lunes, 30 de noviembre de 2015

Actividades Projecte Pasolini Barcelona

Esta semana, los dos últimos actos de este año organizados por el Projecte Pasolini Barcelona, en dos días consecutivos.
El miércoles, editoriales, autores, traductores y estudiosos nos harán en la librería La Central de la calle Mallorca una rápida introducción a las últimas publicaciones aparecidas de y sobre Pier Paolo Pasolini.
El jueves, en el Istituto Italiano di Cultura, una reflexión acerca de lo aberrante que puede llegar a ser un poder si no existe sobre él un efectivo control democrático.
Ambos entrada libre. A especificar en las agendas que son convocatorias para las 19h. Dada la hora, a la salida -y seguramente antes, porque será pleno horario comercial- el ayuntamiento y los comerciantes de las calles inmediatas nos ofrecerán iluminación especial para parte del recorrido.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Los espacios de Rohmer en París

El problema con el que me encontré era irresoluble. No di con una perspectiva como esta pero con el estanque al otro lado porque "La femme de l'aviateur" se rodó en el Parc des Buttes-Chaumont, y en el Parc Monceau el estanque está más centrado, y no da para cuadros como éste. En compensación, vimos un poco el barrio de Monceau, con casas con detalles como los de la otra foto. ¡Si lo llego a preparar bien busco la panadería, y quién sabe si a lo mejor hubiera dado hasta con la boulangère...

viernes, 27 de noviembre de 2015

Exposición Rovira Beleta

De hecho, exposiciones como la que la Filmoteca dedica a Rovira Beleta (hasta el 31 de marzo) son del tipo que justifica que tenga una sala y organice en ella este tipo de actividad. Con películas, a mi entender, de interés y otras no tanto, el cine de Rovira Beleta, como deja claro la exposición, siempre documenta muy bien a una época y a una ciudad.









jueves, 26 de noviembre de 2015

Nobody's business



No había visto hasta el momento ningún film de un cineasta tan famoso como Alan Berliner, y el pase de ayer en la Filmoteca de "Nobody's Business" (1996) me dio una oportunidad que no dejé pasar, porque, además, la idea de un documental de un cineasta buscando restablecer la biografía de su padre me era en verdad atractiva.

Toda la película (de 60 minutos) es una dinámica conversación del realizador básicamente con su malhumorado padre, pero también con su madre, primos y demás familia. En imagen real o sobre documentos o películas familiares en 8mm, las protestas y amenazas con detener su participación en el film por parte de su padre cubren buena parte del metraje. Sosteniendo continuamente que él no está interesado con la historia de sus ancestros, y que su vida no interesa absolutamente a nadie, porque es la misma que la de miles de otras personas anónimas, el padre de Berliner va ofreciendo, no obstante, una más que potente visión sobre su carácter e, indirectamente, sobre el mundo y humor judío, las olas inmigratorias y demás que sufrió toda esa colectividad durante el siglo XX. 

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Cerca del cielo


Eugenio Trías, en el prólogo de su libro póstumo, "De Cine. Aventuras y extravíos", después de tildar de bazofia al cine español de la primera posguerra, hablaba de su "imposible rescate". Como quiera que entre los títulos que sitúa como ejemplo se encuentra "Cerca del cielo" (Domingo Viladomat, 1951), anoté en el margen "CCI!", así, con exclamación. Y es porque en el Cine Club Ingenieros creo que demostramos que sí era un cine que podía rescatarse... para darle la vuelta.
Fue una operación curiosa, que intentamos con varias películas de esas infumables de la época. En "El Frente Infinito" (Pedro Lazaga, 1959) encontramos la mejor escena culminante (Adolfo Marsillach vencía sus dudas y su miedo y alzaba la Hostia para su consagración en un altar de campaña celebrando la misa en medio de un impresionante bombardeo, algo tan aparatoso que llevó a Pere Portabella a incluirla pasado el tiempo en uno de sus films), pero en "Cerca del Cielo" es toda la película, escena tras escena, la que se hace merecedora de mención. Si ahora se quisiera hacer una parodia humorística sobre los mimbres que sostenían ese cine, no saldría en ningún momento mejor.
Proyectamos por 1973, en más de una ocasión, la película que protagonizaba el tramontano Venancio Marcos, sacerdote de Fuerza Nueva, haciendo del obispo mártir de Teruel durante la guerra civil, porque era una delicia, llena de frases categóricas, pueblo religioso hasta la adoración incondicional de la jerarquía eclesiástica, comunistas libertarios siempre tramando el mal, heroicidades místicas pero con el mazo golpeando, frases grandilocuentes y situaciones tronchantes aquí y allá. La juerga estaba asegurada, y realmente daban unas sesiones de fuerte gozo colectivo.
He encontrado un enlace a la película completa, aunque parece que no se ve demasiado bien:

domingo, 22 de noviembre de 2015

La academia de las musas

Octavi Martí, subdirector de la Filmoteca, y Jose Luis Guerin en el coloquio.
Es de esperar que los exhibidores tomen buena nota y se dediquen con vehemencia a disputar entre sí para presentar en sus locales “La Academia de las Musas” (José Luis Guerin, 2015), porque sólo con la gente que se ha quedado fuera de la Filmoteca hoy en su pre-estreno, como sesión de clausura de L’Alternativa, ya harían mucha más taquilla de la que están logrando en los últimos tiempos durante un largo periodo. Aún faltaba más de una hora para el inicio planificado de la sesión cuando se ha colgado el cartelito de “Agotadas las localidades”, y se trataba de la sala grande.
José Luis Guerin siempre dice que no quiere explicar nada de su película, pero luego acaba comentando mucho. Hoy, no sé si adoptando su papel de distribuidor de su film, para intentar prometer un caramelo a sus espectadores ha aseverado en la cortísima presentación dos cosas: que es una ficción de cabo a rabo y que es una película divertida. Creo que no ha actuado muy bien al decirlo, porque sería bueno que ambas características fuera deduciéndolas el espectador a medida que va avanzando el metraje. Así, de esa forma, vería primero el desarrollo de unas serias clases del profesor Raffaele Pinto en la Universidad de Barcelona, en las que dicta una clase magistral sobre Dante a sus alumnas; cómo éstas van quedado seducidas por las grandilocuentes, pero poderosas palabras de su profesor; e incluso se dejaría llevar un poco, antes de resituarse, por la puesta en práctica de esa frase que dice –y se dice en el film- que “enseñar es seducir”.
Media hora antes de la sesión. A la izquierda, cola de abonados que hacían cola para ver si tenían suerte y alguien con entrada no hacía uso de ella. A la derecha, cola de entrada a la sala, que se alargaba por fuera hasta la vecina plaza.
En el también breve coloquio Guerin ha explicado que se propuso ser “lo menos intervencionista” con sus personajes y, a su manera, co-guionistas. Entiendo que la plasmación en la película de esa postura son esas conversaciones en las que Pinto discute con alguna de sus alumnas o con su mujer, o sus alumnas ente ellas, siempre captadas detrás de un vidrio de un ventanal o del parabrisas del coche, como manteniéndose ajeno a lo que allí se cuece. La cámara permanece fuera, aunque pese a ello entendemos perfectamente la conversación. Salvo en la última de esas escenas, en que no oímos la conversación, pero un elemento de puesta en escena –aunque probablemente involuntario- la suple.
Estructurada en capítulos anunciados en intertítulos, me ha hecho gracia ver que la tradicional preocupación por la banda sonora de sus films tiene en éste, rodado con una camarita personal, sin grandes medios, su condensación en una escena en la isla de Cerdeña, en la que un pastor, conversando con una de las protagonistas, nos hace atender y oír cada uno de los sonidos propios la naturaleza (aves, ovejas, el viento meciendo la copa de los árboles) y los que no lo son.
Llega el cineasta a la Filmoteca, algo asustado por el follón formado.
Recuerdo una conversación de la época en que Eric Rohmer nos tenía muy bien acostumbrados, ofreciéndonos periódicamente una entrega de sus “Comedias y Proverbios”. Yo preguntaba respecto a esas escenas con conversaciones muy razonadas, sin tenerlo muy claro, si Rohmer creía en sus personajes y consideraba seriamente sus ideas, o si bien los presentaba algo irónicamente, haciéndolos algo risibles para el espectador, y me contestaban que de ninguna manera. Viendo “La Academia de las Musas” he recordado en algún momento esas escenas de Rohmer, y me he dado cuenta de que no iba mal encaminado. Al menos si podemos inferir que a José Luis Guerin le haya quedado en su cine algo de Rohmer.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Cortos en el Panorama de L'Alternativa

Antes de iniciar la sesión, en el teatro del CCCB.

Visto el nivel de la sesión de esta tarde de cortometrajes en la sección “Panorama” del festival “L’Alternativa”, tengo cierto complejo de culpa por no haber planificado asistir a más. Han sido tres los hoy visibles:
Ricardo Perea y Julio Lamaña, con el Cerro de Bogotá coronado por el Santuario del Señor de Monserrate.

“Sin Título” (Julio Lamaña y Ricardo Perea, 19 minutos) es lo que ellos llaman un “oiga-vea”, sonido e imagen (blanco y negro) registrados por separado y luego intentando crear un sólido conjunto. Con la subida al Santuario del Señor de Montserrate de Bogotá como tema central, deja traslucir la sorpresa, y unos ojos y oídos abiertos ante toda una realidad casi inalcanzable de tan extensa.
Una de las imágenes casi oníricas de tan bellas, del final de "El juego del escondite"

“El juego del escondite” (David Muñoz, 23 minutos) está rodado en un campo de refugiados sirios en el Líbano. Siguiendo a unos pocos personajes del mismo, va desde el testimonio hasta la poesía. Tiene la peculiaridad de que sus autores han dejado a propósito sus comentarios previos y posteriores a las tomas y todo aquello que denota que se está haciendo un film, lo que obliga al espectador a resituarse continuamente, sin dejarse llevar mansamente por lo que ve.
Antonio López trabajando sin descanso su última pieza para una exposición en "Elhombre tumbado"

Por último, “El hombre tumbado” (Nicolás Muñoz, 30 minutos) sigue los trabajos de los tres días previos y hasta llegar a la inauguración de la exposición del pintor y escultor Antonio López en el Thyssen de Madrid. Una forma muy curiosa de presentarnos el carácter del personaje (retocando una pieza escultórica hasta el último momento) y su entorno.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Police sur la ville

Bruno Barbey hizo esta foto en el mayo del 68. Una barricada para parar a la policía.

Police sur la ville


Bruno Barbey hizo esta foto en el mayo del 68. Una barricada para parar a la policía. Se trata del cartel de "Madigan" (Don Siegel, 1968), que aquí se llamó "Brigada criminal"

 

lunes, 9 de noviembre de 2015

Orlando Ferito

Josep Torrell presentando a Antonio Giménez Merino, muy cariacontecido a su lado.
El de ayer noche fue, creo, un buen colofón para el ciclo "Pasoliniana" de la Filmoteca. La idea del Projecte Pasolini Barcelona era traer a su realizador, Vincent Dieutre, para presentar la película, pero al no poder ser, ¿quién mejor que Antonio Giménez Merino para hacerlo? "Orlando Ferito" (2013), que tampoco se había estrenado en España -ni al parecer en ningún otro sitio, y tan sólo ha pasado por algún festival-, sostiene la tesis de que Pasolini había sido muy pesimista en su artículo de los "Escritos Corsarios" sobre la muerte de las luciérnagas, una metáfora sobre la completa destrucción de todo un mundo, vencido a manos de una terrible igualación, a manos del consumismo. Según Dieutre, que lo comenta en la omnipresente voz en off del film, ha habido, evidentemente, destrucción, pero también quedan pequeñas luciérnagas, pequeños puntos de luz, y sólo hace falta que nos desplacemos al punto adecuado para observarlas. Hay que mantener el pesimismo, pero un pesimismo organizado. Hay que sostener la revuelta de las pequeñas ciudades europeas contra Europa, por Europa.

El taller de los pupi sicilianos en una escena del film.
El propio Vincent Dieutre emprende su búsqueda en Sicilia. En Palermo se encuentra, nada más llegar, con la primera manifestación a favor de la causa gay que tiene lugar en la isla, siempre respetuosa de la sexualidad oficial. Entonces emprende un recorrido personal, citándose con diversos amantes, desplazándose también hasta Lampedusa, donde se entrevista con gente que se ha lanzado a ayudar a quienes llegan, en condiciones deplorables, a través del mar, en unas barcazas que una de las imágenes más discretas, pero a la vez más intensas del film muestran, como si no quisiera la cosa, destrozadas y apiladas ocupando toda una playa de su capital. Estos itinerarios y reflexiones las entremezcla Dieutre con una provechosa entrevista a Didi Huberman sobre el tema y con una fábula representada por los pupi sicilianos: Orlando está herido en el castillo de las mentiras. Ha sucedido la destrucción de la experiencia. ¿Cómo rescatarlo?
Vincent Dietre se despide de uno de sus amantes. Una de las luciérnagas que él encuentra por Sicilia.
Josep Torrell ha presentado a Antonio Giménez Merino como uno de los pocos divulgadores del pensamiento de Pasolini en el mundo universitario. "Con su cara seria -ha explicado- va con todas sus películas en un maletín. Saca una de ellas y les pregunta si la quieren ver. Esa estrategia ha complementado y hecho llegar las ideas de Pasolini seguramente a entornos donde la revista ahora electrónica, "Mientras tanto", de la que es uno de sus máximos redactores, no llega.
Un travesti que aparece en "Orlando Ferito"
Antonio Giménez Merino ha estado, por su parte, entrañable a la vez que claro y certero. Ha empezado por negar el pesimismo de Pasolini, señalando que en varios artículos y por su comportamiento personal ya sostenía la tesis de la película. Luego ha desarrollado una idea fundamental, que es la que, de alguna forma, también sugiere "Orlando Ferito": El problema no está en el Palacio. El problema está en la plaza... Y muy oportunamente ha señalado que habría que empezar por tener nuevas formas de expresarse, que acaben con un neoliberalismo que va impregnando hasta el lenguaje. Acabar con que la gente hable de sí misma llamándose "emprendedor", por ejemplo.
Vincent Dieutre lee y anota su librito de Didi Huberman, "Supervivencia de las luciérnagas".

Un lugar en el cine


Alberto Morais, con cara de satisfacción, entrando en la sala con Esteve Riambau, director de la Filmoteca de Catalunya.
 “Un lugar en el cine” (Alberto Morais, 2007) arranca ante el portal de la casa de donde salía Anna Magnani desesperada tras un camión en “Roma, città aperta”. Morais sitúa esta película de Rossellini como punto de partida de un cine en busca de la realidad, el que derivaría en el Neorrealismo, y que entrando en la modernidad daría a cineastas como Pasolini, Angelopoulos o Érice, los protagonistas absolutos de la película.
Pere Alberó introducciendo a Morais y su película. Este último ha iniciado su presentación señalando a Alberó como persona clave para la existencia del film, por cuanto fue quien le introdujo a Angelopoulos y ayudó a convencer a Érice para que también interviniera.
“Que te escondas, que aparezcas, que ataques”. Así explica Teo Angelopoulos en el film lo que se espera de la guerrilla, aplicable por completo a los creadores de este tipo de cine. Han pasado unos cuantos años desde el rodaje de las conversaciones con los dos cineastas entonces vivos y con Nico Naldini, con Tonino Guerra,… que hablan de Pasolini. Estos años dan la impresión de haber acabado con las tropas regulares de cineastas de esta corriente, y ya sólo quedan aisladas guerrillas, casi sin contacto entre sí y con su público. El film, mal que bien, se estrenó –ha explicado Morais- en Barcelona, Madrid y Valencia en su momento. ¿Lo habría hecho hoy con normalidad?
El portal de donde sale el personaje de Anna Magnani corriendo, los últimos días de su vida, en la página de "Roma, si gira" (D'Avino / Rumori, Gremese, 2012). También es protagonista de los primeros minutos de "Un lugar en el cine".
Morais, muy satisfecho de presentar la película en su lugar natural, el lugar del cine, la Filmoteca, lo ha hecho este domingo dentro del ciclo “Pasoliniana” propuesto por el Projecte Pasolini Barcelona. Era la penúltima de sus sesiones.
Víctor Érice, en una estación de tren cercana a Hoyuelos, haciendo sus declaraciones para la película. Unas declaraciones, como siempre en él, de una claridad y certeza admirables.

Alberto Morais tomando la palabra.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Sesión doble en Pasoliniana

Hoy domingo la Filmoteca da por finalizado el ciclo que le propuso el Projecte Pasolini Barcelona, "Pasoliniana", con otra sesión doble: A las 16,30 h, Alberto Moráis viene a presentar su primer largometraje, "Un lugar en el cine" (2007). A las 19,30h, por su parte, Antonio Giménez Merino presentará el estreno de "Orlando Ferito" (Vincent Dieutre, 2013).

El film de Alberto Moráis se inicia con el recuerdo del Neorrealismo, para dar luego la palabra a Víctor Érice, Teo Angelopoulos, Ninetto Davoli y Tonino Guerra. El film habla de la necesaria resistencia del cine comprometido con la realidad. Una batalla difícil, si se tiene en cuenta que creo que vi la película en su cine de estreno, hoy desaparecido, y estaría por ver si hoy en día "Un lugar en el cine", tal como están las cosas, llegaría a estrenarse en una sala comercial. Y no por falta de interés de la película, desde luego.

Finalmente no ha sido posible la venida del realizador para la presentación de su película pero, eso dicho, sería difícil pensar en alguien mejor que Antonio Giménez Merino para el cierre del ciclo, y sobre todo cuando en "Orlando Ferito", al margen de su fantasiosa trama con los pupi -las famosas marionetas sicilianas- por el medio, aparece una entrevista en la que el filósofo Didi-Huberman habla de la desaparición de las luciérnagas de que hablara Pasolini en uno de sus escritos corsarios, y todo el film parece estar enfocado en la búsqueda de las luciérnagas que sobreviven. Ese fue uno de los temas principales de la primera conferencia del ppb en el Istituto Italiano di Cultura, en la que Antoni Giménez Merino nos dejó boquiabiertos, admirados, a todos.

Sette opere di misericordia

Ésta es la “Sette opere di misericordia” de Caravaggio, pintura colgada en una pared de la iglesia del Pio Monte di Misericordia de Nápoles. Allí puede verse directamente, sentado en un banco de la iglesia (está en un altar frontal de la izquierda) o, mucho mejor, puede irse a un piso superior desde el que llega a divisarse, mediante un efecto escenográfico impresionante, en plan casi cenital.
Arriba, rodeada de ángeles, la virgen y el niño contemplan diversas escenas, como a una mujer que da el pecho a un prisionero (Visitar a los que sufren pena de prisión / Dar de comer a los hambrientos), a un caballero que cede su capa a un hombre con el torso descubierto (Vestir a los que van desnudos) o a un par de hombres dispuestos a enterrar a un muerto –aunque a éste sólo se le vean los pies-.
Hoy, en la Filmoteca, en el “Pasoliniana” se ha pasado la película de 2011 de Gianluca y Massimiliano De Serio del mismo título, originada –según sus declaraciones- por la visión de este cuadro. En ambos, cuadro y película, señalan, tocándose un tema aparentemente espiritual, se efectúa un retrato de la sociedad de cada época, justo a través de esos cuerpos representados. A nuestra época, la de la película, correspondían esos personajes dejados de la mano de dios y de sus semejantes, esforzándose cada uno de ellos, buscando un camino, una salida. La inmigrante moldava Luminita se topa en su camino con el viejo Antonio. Un choque en un camino de iluminación que es la película.
Me ha satisfecho la sesión. Ha acudido bastante gente (hasta he llegado a conocer “en persona” a una amiga del Facebook), muchos espectadores se han quedado a los escasos minutos de discusión en la sala posteriores a la proyección y, lo que es más importante -confirmando que se trata de un film muy apto para su pase por cine clubs- en el vestíbulo de la Filmoteca y luego en un café cercano, donde unos explicaban a los otros aquellos detalles argumentales que habían quedado oscuros. Ha habido reacciones de todos los colores. Desde una persona que había quedado impresionada por la “preciosidad” de la película, una “hermosura” que ha justificado con voz pausada, admirada, exponiendo diversos argumentos e interpretaciones sobre su significado último, hasta algún miembro del Projecte Pasolini Barcelona que no la ha disfrutado al encontrarla –y también entiendo su postura- muy constreñida a un guión previo, sin aire para dejar respirar cinematográficamente lo inesperado, u otro que, demasiado sujeta a esa cintura, “no se la ha creído”. Posiblemente veía demasiado que era cine.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Sette opere di Misericordia


Un thriller moral. Así, con este feliz slogan para quitarle hierro a su propuesta y añadirle un cierto condimento ligero que la haga más atractiva al gran público, califican los hermanos De Serio a su "Sette opere di Misericordia" (2011), la ya antepenúltima propuesta de la "Pasoliniana" del Projecte Pasolini Barcelona, que se verá hoy sábado en la Filmoteca a las 19 h.
Es también el emotivo choque en el camino entre dos cuerpos, la inmigrante moldava que tiene un plan Luminita, con un rostro digno de Piero della Francesca (Olimpia Melinte), y un anciano que sobrevive cultivando un campo a las afueras de Turín, Antonio (el enorme actor, que vale por sí sólo por toda la película, Roberto Herlitzka), ambos fotografiados por Piero Basso en un film en el que la luz es también una gran protagonista, y contada toda la historia -llena, como no podía ser de otra manera, de claroscuros- a través de una estructura marcada, las más de las veces en forma irónica, por siete capítulos: cada una de las siete obras de misericordia que -¿te acuerdas?- debía hacer durante su vida todo buen cristiano para poder acceder a su muerte al cielo.
En el festival de Locarno del 2011 un jurado de la Federación Internacional de Cineclubs del que formaba parte gracias a la Federación Catalana, valorando entre otras cosas la minuciosa planificación en cuanto a estructura y composición en el cuadro de esos neófitos en una película que va iluminándose y creciendo a la medida que aumenta su metraje, le concedió el Premio Quijote. En el reglamento de ese premio consta el que sería distribuida por la red de cineclubs. Por cuestiones económicas no se ha conseguido ese objetivo. Por ese motivo estoy personalmente muy satisfecho de que el ppb la haya programado. Como lo fue ayer "Three sisters", es casi una primicia. Que yo sepa en España sólo se ha visto hasta ahora en el Festival De Gijón y en una Semana de Cine Italiano.
Lamentablemente, una vez superadas las dificultades económicas para la venida de al menos un De Serio a la sesión, el cruzamiento de películas en la parrilla de hoy de la Filmoteca no dejaba más que unos escasos quince minutos para su eventual presentación y coloquio, y nos parecía mal traerlos para decirles -a ellos, que son de natural expansivos hablando- que no tenían más tiempo. Como la he visto un par de veces, he hablado ocasionalmente con ellos y he mirado los coloquios de la película en los que aparecen y que han colgado por la red, procuraré dar yo mismo a vuela pluma, aunque no sea evidentemente lo mismo, algunas claves para que los que asistan a la sesión se vuelvan a casa valorando la película -bien o mal- aderezando las sensaciones adquiridas con ellas.

Dos películas más en la Pasoliniana


Con tanta sesión y tan seguida, hoy me he olvidado en casa la tableta, con lo que no he podido hacer fotos del programa doble de la “Pasoliniana” de la Filmoteca. Las fotos tomadas en la sala son esta vez de Mumma Sabater.
Pere Alberó habla de sus intenciones al hacer el film, mientras Stefano Puddu, que le ha presentado a él y al ppb, reflexiona algo repantingado.

Ha sido un programa doble coherente, constituido por dos documentales que bucean en un mundo rural casi olvidado. La proyección de “Oliete. Un pueblo de otra España” (Pere Alberó, 2003) ha tenido el aliciente adicional de atraer a buena parte de la colonia de Oliete en Barcelona, que se ha visto numerosa. Ya mucho antes de la sesión en el hall de la Filmoteca ha ido apareciendo ese alegre paisanaje (primera foto). La de “Three sisters” (Wang Bing, 2012) se ha prolongado hasta la medianoche. Aún con cierto duelo contra el sueño, yo diría que los espectadores han aguantado en general valientemente sus casi tres horas hasta su final.
Fotografía de Oliete sacada del blog Rodando por libre.

La excusa para programarlas en el ciclo del Projecte Pasolini Barcelona era que ambas ahondaban en ese mundo antiguo del que Pasolini anunció la desaparición. Una observación que no debe dejar de hacerse es que el lamento por el mundo antiguo perdido puede tener su lógica, pero también ambas dejan apreciar, por lo que de él aún es visible, su extrema dureza.
Manel Ollé en la mesa junto a Pere Alberó.

Pere Alberó ha hecho una sentida y bella presentación, predisponiendo a favor a toda la gente con su película. Ha hablado de su intento de atrapar con una cámara esa luz, esos sonidos, esos detalles de un mundo ya de otra época. Ahora todo eso, junto a Casanova –el pastor- y todos los demás que aparecen en la película, queda registrado en el film, confirmando el poder documental que le asiste.
Pisoteando frutas y patatas para que sirvan de comida para ocas y gallinas. El patio de la casa de la tía de las "Three sisters".

Manel Ollé, en los cortísimos cinco minutos que le han únicamente permitido la longitud de “Three Sisters” y el cruzamiento de la parrilla de programación, ha situado muy bien, al margen de las diferentes rutas que transitan los documentales de Bing, la apuesta de su film. Un film que personalmente me tiene, empezando por el personaje de esa niña de diez años que hace a la vez de madre y operaria agrícola y ganadera, el corazón robado. También he notado que la miseria en que se desenvuelven diariamente las tres niñas protagonistas ha dejado, en general, el corazón encogido a todos los espectadores. Dos momentos: Una vendedora ambulante se aposenta a las puertas de la escuela, y se hace de oro vendiendo chucherías a todos los alumnos. La protagonista asiste con los ojos desorbitados a las transacciones pero, falta de dinero, no puede comprar ni una bolsa. El segundo más que un momento es todo un trozo del film: El padre se lleva a sus dos hijas pequeñas (de 6 y 4 años) a la ciudad, dejando a la mayor (de 10 años) trabajando para sacar adelante la mísera explotación con su abuelo. Se ve a ella por la noche, sin sus hermanas, trasmitiendo algo más que una enorme, aunque resignada, soledad.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Dos documentales en la "Pasoliniana" de la Filmoteca.


Se acumula el trabajo. Aún sin contar con la concentración de muestras cinematográficas, presentaciones de libros o exposiciones y conferencias que cae por la ciudad en este periodo, el propio Projecte Pasolini Barcelona hace hoy viernes doblete en su ciclo "Pasoliniana" de la Filmoteca. El azar de la parrilla de exhibición ha hecho que coincidan en el mismo día dos películas, dos documentales, que exploran si aún hoy pervive algo de ese mundo antiguo cuya desaparición constató y expresó repetidamente Pasolini.

En primera sesión, a las 17h, será Pere Alberó quien presentará "Oliete. Un pueblo de otra España" (2003). Alberó (que fue asistente de dirección en varias películas de Theo Angelopoulos –fotografía de los dos de la web del realizador-, que está estos días haciendo bolos de su montaje teatral "Pasolini Corsario" y que presentó hace unos meses junto a Elena Vilallonga la sugestiva "Correspondencia filmada 2012-2015"), dice que filmó ese pueblo aragonés (que le debe todo inmemorialmente -hasta su nombre- a la producción de aceite de oliva y va viendo como no sólo se abandonan sus olivos, sino que también van desapareciendo sus habitantes) pensando constantemente en Pasolini.

En última sesión, a las 21,15h, Manel Ollé, profesor universitario de Historia y Cultura de la China Contemporánea (la foto es del Liber) presentará el estreno de "Three sisters", en la que una cámara siguió durante tres semanas, en un alejado pueblo de las montañas de la China interior, a una inolvidable cría de 12 años cuidando de sus hermanas de 8 y 4 y, mientras juegan, cuidando del ganado o ayudando en otras tareas del campo. En 2013, un jurado de la Federación Internacional de Cine clubs del que formé parte (¡gracias, Federació Catalana!), le otorgó el Premio Quijote. En la foto, Wang Bing sonriendo cuando le dije que la casa ante la que insospechadamente se había detenido, había sido del hijo de Charles Chaplin.