domingo, 30 de abril de 2023

Terminal Young

El acercamiento entre seres indecisos.

Obras de ingeniería antigua, notablemente hermosas

Y lo interesantes que pueden llegar a ser paisajes desposeídos, que creemos anodinos, en los que de tanto circular por ellos apenas nos fijamos.


Entre todos, tanto decir que sus películas son indescriptibles e ininteligibles, que se trata de un lenguaje de cine despreocupado y de lo más singular, me habían metido el miedo en el cuerpo. Por eso he sentido una satisfacción grande, teñida inicialmente de enorme alivio, viendo la recientemente premiada en el BAFICI “Terminal Young” (Lucia Seles, 2023) y constatando lo divertida que es, sin perforar ninguna línea de flotación de mi ya renqueante nave.

Por un lado de buenas a primeras entiendo la hermandad con el cine de Gonzalo García Pelayo, aunque sea sobre todo por los reflexiones sobreimpresionadas en la pantalla, que luego iremos viendo es el canal de comunicación directo de Seles, a su bola, con el espectador.

Otro parentesco que le he encontrado: tiene Lucia Seles el mismo gusto por las periferias singulares que Mariano Llinás. El paseo que dan en coche esa pareja que va tanteándose con sumo cuidado ofrece la gozosa visión de elementos monumentales como esos puentes que han quedado como obra de ingeniería antigua, noblemente hermosa, pero también deja ver lo interesantes que pueden resultar los paisajes urbanos desposeídos, que se creen anodinos, en los que de tanto circular por ellos apenas si nos fijamos.

Llinás suele recalcar estos extremos de forma explícita, habitualmente con su propia voz en off, de narrador omnipresente. Seles traspasa los comentarios a sus personajes de ficción, es verdad que haciendo dudar de si se trata en realidad todo ello de una broma. Así, por ejemplo, ese casi éxtasis compartido contemplando un restaurante que “es como un anexo del supermercado”.

Son sus protagonistas personajes cargados de miedo, tanto de hacérselo a ellos mismos como -cuando el carácter acompaña, porque hay algún personaje que todos tienen por violento que no parece preocuparse más que de sí mismo - de hacer daño a sus pares. Quizás demasiado cercanos a la caricatura, gastan todos ellos un lenguaje (corporal y hablado) lleno de expresiones corrientes, lo que les confiere una verdad que te los acerca un montón, haciéndotelos, en cualquier caso, muy próximos.

Se despreocupa Seles del lenguaje cinematográfico, usa una cámara que no para, en sus vaivenes, quieta, nerviosa, dando como resultado unos planos saltarines combinados de forma libérrima en el montaje. Pero ese montaje -que viene a ofrecer escenas paralelas o hasta ciertas miradas adelante y atrás- no supone en absoluto que el espectador se pierda y se quede sin seguir el argumento de la película, que existe y se muestra, a mí entender, sorprendentemente claro.

Hay en esa trama una intriga constante sobre la violencia de la autonominada tenista, por la que todos sienten una cierta aversión, que seguramente esté más que explicada en películas anteriores de Seles, pues creo que tienen estos mismos personajes, aunque sin necesidad de haberlas visto se hace uno cargo de que se trata de un personaje conflictivo. Y hay también la trama sustentada en el acercamiento de seres indecisos y en el notorio amor de una madre.

Y, desde luego, se constata a la perfección que a Seles mismo le gustan las madres y las terminales de autobuses.

Esperando el emotivo encuentro en la galería.


El cantante de música clásica descubierto en el Teatro Sanmartin.

 

viernes, 28 de abril de 2023

Buñuel de nuevo entre nosotros

Javier Espada, Héctor Orozco (ambos firman como comisarios de la exposición), Esteve Riambau y Gabriel Figueroa hijo.

Una buena noticia: volvemos a tener a Buñuel entre nosotros.
La Filmoteca le organiza un ciclo, estructurado por parejas de películas que dialogan entre sí por uno u otro motivo y, a la vez, una exposición, que es en realidad una sala oscura a la que acudir, sentarse y dejarse llevar por la contemplación en seis pantallas coordinadas que pasan escenas que dejan patentes las obsesiones de Luis Buñuel.
La exposición tiene por comisarios a Héctor Orozco y Javier Espada y la inauguración se completaba ayer con un documental que este último explicó había hecho durante la pandemia, adaptando una conferencia que había dado previamente, “Buñuel, un cineasta surrealista” (2021).
También contó que se había estrenado en la Sala Buñuel del Festival de Cannes, con gran acogida, porque, “aunque era para buñuelianos, gustaba a mucha gente, que querían repetir su visión para captar detalles que se le habían escapado”.
Me sabe mal decirlo, pero el documental, muy romo, no completó la inauguración como esperaba. Nunca pensé que, tratándose de Buñuel, me aburriría como no se aburría ninguna de las gallinas de su películas. Quizás si se le dejasen solo sus imágenes (y ruidos), quitando toda su voz narradora…
Dijo haber incidido en la infancia de Buñuel, un tema “nunca abordado” (sic) y buscado cosas poco vistas, cuando en realidad casi todo se centra en sus películas más conocidas y lo único relativamente nuevo que aparece son las fotografías esteroscópicas que hizo el padre de Buñuel (que, como otras históricas, va y colorea gratuita e impunemente) y escenas de películas familiares rodadas por Luis Buñuel en Estados Unidos, todo acompañado por una voz en off del propio realizador que comenta cosas de lo más manido. Lo siento…

Parte de las pantallas de la sala, emitiendo secuencias coordinadas de las películas de Buñuel.

Gabriel Figueroa sólo intervino para explicar una jugosa anécdota de una conversación entre su padre y Luis Buñuel sobre el cine publicitario que éste dijo le habían propuesto hacer y la idea que tuvo para ello.

Fotografías estereoscópicas de Leonardo Buñuel, padre de Luis, tal como presentadas -sin colorear- en el Centro Buñuel de Calanda en 2010, unos diez años antes del documental.
 

jueves, 27 de abril de 2023

Résistances


He visto ya la mitad de los cuatro episodios de “Résistances” (Patrick Rotman, 2023), que puede verse por Arte TV. Muchos nombres, unos treinta, de los que apenas conozco los de Charles de Gaulle y Jean Moulin, para dar una idea aproximada de la creación, evolución y actuaciones de la resistencia francesa durante la II Guerra Mundial.
En el segundo episodio un par de estos resistentes explican cómo se acercaron a unos uniformados alemanes y les dispararon por la espalda o inesperadamente, matándolos. Me he sobresaltado, pensando si en eso, matar a unos desconocidos por el solo hecho de ser alemanes, consistía la elogiada labor de la resistencia. La represalia de los ocupantes fue brutal. Un muerto suyo supone la ejecución primero de cinco resistentes, un número creciente posteriormente. Una emisión de radio desde Londres, por suerte, pide cesar este tipo de acciones.
Pongo aquí el enlace al primer episodio. A ver si puede servir para entretener la convalecencia, que deseo rápida y muy exitosa de Antonio de Moragas



 

martes, 25 de abril de 2023

Chema Garcia Ibarra


Me da la impresión de que Chema Garcia Ibarra acabó sintiéndose cómodo en la conversación de ayer para la Federació Catalana de Cineclubs, ofreciendo entonces un muy buen retrato de las características de su cine y, sobre todo, el relato de un caso extraordinario, casi un milagro, en el cine reciente: el suyo.
Basta seguir los datos que aportó:
- 2008.- Hace su primer cortometraje, que le cuesta 1.700 euros. Como muchos festivales sólo admitían cortometrajes en 35mm, acude a algún festival de los pocos que no tenían esa exigencia. Gana en ellos una serie de premios… que le permiten pasarlo a 35mm, ir a los festivales que no había podido ir… y ganar más premios.
- El importe de esos premios le permite hacer su siguiente cortometraje, que le da a conocer a unos productores… que ha seguido teniendo hasta ahora.
- 2021 - Hace su primer largometraje, “Espíritu sagrado”, ya con un presupuesto normalizado (1.500.000 euros) y con proyección por festivales de todo el mundo.
- Un todo el mundo que ahora espera su siguiente película.
Dentro de nada, quedará colgado en el Youtube de la Federació, que ya va atesorando una colección de vídeos con gente de cine bastante valiosa.



 

lunes, 24 de abril de 2023

El diario de un cura rural



“Dos clases de películas: las que emplean los recursos del teatro (actores, puesta en escena, etcétera); las que emplean los medios del cinematógrafo y se valen de la cámara para ‘crear’ .”
Ésta es una de las primeras “Notas sobre el cinematógrafo” de Robert Bresson y, aunque llegó mucho más lejos en la depuración de su forma de hacer, en “El diario de un cura rural” (1951), que vi anoche, podemos apreciar fácilmente que ya estaba a fondo en ese empeño.
Una primera pista de ello es en la interpretación de ese actor que hace de ese recién salido del seminario que acude a hacerse cargo de su primera parroquia, en un ambiente más bien hostil, lleno de maledicencia hasta en los personajes que dirías más angelicales. En su pasión personal encajando golpes, buscando asideros que resultan de lo más resbaladizos, soportando muchas penurias, terribles sufrimientos físicos, elimina toda expresión que denote el efecto psicológico que le producen, y ofrece siempre un rostro de un mismo tono, pudiendo captar nosotros espectadores -eso sí- la terrible tristeza de sus ojos.
No pasa así con los actores que encarnan a otros personajes. Aunque estén también ellos muy contenidos, la malicia casi satánica asoma al rostro de la chica que difunde los bulos contra nuestro temeroso e inseguro curilla, o es fácil ver el rastro de la ironía del bon vivant en el del cura de la parroquia vecina, al que va el protagonista a pedir respetuosamente consejo. Me ha gustado comparar las charlas del cura rural y su veterano mentor con las de Depardié y Pialat en la adaptación de este último del mismo Bernanos (“Sous le soleil de Satán”, 1987), y ver divertido como Pialat se reservó para sí mismo ese papel.
Casi diez años antes de la eclosión de la Nouvelle Vague, Bresson iba a la esencia del libro de Bernanos, podándolo de mucha nota ambiental (aunque ésta aparezca diáfana en un diálogo que señala que en ese mísero campo todos son hijos de alcohólicos) y ofreciéndonos directamente de sus personajes aquello que la NV, que todo el cine moderno, quería reflejar: su interior.
Toda la estructura de la película, pero especialmente su primera media hora, es una maravilla mostrando la escritura y lectura (interior) del diario, con la imagen reproduciendo la escena escrita, en un juego que “Une simple histoire” (Marcel Hanoun, 1959), que tanto me la ha recordado anoche, llevó a su extremo.
Durante todo este largo inicio, las muy sencillas y cortas entradas de diario propician unas repetitivas y cortas escenas, separadas por una pantalla en negro.
En una ocasión vemos como el joven sacerdote franquea la verja de la propiedad del conde y se dirige corriendo hacia la mansión, que se distingue a lo lejos, cerrando el cuadro. Bresson, que aún no ha abjurado del todo de estos efectos, deja que la música alce el vuelo mientras se le ve correr.




 

sábado, 22 de abril de 2023

La historia secreta del Monopoly


Elaborada de la forma irritante en que se suelen elaborar actualmente los documentales norteamericanos para la televisión (que está desgraciadamente conquistando, por otra parte, al resto del mundo), “La historia secreta del Monopoly” (Stephen Ives, 2023, en Movistar+) cuenta sin embargo una historia bien curiosa, que habla de los métodos del capitalismo, la Gran Depresión o el momento contestatario de la Universidad de Berkeley, aportando unas briznas de oportuno feminismo y, de paso, la historia de los juegos de mesa -norteamericanos, por supuesto- en el siglo XX.




 

viernes, 21 de abril de 2023

La canción de Pedro Costa


Por los pelos no se me escapa, porque se va de La Virreina, después de haber estado ahí desde octubre, este fin de semana.
Iba aplazando ir a ver “La canción de Pedro Costa”, entre otras cosas, porque temía, al margen de la oscuridad habitual de las películas del realizador portugués, encontrarme con toda una parafernalia de reflexiones escritas de Javier Codesal sobre la filmografía de Pedro Costa, documentada con extractos de su Cuaderno de Casa de Lava y cosas así.
La sorpresa ha sido encontrarse con una instalación al estilo de las de Bill Viola, sin más textos que el de presentación inicial, con sus personajes ejecutando, realmente, la canción de Pedro Costa (“estoy cansada” es casi lo único que he entendido de lo -poco- dicho en uno u otro vídeo-), lo cual ya liga con lo expresado por éste de que ahora, en cine, va a seguir por el camino de la canción.
Y pega por completo con un vídeo-artista como Codesal.


No sé si me equivocaré, pero en esta pieza hasta he creído distinguir un poco del humor de Pedro Costa, que lo tiene y agudo.


 

jueves, 20 de abril de 2023

El final de Cravan


Estoy pensando que hoy ha habido un buen doblete en La Charca Literaria, pensando en la lluvia que no llega y nada menos que en Arthur Cravan, y que sería bueno que la gente se pasase por la publicación. Aquí el enlace al relato de Pere Montaner sobre este último:
Cuando vi la primera película de Isaki Lacuesta -yo aún no conocía a Joaquín Jordà, su maestro- el enigmático final de Cravan (que la película deja como toda ella, haciendo dudar al espectador de si lo que está viendo es verídico o una completa fantasía) me llegó especialmente.
Recordé por su mediación la imagen que cuelgo, de la que hablé por aquí hará ya diez años:
"Memorias de los otros – 3
Puestos a no decir nada, las páginas de huecograbado de “La Vanguardia” de los primeros 70 se dedicaban a poner fotos de moda y de sucesos asombrosos. Guardé esta “noticia” precisamente porque, viendo la cara de su protagonista, me pasó por la cabeza la idea de que lo que estaba haciendo era huir de una situación personal de la que quería alejarse. Me lo imaginaba cogiendo una barca de un compinche a pocas millas y yendo a vivir a otro lejano país, donde emprendería una vida nueva, desprendido totalmente del lastre de la anterior. Nunca muriendo ahogado.

Ahora la veo de nuevo, leo el pie de foto y me asombro de que ese hombre que en mi cabeza de adolescente había tomado esa determinación de dejar atrás una vida formal acomodaticia, tenía sólo 25 años, era estudiante,… y seguramente sólo había salido del puerto ante las cámaras con la estúpida intención de hacer una sonada hazaña deportiva." 

Girasoles silvestres


No he notado que se prestase demasiada atención a “Girasoles silvestres” (Jaime Rosales, 2022) y, cuando he visto que se le concedía, era para darle un buen varapalo.
Y, sin embargo, vista ahora (Movistar), me ha parecido un buen retrato, fruto de aplicar las enseñanzas de un gran poder de observación (siempre quedo admirado del poder de observación de algunos).
Ahí está reflejado lo triste de tantas vidas, los engaños frecuentes, los puntos de fuga, la fealdad del vacío que lo envuelve todo.


 

Chema García Ibarra con la Federació Catalana de Cineclubs





Entre patillas anda el juego. Esperemos que toda la Asociación de ufólogos esté atento el martes a las ondas.




Con este grupo de ufólogos ya cuentan. Lo importante es que acudan otros a la cita.

Ésta es la convocatoria.


 

miércoles, 19 de abril de 2023

Cine y pintura


Àlex Mitrani, entre otras cosas nombre asociado a lo más nuevo del MNAC, demostró ayer que se toma las cosas en serio. Debía presentar en la Filmoteca una sesión del ciclo “Per amor a les Arts” dedicado nada menos que a la relación “Cinema i pintura” y, donde otros se limitan a recoger información del director, película y/o obra de arte sobre los que versa la cosa y trasmitirla -a veces de forma inacabable- al auditorio, ha ofrecido, por el mismo precio, dos por uno.
Ahí estaban los datos que había podido recabar sobre los films -no demasiados, porque se trataba de cortometrajes, el pariente pobre del cine-, pero previamente vertió una serie de reflexiones en voz alta sobre el tema de la sesión, esto es: ¿cómo debe enfrentarse, o de qué formas afronta el cine a la pintura? Quizás tenga precisamente -se dijo-, el papel de animar, de dar vida a la obra de arte.
Para concretar un poco las ideas dispuso de un programa de películas cortas de lo más variado (que volverá a pasarse el próximo viernes, pero ya sin Alex Mitrani para preparar un poco el camino), tanto por sus años de producción como por cómo responden a esa pregunta.
Yo había visto los nombres de Pialat, Resnais, Pollet, Gilles… e, impreciso, había apuntado en la agenda “17h F- Cortos NV”. Sï que los cuatro primeros pueden verse así, pero el quinto y último (Dutta) se escapa de la Nouvelle Vague, de Francia y de los años 60 para alcanzar hasta la India y el 2015. Para más confusión, creía que el corto que se pasaba sobre “Van Gogh” era el de Resnais, y no el de Pialat, y tuve un diálogo de besugos previo a la película en la que coincidimos en señalar el gran valor de los cortos iniciales de Resnais y le comenté a Mitrani la bronca que me echó un amigo que por la época iba para pintor a la salida del cineclub porque pasamos su “Van Gogh” sin el preceptivo color tratándose de ese pintor.
Sobre ese tema del color empezó él su exposición, explicando haber estudiado toda la carrera viendo las obras en el Summa Artis, impreso en blanco y negro. Y una aseveración: que puede resultar mucho más fiable que cientos de reproducciones por la red o incluso impresas que tergiversan los colores de mala manera.
Esbozó otro posible tema de reflexión: cuál es el mejor espacio para ver una pintura: ¿el museo? ¿El taller del artista? …
Siguió luego con el tema de la mirada, pero será mejor que no me extienda demasiado, para no tergiversarlo, poniendo en su boca cosas que nunca dijo pero que yo me situé, a partir de sus explicaciones, por mi cabeza.
Sólo decir que pasó una panorámica clasificatoria sobre películas que idealizan hasta extremos increíbles las obras de arte, películas que intentan construir una mirada neutral -por definición cosa imposible-, otras que actúan de forma académica, otras que se toman hasta el fondo eso de dar vida al cuadro.
Sobre las películas de la sesión,
A/ Señalar lo que dijo sobre la de Pialat (que personalmente me entusiasmó, y forma un doblete de una fuerza casi explosiva con su largometraje de ficción de 1991 rodado en el mismo sitio -Auvers- y del mismo título). Concretamente: que describe la pintura de Van Gogh como si fuera un paisaje
B/ Que creo le debió pasar lo mismo que a mí con la de Gilles (llena de efectismos): me ha parecido detestable, perpetuando el sentimiento adquirido al descubrir, recientemente, su obra, yendo del entusiasmo inicial al desengaño. Claro que tampoco me interesaba la pintura de su artista representado…
C/ Una única disparidad de criterios. Es verdad, como señaló, que posiblemente ahora la película de Pollet sería criticada con esa idealización de la esencia de la mujer, centrada en su belleza, pero la verdad es que me sentó la mar de bien, con la música de Antoine Duhamel haciéndote sentir en un Truffaut y recuperar a marchas forzadas los buenos momentos de la NV.
D/ Por último, hizo notar la culminación de la sesión con el documental “Chitrashala” (“House of paintings”, Amit Dutta, 2015), en el que finalmente elementos de las preciosas pinturas de la región del Himalaya (coetáneas de las de Fragonar, indicó) son finalmente animadas. Pude ver recientemente alguna otra película de Dutta y en ella ya no salen las pinturas, sino que son representadas sus disposiciones por personajes reales.





 

martes, 18 de abril de 2023

Thatcher: el legado de hierro


Unos 1000 muertos. Ese fue el coste en vidas de la operación que salvó la popularidad de Margaret Thatcher, manteniéndola al frente del gobierno británico y dejándole las manos libres para la desregularización y liberación económica que tenía in mente.

Iba pensando en buscar la cifra y me la ha dado el mismo documental que he visto por Movistar, “Thatcher: el legado de hierro” (“Thatcher’s not dead”, Guillaume Podrovnik, 2022), que simplemente relata cronológicamente los acontecimientos, todos muy conocidos, que fueron marcando sus años en el gobierno. 

 

domingo, 16 de abril de 2023

Cuatro noches con Anna


Un Jerzy Skolimowski que al menos yo no conocía está disponible hasta final de mes en Arte Tv: “Cuatro noches con Anna” (2008).
Cámara en casi continuo desplazamiento por raíles (o al menos dando esa impresión) siguiendo a Okrasa. Un hacha nueva, reluciente. Banda sonora en suave, muy amortiguado redoble de tambores y descubrimos la posible evidencia -terrible- sobre la naturaleza del asunto en el que penetramos, pero el redoble sigue como musiquilla de fondo.
Sin apenas diálogos, tenemos tiempo para observar al ajetreado protagonista, que a su vez observa a su vecina, en un film que se suma a la lista de canónicos films de voyeurs.
Lo que dio pistas de ser una tremebunda y violenta película, se convierte en una historia con plena apariencia de cuento de hadas.




 

jueves, 13 de abril de 2023

Cahiers -Quintana- vs Positif -Riambau-


Un poco como la pareja de “Les sieges de l’Alcázar” (Luc Moullet, 1989), que fue precisamente evocada, a la izquierda Àngel Quintana, cahierista confeso, a la derecha Esteve Riambau, devoto del Positif, pero departiendo sin problema, con experiencias similares.
Fue ayer, en la biblioteca de la Filmoteca, con motivo de la presentación de “Sempre tindré Paris” (Àngel Quintana, L’Avenç, 2023), un libro, según su autor, más de reflexión -cosa que se le suele dar muy bien- que de memorias -cosa que averiguaremos pronto qué tal se le da-.
Ya veremos qué depara su lectura, pero por lo que explicó ayer Quintana en esta etapa de su “Never ending tour” -no perdió la ocasión para recordarnos que es un forofo de Dylan-, el texto es deudor de dos lecturas suyas recientes: la de la escritura del yo de Annie Ernaux, siempre más pendiente de los pequeños hechos de la vida cotidiana que de los grandes acontecimientos, y la novela de aprendizaje a lo Balzac: como el Lucien de Rubempré de “Las ilusiones perdidas”, él sería en el libro el provinciano que se dirige a Paris, para ver de vivir en la Corte.
Habrá que proceder a la lectura pescando las referencias literarias (Rayuela, Benjamin, Perec) y literarias (“Un americano en Paris”, “Ninotchka”) que nos comentó estructuran la escritura y la cruzan -esas y otras ayer no comentadas- por todos lados.
Según su cálculo 90% con hechos verídicos más o menos novelados, 10% dando cuerda a la fantasía, lo cierto es que la base de “Sempre tindré Paris” es la privilegiada mili que hizo en la capital francesa, acompañado de su amigo el también periodista Miquel Riera, cuando, en 1984, la fortuna le ofreció una de las bolas del bombo que estaban marcadas con el bonito calificativo de “excedente de cupo”.
Al final del libro, tras los agradecimientos, siete páginas registran los “materiales referenciados”. En ellos aparecen títulos de libros (presididos, es verdad, por varios de Balzac), películas (de “À nos amours” a “Zéro de conduite”), canciones (de “À une pasante” -Léo Ferré- a “The passenger”, de Iggy Pop), obras de teatro (del “1789” de Arianne Mnouchkine al “Tannhäuser” de Wagner dirigido por Istvan Szabo) y pinturas (como el “Bal du Moulin de la Galette” o varias de Balthus).
Dicho sea esto último para abrir boca, aumentando el apetito de un manjar que promete.