miércoles, 30 de septiembre de 2015

Enterrar y callar


La última imagen de “Enterrar y callar” (Ana López Luna, 2014), que ha presentado su directora junto a Mercè Coll hoy en La Casa de la Paraula, es la de un contorno de España que va rellenándose de nombres, hasta cubrir toda su superficie. Habiendo leído por periódicos o visto por noticias televisivas alguna cosa sobre los casos de niños robados, podría llegar a pensarse que se trató de algo de épocas del primer franquismo, y no es verdad (la película recoge casos de hasta 1994); protagonizados por madres solteras, prostitutas y/o analfabetas (y en la sesión se ha constatado que muchas veces no era en absoluto así, apareciendo víctimas como padres o mujeres que se expresan más que correctamente) y concentrado en regiones muy atrasadas (lo que desmiente categóricamente el mapa).
El film es muy sencillo. Una cámara colocada delante de las víctimas de toda la geografía, que van desgranando qué les ocurrió, cómo llegaron a darse cuenta de que sus hijos no habían nacido muertos, sino que los había vendido una oscura trama muy extendida. Entre entrevista y entrevista, fotos de época, con canciones infantiles.
Frases sueltas de entre las entrevistas: “Si llegamos a saber que eran Vds de BanCaja, nada de esto les habría pasado” (El director del hospital de BanCaja en Valencia a unos padres a los que les habían comunicado que su hijo había muerto, pero a los que no les enseñaron su cuerpo en ningún momento). “Llegué a ver en el expediente que constaba la reserva de dos habitaciones. La habitación vecina debía ser para la mujer que iba a recibir el niño”. “Y las Monjas de la Caridad se dedicaban al blanqueo de niños” (una enfermera que, gracias a ser ese su trabajo, y conocer los protocolos, ve que han estado engañando continuamente a su madre). “Las monjas, con el hábito, lo tapaban todo” (otra víctima, ya consciente de la trama). “El cura que le daba la hostia a la mujer de Franco sigue dándosela a los demócratas” (un vasco).

La administración española no es como la alemana, y cierto desbarajuste, contradicciones y traspapeleos están por aquí a la orden del día, pero hablando de los años 70 y 80, las desapariciones de todos los archivos específicos que podrían esclarecer muchos de los casos es más que sospechosamente constante. Como resultado de ello, así como por la prescripción por el tiempo transcurrido, casi todos los casos que han acudido a juicios han sido hasta ahora archivados. Una bochornosa vergüenza, que debiera divulgarse, airearse y hacer que la indignación global llevara a reabrir los casos y juzgarlos decentemente. Pero, según comentan, siempre se llega a un punto en que se tocan partes muy sensibles de la sociedad española (catalana incluida, como ha quedado esclarecido), y de ciertas alturas no se puede pasar. Como comentaba Mercè Coll, ahora hay otros temas que interesan y preocupan más, ocupando a todos los políticos que podrían hacer esclarecer el tema.
Durante una de las primeras entrevistas he oído que la mujer que estaba detrás de mí profería unas extrañas, casi inaudibles, risas, que en seguida he apreciado que se trataban en realidad de gimoteos intentados acallar. Cuando ha acabado la proyección, la realizadora ha llamado a una de las madres, a la que le robaron sus gemelos. Era ella.
Estos actos suelen empezar con unas palabras que vienen a decir que es mejor ver la película y después ya se comentará con quien quiera hacerlo. Suele quedarse un 20% del público. Hoy –y era tarde- no se ha ido nadie. Todos estaban clavados en sus asientos, esperando que alguien les dijera que todo eso increíble que habían oído no podía ser verdad. Nunca había visto nada igual.

François Torrelles: une politique de la folie

Fernando Vicente, la moderadora del acto, Teresa Carbonell (Fundación Andreu Nin), Jacques Tosquelles y Mercè Ibarz

Pongamos que uno no sepa prácticamente nada de Francesc Tosquelles, salvo haber leído su nombre asociado al origen del legendario POUM. Pongamos que este uno tiene la manía de ir con una libretita donde apuntar las cosas que va viendo y le suponen una pequeña revelación, y que al acudir hoy a la sesión de la Filmoteca a ver "François Tosquelles: une politique de la folie" (D. Sivadon, J.C. Polak, F. Pain, 1989) deja garabateadas varias páginas de la pequeña libreta de notas. Estas cosas pasan...
Y pasan porque lo que se entiende sobre Tosquelles en la película abarca cosas de interés que van desde detalles nunca conocidos de la guerra civil hasta las experiencias precursoras de la nueva psiquiatría que al de la libretita le obsesionaban durante los años 70, pasando por unas pinceladas que retratan a la perfección a un poeta como Paul Éluard. Vayamos por partes:
Tosquelles, catalán de esa raza tan especial que es la de los nacidos en Reus, entra a trabajar en el Pere Mata con el Dr. Mira y éste le encarga en tiempo de guerra organizar el cuidado de las crisis psicóticas entre los soldados de Andalucía. Se pone a contratar a abogados, curas y prostitutas como enfermeros, convencido de que sabrán tratar mucho mejor a sus enfermos que los del oficio. Huye finalmente de Andalucía a Francia, donde es internado en un campo de concentración. Escapando de ahí va a parar a Saint-Alban, donde es contratado como enfermero auxiliar (él, que ha sido médico jefe de psiquiatría). Allí revolucionará la actividad de estos centros, creando la psicoterapia institucional.
Ya al principio del film aparece Tosquelles explicando con una ironía enorme aspectos de su vida en un francés infernal pero práctico, con un acento catalán fenomenal. Explica el caso de un médico que, después de haber estado quince días en Cataluña decía entender ya la mitad del idioma catalán: El catalán típico, aclaraba, suelta un taco cada dos palabras. Con sólo saber esos dos tacos – “Em cago en Deu!” y “Merda!”- ya entiendo la mitad del catalán. Esto, que parece una tontería, trasmite una de sus principales ideas. Lo importante es la música con que se expresan esos dos tacos, lo que hay entre ellos es secundario.

St-Alban se llegó a convertir en un centro por donde pasan todo de celebridades, refugiadas de la guerra, como el poeta Paul Éluard, de quien Tosquelles, un enamorado de la poesía, dice que hace ganchillo con las palabras. Las teorías de St-Alban, con sus propios internos desmontando parte de su asilo, organizándolo autogestionariamente, tiene su continuación en otros centros como La Borde, donde gente como Félix Guattari siguen sus ideas.
Ha sido emocionante, en la sesión, conocer a tres de los hijos de Tosquelles, que han explicado anécdotas sobre su padre, y oír frases como la que ha dejado oír el Dr. Fernando Vicente, que conoció a nuestro hombre en 1970 y lo vio continuamente hasta su muerte, en 1994:
“Los inteligentes –como Tosquelles- dejan caer cosas, por si alguien las puede aprovechar. Los ignorantes se guardan lo que saben por si lo pueden llegar a necesitar.”


Una gran sesión, la de hoy.

Lío en Broadway


Facebook también sirve para esto. Una película que los críticos han dejado a caldo, diciendo que vaya, que esperar tantos años para hacer esta tontería, pues que Bogdanovich se la podía haber ahorrado. Eso, realmente, te tira para atrás. Y entonces una amiga que tiene un criterio, y que habitualmente ves que coordina bastante con tus gustos que va y te dice que ni por asomo, que se trata de una comedia como las de antes, y que constituye un perfecto plan de cine para el verano.

Me ha costado lograrlo pugnas importantes -perdidas- en casa, pero al fin he visto hoy, en una forzada primera sesión -única- del Melies "Lío en Broadway" ("She's funny that way", Peter Bogdanovich, 2014). Y se cumple al dedillo lo que decía mi amiga por FB: una comedia estupenda para, después de comer con unos amigos, ir paseando a verla a un cine relativamente -no pueden hacerse tantos milagros- céntrico, y luego ir a tomar algo comentándola. Esas cosas que se hacían antes un domingo como algo normal.

Nos ha gustado a todos. Guión vodevilesco total, es verdad. Plagado de actores de campanillas, cada uno en un papel muy bien caracterizado en el guión. Con citas a Lubitsch, pero no sólo a Lubitsch, como muy bien se encarga de decir uno de los protagonistas de un cameo. Se agitan en la coctelera, cuidando que luego caigan en buen orden y concierto. Hasta se le añaden unas pocas escenas para sonreír un poco entre los títulos de crédito finales. Recuerda poderosamente, es también verdad, a las buenas comedias neoyorquinas de Woody Allen, y hasta diría que el restaurante de una de las escenas es uno frecuentado por él, o le quiere homenajear.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Gringo trails

Pegi Vail (de negro) presentando el film.
Es bastante deprimente "Gringo Trails", la película que sobre la lacra del turismo desbocado ha realizado la antropóloga Pegi Vail, que la ha presentado hoy en la UB, dentro de las actividades del GRECS, y eso pese a ese final aparentemente feliz de una de las historias que cierra el film.
En 1984 un joven norteamericano se pierde en la selva amazónica de Bolivia y es milagrosamente rescatado por un local. Escribe su experiencia, y los lectores del libro van acudiendo primero a verificar si la historia leída puede ser cierta. Paulatinamente la ruta se va llenando de mochileros que quieren sentir las mismas sensaciones que relató. El poblado de su rescatador se convierte en un centro de excursiones guiadas, y se reproducen pobladas salidas a través de terrenos fangosos en busca de anacondas ("Ahora mismo está quieta porque está asustada, con tanta gente", dice un guía a los estúpidos turistas aventureros a los que se la muestra) yendo cada vez más gente en busca de experiencias "auténticas".
El lago de sal. La raya negra del final es la del paso de las camionetas. Por esta zona quedan las marcas de las pisadas de los visitantes.
El siguiente caso es el de una isla en un lago de sal, llena de cactus que iba a buscar una familia del lugar para hacer una deliciosa sopa. Al poco tiempo, el llano blanco impoluto está cruzado en su mitad por una untuosa raya negra: la huella de los neumáticos de las camionetas que llevan a los turistas.
Escritoras de la guía Lonely Planet explican que sí, que saben que todo lo que hacen aparecer como experiencia "auténtica" cambiará irremisiblemente, porque se implantará toda una industria turística acabando con todo lo original.
La playa virgen de la isla tailandesa.
El caso de la chica que fue en los años 80 a Tumbuctú con su novio y que, viendo que la población no respondía a las expectativas que le había generado su nombre, contrata a unos camelleros para recorrer con ellos el desierto es divertido: Hacen un incómodo trayecto a lomos de camello, pasan noche en medio de la inmensidad, contemplan las estrellas, ven unas luces cercanas, antes de la línea del horizonte, y no les responden claramente a qué obedecen. Al día siguiente regresan a la ciudad... En cinco minutos.
Acudiendo en masa a la misma playa, años después, para la fiesta de la luna nueva.
Quizás el caso más bestia relatado es el de una remota isla tailandesa. Un mochilero va a una que cree virgen, pero al desembarcar - en el barco llegan otros quince mochileros- tanta gente ofreciéndole alojamiento le sienta fatal, y pide al del barco que le lleve a la otra isla a donde van a continuación, aunque le digan que "allí no hay nada". Efectivamente es una isla a la que no ha ido nunca un viajero, con una playa de arena blanca (foto) increíble. El paraíso. Al poco tiempo, promete llevar a una pareja amiga siempre que guarden el secreto. Pasado el tiempo vio la foto de su playa. Allí se organizaba ya regularmente la fiesta de la luna llena y en la fotografía ve que han acudido 15.000 personas. Unos años más tarde son ya 50.000. Tras la fiesta, las basuras, las botellas de las borracheras junto al fuego, en una isla totalmente construida y llena de servicios turísticos lo invaden todo.
A la mañana siguiente...

sábado, 26 de septiembre de 2015

Wreckage in May



Hace años, en la galería de Bremen, tuve un primer contacto con obras de video-arte que evocaban, con penetrantes imágenes, escenas de Alfred Hitchcock. Entrando a ver “Wreckage in May”, el primero de los tres cortometrajes de Declan Clarke que se exhiben en la Hugh Lane Gallery de Dublín (imágenes), vi una nueva prueba de la influencia del cine de Hitchcock en el arte contemporáneo.
Inicialmente pensé también que se trataba de una forma muy original demostrar parte de una colección, porque las imágenes de ese hombre con gabardina que observaba a una misteriosa mujer con vertiginoso moño que, a su vez, contemplaba hasta tres cuadros podía tratarse simplemente de un encargo para compensar, ya que no suplir, la falta de espacio de una galería –la National Gallery de Dublín- que, estando en obras, sólo puede mostrar unas pocas salas con “lo más importante” del museo.
Pasados los minutos, se aprecia que la forma hitchcockiana es sólo el medio escogido para presentar toda una visión política sobre la evolución de Europa, partiendo de la destrucción de la Comuna de París en 1871.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Irrational man


Como dice Àngel Quintana en su crítica de “Irrational Man”, el azar es uno de los temas recurrentes de Woody Allen. Aquí el azar (hecho aparecer de forma no muy verosímil, todo sea dicho) hace cambiar bruscamente el tono hacia una deriva hitchcockiana a lo “Extraños en el tren” (reforzado por esa escena en la feria) que acabará cercana a “La sombra de una duda”.
Hasta entonces, Allen ha maravillado haciendo alarde de cómo debe orquestarse una ficción como ésta: Voces en off de los protagonistas dispuestos a relatar su evolución en la historia, un viaje y apertura de nuevo escenario, un entorno característico, con mucho juego, de pequeña ciudad universitaria…
Repite ciertos modos de otros de sus films, tanto en cuanto hilvanado de la trama como en temas aislados, del estilo de esa representación de la felicidad mediante la pareja yendo en bicicleta (algo que ya sacó más torpemente en “Vicky Cristina Barcelona” robándoselo al Truffaut de “Jules et Jim”). Viste su film de supuesta trascendencia hablando de torías filosóficas, pero en seguida detectamos que lo que prima es saber cómo se desarrollará el flirt con esa adorable estudiante siempre faldicorta e incluso las más de las veces con unos inocentes pantaloncitos cortos.
Íbamos pronto recordando otros estrenos de Allen en el Verdi, con colas llegando a la esquina de la manzana, pero había poquísima gente en la sala grande. Es verdad que de los tres que íbamos sólo me ha entusiasmado a mí, que he disfrutado de principio a fin como no lo hacía desde hace tiempo con una película suya, pero vaya: Si “Irrational Man” no hace volver ese ambiente de espectación –y luego discusión- al cine, todo está definitivamente perdido.
¡Ah! Cuando se estrene “La Academia de las musas”, de J. L. Guerin, podemos volver a ella para hacer notar las curiosas y divertidas concomitancias de trama entre ambas…

martes, 15 de septiembre de 2015

Por qué fue Flaherty a Arán

Robert Flaherty se sintió atraído por la dura vida en las islas Arán al leer un libro que les dedicó John Synge, que había visitado en varias ocasiones su isla mediana, Inis Meain. Según cuentan, en la primera ocasión residió, invitado, en este cottage, que ahora es un mínimo museo del poeta y dramaturgo.



El protagonista de Hombres de Arán

He ido a ver la ficha de "Hombres de Arán" (Robert J. Flaherty, 1934) y contiene los nombres de sus intérpretes. Ya que se trata de un documental, no me sorprendería que no aparecieran. En cambio, en Inis Mór, la más septentrional y de mayor tamaño de las islas de Arán, Tiger King, su protagonista, está considerado un héroe local, y hablan de su éxito internacional gracias a la película.
Está enterrado en el cementerio de Killeany (Cill Einne), el pueblo que tenía el puerto y por tanto hacía de su capital hasta principio del s. XIX, momento en que dicen que tenía hasta 58 casas, frente a las 52 de Kilronan (Cill Rónáin), sede del puerto y capital actual de las tres islas.



lunes, 14 de septiembre de 2015

El cottage de "Hombres de Arán"


Las formas de captar lo verdadero son muy laboriosas, y pasan en ocasiones por auténticas tergiversaciones. Robert J. Flaherty rodó su documental "Hombres de Arán" en los primeros años 30, buscando recoger la dureza de la vida por estas islas.

El hilo principal del rodaje se centraba en la pesca de una ballena, una práctica que dicen las historias locales que había desaparecido cien años antes. Por otra parte, para representar la casa de su supuesta familia de pescadores, Flaherty hizo construir un cottage, que es actualmente la pieza de apariencia más "tradicional" de la isla. Como puede verse, acoge ahora un Bed & Breakfast, que debe sacarle su partida a la cosa.


sábado, 12 de septiembre de 2015

Palettes y Architectures


Un primer entusiasmo de la serie de entusiasmos sucesivos fue al ver lo productivo que podía ser el método Panofsky para la interpretación de un cuadro: Primero detectar y referenciar la iconografía del lienzo, luego su iconología,... Viendo posteriormente capítulos de la magnífica serie para TV "Palettes", de Alain Jaubert, uno deducía que Panofsky estaba muy cerca: Primero describían qué veían en el cuadro a analizar desde el punto de vista de sus elementos constitutivos y de las imágenes que aparecían en él. Al final se llegaba a una síntesis de significados y sentido final de la obra que en alguno de los capítulos llevaba casi hasta la levitación.
Por su parte, la serie "Architectures" (Richard Copans y Stan Neumann) era la "Palettes" de la arquitectura. Sustituía un cuadro por un edificio clave de la historia de la arquitectura, pero procedía de la misma manera. Sus resultados eran igual de satisfactorios, y también dejaba en alguna ocasión, con su barrido final, en un estado anímico de exaltación cercano al que dicen que se produce en el más allá por la mera contemplación del Creador.
Quien hubiera visto y disfrutado "Architectures" está de suerte: La serie está teniendo ahora continuidad. Me he enterado que están pasando nuevos capítulos por la cadena Arte, por lo que tarde o témpano caerán por aquí.
(En la foto, la iglesia de Nuestra Señora de Raincy, de Perret, objeto de uno de los capítulos)


 

jueves, 10 de septiembre de 2015

Semana del cineclubismo

Joaquim Roqué (Federació Catalana de Cineclubs) presenta el acto.
Pues ha dado gusto reencontrarse con la forma de contar, ironía y maestría incorporada, de Joaquín Jordá. Su comparación del proceso de hacer un guión con los retoques de un sastre a la pieza que está confeccionando, cómo abre mundos insospechados con relatos como el de ese policía asesino venezolano de quién llegó a hacerse amigo, su confesión de que ha traducido varios libros de los que desconocía la lengua origen, porque la que se debe conocer es la destino,...
Una perspectiva diferente.

Esos son básicamente sus monólogos de "Joaquín Jordá i..." (Martí Rom, 2001), la pieza presentada hoy en la Filmoteca dentro de la Setmana del Cineclubisme, que juega básicamente en cambio con diálogos con gente como Esteve Riambau (una muy pertinente historia de los intríngulis y consideraciones de la Escuela de Barcelona de los años 60), Llorenç Soler (la desacralización de los festivales de los países del Este ha sido lo que más me ha llegado -y divertido- en esta ocasión) o José Luis Guerín (voilà, como decían varios espectadores al final, una lección de cine).
Martí Rom habla de su documental.

La sesión no se ha acabado ahí. Al finalizar Rosa Ribell me ha dejado boquiabierto con la cantidad de cosas diferentes que ensayan en el Cine-club Sabadell para lograr atraer a socios. Y Pere Joan Ventura, realizador él mismo de documentales de gran interés nos ha informado de que en el Cine-club Castellar realizan del orden de la friolera de 80 sesiones anuales.
Pere Joan Ventura ha dejado impresionado con el Cine-Club Castellar. Habrá que ir a visitarlo.
Todos han estado de acuerdo en que, de no ser por los problemas económicos, los cine-clubs tendrían un futuro esplendoroso. Si en vez de haber seguido la política de invertir en las grandes -faraónicas- estructuras culturales se hubiera optado por ayudar a vivir redes que ya existían, como las de los cine-clubs, otro gallo nos cantara...
Rosa Ribell pasa revista a las iniciativas del Cine-club Sabadell

Jordá en la Semana del Cineclubismo

Soy un desastre con los archivos. He estado buscando fotos de Jordá en su estudio-vivienda de la calle de la Cera, un loft “avant la lettre”, donde tenía la cama en un extremo, la mesa en el otro (junto a las ventanas que daban al patio interior de manzana) y, sobre todo, venga estanterías de libros que forraban todas las paredes y ocupaban casi todo el amplio espacio interior. Me he encontrado todo tipo de documentos, salvo los que buscaba. Ahora que pienso, en esa época, como les pasaba a tantos, en vez de fotos hacía vídeo…
En fin: El loft se podrá ver en el documental sobre Jordá que alberga esta (austera) funda de DVD. Se pasará hoy en la Filmoteca, dentro de la Setmana del Cineclubisme. Una oportunidad para volver a verle, oír su voz explicando con precisión los intríngulis de un buen guión o de una traducción de las tantas que hizo, sobre todo para Anagrama. Pero, sobre todo, dialogando con Esteve Riambau sobre ese movimiento cinematográfico de los 70 que fue la Escuela de Barcelona; con Llorenç Soler sobre el cine Independiente, Marginal, Alternativo, Militante o como quiera llamársele; con Maite Kirch sobre “Mones com la Becky”, esa rompedora película en la que introducía la historia de su propio infarto cerebral dentro de una posible historia de la lobotomía y la correspondiente indagación sobre la locura y, por último, con Jose Luis Guerin sobre el cine documental.




martes, 8 de septiembre de 2015

I vardia you pelicanou

En la mesa de la Sala Laya, Octavi Martí, Manel Balaguer (Cineclub Vilafranca) y Olga Iglesias (Federació Catalana de Cineclubs).


Ha estado bien Octavi Martí, el subdirector de la Filmoteca, cuando ha definido a la Filmoteca como el gran cine-club institucional, porque, de alguna forma, ese es uno de los papeles que ejerce. Quizás ha errado, en cambio, cuando ha comentado que los cine-clubs son los que están formando a su público del mañana, porque excepción hecha de sus sesiones infantiles, desgraciadamente tienen la misma carencia que las salas comerciales de cine de autor y versión original: la casi total ausencia de público joven. Sus espectadores tienen una media de edad que indica a las claras que no se trata del público del mañana, sino del que ha sido atrapado por el cine en el pasado, y no quiere abandonarlo.
Era la presentación del primer film de la semana del cineclubismo, que presentará en la Filmoteca films a diario, hasta el próximo martes. Les ha correspondido el honor de la inauguración a los del Cine-club Vilafranca, que han presentado "I vardia you pelicanou" (Lea Binzer, 2011), el film ganador el año pasado del Most, festival que, dedicado al mundo del vino y el cava, también organizan.
Dos de los personajes del documental. El de la izquierda, a petición, se ha cambiado de gorra, para salir más fotogénico en la película.


Seré franco: Visto el tema de la película anunciado en el programa ("En la isla griega de Santorini, que se ha convertido en un destino turístico de primer orden mundial, hay una pequeña comunidad que tiene un único objetivo: preservar la tradición de cultivar la viña como se ha hecho siempre, con el conocimiento de años y años y batallando con el clima"), me esperaba un reflejo del duro trabajo, una voluntariosa loa de los valores y formas de vida tradicionales, y poca cosa más. Y no.
Anuncio de un pase del film, que escarba en la vida ajena al monotema turístico de Santorini.


Está claro que eso está subyacente, y que te enteras de las peculiaridades de esas viñas a las que retuercen sus ramas para que queden resguardadas del fuerte viento, y de ese empeño por seguir cultivándolas en un terreno de lo más árido, que daría mucho más rendimiento acogiendo casas para turistas. Pero la película sorprende con su ironía, con cómo interviene, sin afán de protagonismo, en la narración y por pequeños detalles que acercan a los personajes al espectador, y lo enternecen. Como ese anciano que explica que la afición a la armónica le viene porque de pequeño tenía un trayecto muy largo de la escuela a su casa, le daba miedo y tocando la armónica se le pasaba el pavor. La directora lo filma, entonces, alejándose de la cámara por una oscura bodega, entre toneles, tocando la armónica.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Cine Balmes



Todo el edificio está ocupado por las salas del cine.

Después de tantos años con un solar a medio construir, la aparición de los cines Balmes, en una época en que el cine ya estaba de capa caída, fue un auténtico milagro. Versión original subtitulada, espacios amplios y bien diseñados, salas insonorizadas, cómodas y con inmejorable visibilidad. No creo que haya otras salas en Barcelona que puedan superarlas. Pero no va la gente. Yo sostengo que si pusieran las butacas a mitad de precio iría más del doble del número actual de espectadores, con lo que su rendimiento sería claramente mayor. ¿Por qué no hacer la prueba?

Espacios de espera amplios.


... pero salas vacías (segunda sesión de un fin de semana de agosto)