, 6 de mayo de 2023

Sempre tindré París


Tras pequeña reflexión, diría que las cosas que me han gustado más del “Sempre tindré París” (Àngel Quintana, L’Avenç, 2023), han sido las siguientes:
1/ Ese intento, apuntaría que muy suyo, de ir dejando escritos los diferentes cambios de “hardware”, de todo tipo, que ayudan a datar y caracterizar una u otra época. Unos cuantos ejemplos:
-“No había ninguna máquina de escribir. Las herramientas de trabajo eran unos blocs de papel, unos cuantos bolígrafos y una estilográfica” (pág. 14)
-“…estaba en una tienda de informática para aumentar la potencia del disco duro del ordenador cuando recibí una llamada en mi móvil Motorola” (pág. 17).
-“Para no perder tiempo en la cabina, convenía tener unas cuantas monedas de un franco para poder hacer una ronda de llamadas” (pág. 49).
2/ Pequeñas referencias a su biografía personal, que también colaboran un montón a describir una época y, en este caso, tocando aspectos -periodismo, política, cine- que personalmente son de mi interés porque, con un cierto salto de años, habla de experiencias muy compartidas, que me llevan a la sonrisa al recordarlas. Especialmente:
-El uso del Pariscope o “L’officiel du spectacle”.
-La historia del cine a través de Georges Sadoul.
-La mini historia del Cahiers du Cinéma, con su regreso al cine tras su farragosa incursión por la política y la semiótica incluida.
-El feliz descubrimiento de la Biblioteca y las vistas en libertad del Centro Pompidou inicial.
3/Alguna de las anteriores tocan fibras íntimas suyas de forma muy emotiva:
-Aquí habrá que nombrar principalmente la alusión al sillón de barbero (pág. 33)
4/ Cómo se ve que aprovecha sus más recientes lecturas, dando a entender el jugo que saca de ellas como asentadoras de ideas genéricas de base. La lista sería larga y tiene la honestidad de incluir un apéndice con las referencias de todo tipo utilizadas, pero básicamente:
-La Comedia Humana de Balzac.
-La escritura del yo de Annie Ernaux.
5/ La guía detallada práctica e histórica de determinaos lugares de Paris para visitantes con bolsillos ligeros, como:
-Tumbas de famosos (pàg. 27).
-Locales que tuvo a lo largo del tiempo la Cinematheque (pág. 68)
-La Pagode y sí historia (pág. 150).
6/ Reflexiones que inciden en su forma de situarse y afrontar cualquier tipo de cine:
-“Años después, cuando vi que cambiaban las formas de mirar las películas, que cambiaban los referentes culturales clásicos para acercarse a otros referentes culturales que se me escapaban por completo o cuando la cultura digital hizo que las imágenes entre sin en un proceso permanente de hibridación, como cinéfilo tuve un cierto sentimiento de orfandad. Después lo he acabado agradeciendo, quizás, porque esta orfandad me ha generado distanciamiento y me ha ayudado a vivir la increíble experiencia de convertir la crítica en una especie de inventario sobre los cambios y transformaciones del cine” (ésta de la página 73 es especialmente certera).
-“Imma siempre me decía que después de ver una película, me gusta hacer teorías” (pág. 78). ¡Vaya que sí!
7/ Reflexiones sobre lo frágil de la memoria, en el fondo uno de los leit motiv del libro.

No acabado de ver la solidez de otros intentos de llegar a lo emotivo (como esa falsa carta a Imma, que se salva por lo descarado del intento y su misma confesión de entrarla ahí a cincel… porque le apetecía hablar de ella en el libro) o alguna otra deriva de ficción (un supuesto ligue poético), diría que forzada para hablar de alguien como Hawks. Porque el libro también le sirve para definir -teorizar sobre, si se quiere- varios realizadores y películas. 

miércoles, 3 de mayo de 2023

El esqueleto de la señora Morales


Esta tarde, en la Filmoteca, Arturo de Córdoba, el celoso protagonista de “Él” (Luis Buñuel, 1953) aparecerá en otra película mexicana de la época, “El esqueleto de la señora Morales” (Rogelio A. González, 1959), comedia negra llena de huesos, curas y beatas, como corresponde.
Corresponde, pero gustará saber que cuenta con una jovencita Amparo Rivelles haciendo de la de buen ver pero difícil de catar esposa de un taquidermista, en la que todo es al revés de las apariencias. Y que se trata de un guión del también español Luis Alcoriza.




 

martes, 2 de mayo de 2023

Ángeles con espada

Foto del archivo preparado por Diego Méndez, el arquitecto que fue plegándose a los locos caprichos de Franco, creando el monstruo sobredimensionado que surgió.

Ya tenemos un documental con la historia del Valle de los Caídos. Hecho con la exhumación del cuerpo de Franco aún muy reciente si no aún pendiente mientras se preparaba, “Ángeles con espada” (Javier Rioyo, 2020; en La 2), te presenta un recorrido argumentado sobre los avatares del monumento de Cuelgamuros desde el momento de la elección de su emplazamiento, al poco tiempo de finalizada la guerra, hasta la reciente etapa de gran polémica sobre qué hacer con él.
Con declaraciones de quienes lo sufrieron en sus propias carnes, como prisioneros -ahí está Nicolás Sánchez Albornoz-, pero también alguna voz que se nota está intranquila porque se puede quedar sin su amado símbolo.
Entre esas voces y la habilidad siempre demostrada por Rioyo en encontrar y seleccionar imágenes antiguas, se acaba su visión y te dices que ya conoces bastante bien las diferentes vocaciones, constructores, fugas, visitas y demás de la bicha.

Los famosos fugados, gracias a la complicidad de las jóvenes norteamericanas.
 

The urgency of death

Reunión familiar, evaluando la situación.

Para asegurar el gusto por las periferias urbanas, “The urgency of death” (2023), la otra película de Lucía Seles que me ha llegado, empieza con unas cuantas visiones ad-hoc y, durante todo el film, seguimos lo que se ve desde un tren que debe ser del trayecto Buenos Aires-La Plata, disminuyendo la velocidad de paso cuando algún edificio es especialmente del agrado del director.
Una variada y desquiciada tropa, entre la que destaca el destartalado personaje encarnado por Seles, protagoniza la sesión, con el (aparentemente descuidado) estilo de la vista anteriormente y ambientada de tanto en tanto por el infumable podscast de una cordobesa, que se trasmite, invariablemente, a las 16 o 18h, según la pasión que le eche, y los que veo deben ser habituales comentarios de Seles vertidos en escritura spanglish sobre la pantalla.
Quizás el personaje que más me guste de la película sea el que tiene a Gonzalo Garcia Pelayo -con expresiones tan precisas y correctas a las que nos tiene acostumbrados en la vida real- como organizador de los negocios y preocupado por los avatares de todo un clan familiar de gallegos, pero en ésta ocasión de Galicia de verdad. Por ahí están las farmacias y, sobre todo, las confiterías de las hermanas Ritz.
El travelling final sigue el recorrido de Seles siguiendo la valla del cementerio de La Plata, mientras la del podcast habla de la muerte y los letreritos que van apareciendo por la pantalla registran el homenaje a su madre, justificando el título del film.
El recorrido es exhaustivo, dando pie a todo tipo de reflexiones del espectador, que va fijándose en los tipos de paramento y pavimentos, en las pintadas o en las floristerías que enmarcan las entradas del recinto. Una que me ha asaltado la convierto en pregunta: ¿por qué serán tan altas las tapias de los cementerios?

Javier García-Pelayo, en su papel de gallego hermano del patrón del clan, acude a las taquillas de la terminal de autobuses (al parecer uno de los lugares icono de Seles) para anunciar que la Confitería Ritz de ahí enfrente pasará a dar servicio las 24 horas.

Rodaje de una escena del film.

Y Seles rodeando, corriendo, el cementerio.
 

lunes, 1 de mayo de 2023

Un viaje a Lyon





Flora Tristán, la feminista respetada y citada por Marx, como tela de fondo.
Por una vez desde hace ya mucho, la plataforma Mubi ha retomado su papel: rescatar películas y cineastas de valor que apenas cuentan en nuestra pequeña memoria de la historia del cine. Hoy ha colgado “Un viaje a Lyon” (“Die reyse nach Lyon”, “Blind Spot”, 1981), de una cineasta alemana con bastante obra que también desconocía, Claudia von Alemann.
Lo primero que destaca es lo cuidado de los encuadres de la película, que sigue el recorrido por Lyon de una chica que, como dice, repitiendo el recorrido de Flora Tristán narrado en su cuaderno “El tour de Francia” (1944), quiere ver lo que vio, oír los sonidos que oyó, sentir las cosas que sintió.
Como es Lyon, los planos priorizan las calles y singulares escaleras de la ciudad, pero “la acción”, es verdad que recogida principalmente por parsimoniosos “tableaux vivants” sonoros pero no dialogados, tiene ocasión también para comprender, por ejemplo, la explicación de una vecina de mesa en su bistrot sobre cómo asumir los coincidentes hechos de la actualidad o el divertido ligue que tiene nuestra vivencial investigadora con uno que le cuenta el valor multiplicador y hasta destructivo que tiene la sincronización de percusiones.