sábado, 27 de junio de 2020

Ella Maillart. Double Journey






Sólo visible hasta mañana domingo 28, la Cinematheque Française, en su página Henri, en su grupo de obras homenaje al Cinema Ritrovato, ofrece “Ella Maillart. Double Journey” (Antonio Bigini y Mariann Lewinski, 2005) otra visión de ese largo viaje hacia Oriente, pero en realidad hacía algo más profundo, que Ella Maillart y Annemarie Schwarzenbach emprendieron en 1939, en el momento en el que en Europa iba a estallar una demoledora guerra.
Compuesto de fotografías y films efectuados por Ella Maillart durante su viaje, en su banda sonora la actriz Irene Jacob va leyendo extractos de sus carnets de viaje o de cartas a su madre.
No sé si Patricia Almarcegui o Pilar Rubio Remiro se hicieron en su día con el DVD que la Cinemateca de Bolonia efectuó con la película de 42 minutos que, mientras se mantenga en Henri, se puede ver en este enlace:








 

miércoles, 24 de junio de 2020

Llamada para un muerto

De vez en cuando resulta de lo más confortable ver una típica versión de un John Le Carré, como “Llamada para un muerto” (Sidney Lumet, 1966; en Filmin).
Ambiente típico de espías británicos, con un ex policía con bombín y todo, resulta hasta sorprendente que esté dirigida por un norteamericano como Sidney Lumet. Solo en un fugaz momento se desprende una cierta modernez, como de los de la generación de la televisión.
Solidez europea por todos lados: James Mason, Simone Signoret, Maximilian Schell, hasta nada menos que Harriet Andersson.

Àngel Quintana habla de Godard y su época


Àngel Quintana, en fotografía reciente durante un curso en Irán. Aparece, sin nombrar su autoría, en la web tehrantimes.com.

Una de las imágenes, evocadora de “Histoire(s) du Cinéma”, que colgó en la clase de ayer.

Han sido con la de ayer cinco sesiones de hora y media y ni por esas se me ha ocurrido sacar una fotografía de Ángel Quintana, que daba el curso sobre Jean Luc Godard para la Diputación de Granada, pero con esto de las telecomunicaciones, para gente de todos lados (incluido, por lo visto, hasta países del otro lado del charco, como México). Es por eso que cuelgo aquí una de la web tehrantimes.
Siete horas dan, en principio, para bastante, pero si se ve lo larga que es la filmografía de Godard y se sabe lo que han supuesto para la historia del cine cada una de sus tan diferentes etapas, se empieza a ver que el empeño es más que ambicioso.
Dadas ciertas limitaciones que entendí eran de derechos de autor ligados con la plataforma de comunicación empleada, hubo durante el curso menos secuencias de películas que lo esperable, sólo un o dos pequeños cortes por día. Un PowerPoint fue entonces la base de sus explicaciones.
Apunté por aquí en un comentario que el curso se podía haber llamado en realidad “Jean Luc Godard y su tiempo”, porque si ha habido una preocupación básica en la explicación de Àngel Quintana a lo largo del mismo, yo diría que ha sido la de situar la obra de Godard en su tiempo, señalando el ambiente histórico y cultural del que nace y en el que se inserta. Con cine que ya ha cruzado seis décadas, siempre con esas preocupaciones sobre lo que vendrá en el futuro, la figura del cineasta ha tocado cantidad de teclas de las que han sido actualidad de fondo, preocupaciones que siguen marcando nuestro tiempo.
El primer día recorrió sus films de la Nouvelle Vague. Personalmente, lo que más me gustó entonces, pues habla a las claras de la capacidad del ponente, fue cómo, únicamente con dos o tres frases, definió de forma clarísima la esencia de André Bazin (1), una de las primeras figuras que irían apareciendo como básicas, influyentes de verdad, en el Godard de cada época. En la clase de ayer, correspondiente al último Godard, el de las Histoire(s) du cinema, suirgió la figura, por ejemplo, de Walter Benjamin, con sus Pasajes y sus Constelaciones. Pero han habido más figuras o movimientos en éstas y las demás sesiones, que constituyen, enlazándolos, la base cultural, el sustrato, de éste más de medio siglo transcurrido.
A ver cuándo otro curso, que, como éste, ordene las ideas que podamos tener sobre un cineasta o movimiento cinematográfico de estos básicos.
(1) Para que no se me vuelen las ideas captadas sobre lo planteado por Bazin en su “Qué es el cine” y poder recuperarlas en caso de amnesia, las escribo por aquí: El cine como huella -siempre- de algo que ha existido (papel documental). Debe enfrentarse a las diferentes capas de lo real (en este sentido, siempre será mejor, para Bazin, un plano secuencia que un fragmento en el que predomine el montaje, más alejado, en principio, de esa “realidad” buscada).

El teniente seductor



 

“El teniente seductor” (“The smiling lieutenant”, Ernst Lubitsch, 1931; en Filmin) empieza nada menos que con una escalera y una puerta cerrada, con lo que uno se promete de buenas a primeras la dicha completa.
Quien sube la escalera (imagen 1), hasta encontrarse con una puerta cerrada, es un personaje absolutamente secundario. Antes de llamar, repasa lo que va a entregar. Una serie de facturas pendientes de cobrar, que acaban con la cita “Quien no paga a su sastre, está condenado a pasar un invierno helado. Shakespeare”. Golpea a continuación con fuerza la puerta (imagen 2) en varias ocasiones, pero sin resultado, por lo que abandona su empeño.
Al bajar se cruza con una rubia (imagen 3) que, dispensando con sus nudillos un toque rítmico bien ensayado (imagen 4), consigue que se le abra inmediatamente la puerta que permanecía cerrrada a cal y canto para el sastre.
La escena es posiblemente magnífica, entre otras razones, porque no aparece -solo interpretamos que es el que está al otro lado de la puerta- el actor protagonista de esta comedia musical, que no es otro que Maurice Chevalier. Luego sí que aparece, en la mayoría de planos. Las carcajadas irreprimibles se espacian, a partir de entonces, bastante más, debiendo soportar alguna canción cogida por los pelos. Pero no deja de ser un Lubitsch, receta infalible para levantar el ánimo.

martes, 23 de junio de 2020

Fellini 8 1/2


Va de ese final de “Fellini 8 1/2”, que reconcilia con la película hasta a los más contrarios. Pero también de una música de Nino Rota bien aprovechada, de Radio 3 , de mis hijas cuando iban al cole y, básicamente, de Chichirichachi.
Todo ello sale hoy publicado en La Charca Literaria, aquí:

sábado, 20 de junio de 2020

Les sieges de l’Alcazar

El crítico de los Cahiers du Cinema, obsesionado por Cottafavi, y la de Positif en el pequeño cine años cincuenta con diferentes precios según filas.
La recuperó José Luis Márquez para una entrada de esta misma semana centrada en películas que tratan de las salas de cine, sus ocupantes y sus acciones. Es “Les sieges de l’Alcazar” (Luc Moullet, 1989), una auténtica curiosidad.
A Moullet se le considera, junto a Godard, como uno de los únicos supervivientes actuales del grupo de la Nouvelle Vague, de los inicios de la que, de alguna forma, hace burla en esta película.
La taquillera (que también hace de repartidora de helados y acomodadora) respondiendo a una crítica del protagonista.

La redacción de Cahiers, de celebración.
Todos los tics, las manías, las obsesiones de esos auténticos frikies que eran los críticos cinematográficos de los años cincuenta (y que siguen siendo, en buena parte, los cinéfilos, las “ratas de Filmoteca”), son parodiados en los 52 minutos del film, hasta momentos de completa caricatura. Las batallas entre los de Positif y los de Cahiers, cada uno en su línea llevada al extremo, aquí el protagonista cahierista totalmente entregado a Cottafavi, la chica de Positif a cualquier film de temática social. Las pequeñas miserias de unos y otros, personajes que no saben vivir de otra manera que dependiendo de la personalidad de sus ídolos en el cine. Las penurias y los rudimentarios métodos para solventarla de los pequeños empresarios de cine. Todo condensado. Luc Moullet sacando parodia, en el fondo, de sí mismo.


Este enlace, que es el que descubrió José Luis, lleva a la película, subtitulada en español:

viernes, 19 de junio de 2020

Kung-Fu Master

No recuerdo que “Kung-Fu Master” (Agnes Varda, 1988) se estrenase ni pudiera verse por canales tipo Filmoteca por aquí, o al menos yo no la había podido ver hasta ahora, gracias a que la ha contratado y la pone a disposición Filmin.
Dicen que es un retrato de la edad adolescente y de la familia, pero yo la he degustado, sobre todo, como retrato de Jane Birkin, que la protagoniza con sus padres e hijas Charlotte y Lou y con el hijo de Agnes Varda.




Los sitios, los cálidos encuadres y sobre todo los colores, principalmente en su parte inicial, se revelan claramente escogidos por la cineasta, que se permite también hacer una de sus expediciones hacia un inexplorado mundo popular, el de los videojuegos, como el que da pie al título del film. Todo, como también le gustaba, muy ligado a su tiempo (la expansión del sida, aparición de los punk, etc) y a un tema que hoy podría resultar políticamente incorrecto, si bien veo ahí no eso, sino la inocente sensibilidad de Jane Birkin, de quien partió la historia.

jueves, 18 de junio de 2020

La leyenda del santo bebedor


Grabada en la tele unos meses atrás, vi anoche “La leyenda del santo bebedor” (Ermanno Olmi, 1988), que no había vuelto a ver desde su estreno. De hecho, sólo recordaba a Rutger Hauer yendo al café de enfrente de la iglesia una y otra vez a beber unos vinos mientras espera que se inicie la misa dominical.
Habiendo conocido desde entonces mucho más a Ermanno Olmi, del que por entonces solo había visto “El árbol de los zuecos” (1978), habiendo asumido su compromiso espiritual como profundo creyente católico que tanto me alejaba de parte de su obra, habiendo, sobre todo, admirado su conmovedor homenaje a su padre en “Torneranno i prati” (2024), he sabido ahora reconocer las razones de su interés por la obra de Joseph Roth en la que se basaba, me ha gustado su forma de adaptar la historia -tan respetuosa con las miradas, los silencios, la aceptación de la inocencia y hasta de la caída en la maldad- y he participado en comunión con esa sensación de continuo vaivén entre dejarse llevar por los milagros para a continuación hundirse de nuevo hasta el fondo.

miércoles, 17 de junio de 2020

Acomodadores y estrenos esperados

Ya no quedan salas como ésta, pues se convirtieron todas en multisalas, lo que hace difícil económicamente la solución vía acomodador...
Sorpresas de la vuelta al cine. En una reciente reunión on line entre cineclubs, surgió una no despreciable vía para situar a los espectadores en la sala optimizando su capacidad y respetando las distancias necesarias para evitar eventuales contagios: resucitar la figura del acomodador.
No es una tontería: o se contrata un software sofisticado que posiblemente no esté al alcance de todos, o se pierde capacidad estando ésta ya reducida o se separa parejas y familias que habitan en la misma casa y van juntos al cine o esto. En el caso de un cine-club saldría económico, puesto que sería uno de la junta, a añadir a sus trabajos como voluntario, sin cobrar nada.
Pero es que ahora veo que eso mismo dicen en un dossier de “Les Inrockuptibles” dedicado al “Regreso al cine”.

Ondine (Petzold)

Annette (Leos Carax)
Aprovecho, ya puestos, a desvelar unas cuantas cosas que he pescado en ese dossier entre las enormes dudas de cuándo presentar las distribuidoras sus films, acumulados durante todo este periodo: si ahora mismo, si on-line, si este verano, sí d urante el otoño o si esperando a un gran festival del año próximo, que de todo hay.
Sobre las que tengo ciertas expectativas: En Francia, “Ondine” (Christian Petzold) se estrenará el 23 de septiembre. Quedan por decidir unas cuantas que estaban destinadas al Festival de Cannes de este año, que acabó suspendiéndose: “Annette” (Leos Carax), “Par un demi-clair matin” (Bruno Dumont) y “Bergman island” (Mía Hansen-Love). Es más que probable que ésta última al menos espere al año que viene para exhibirse.


Par un demi-clair matin (Dumont) 
Bergman Island (Hansen-Love)


Le sel des larmes (Garrel)
Por lo que respecta a “Le sel des larmes”, de Philippe Garrel, su distribuidora dice algo que me ha dejado aturdido: “(como) la clientela tan cinéfila del cine de Philippe Garrel tiene una cierta edad -sic-, creo que no será la primera a volver a las salas”. Y han decidido entonces esperar para su estreno: el 22 de septiembre.

Regreso al cine

Ya no quedan salas como ésta, pues se convirtieron todas en multisalas, lo que hace difícil económicamente la solución vía acomodador...

Ondine (Petzold)

Sorpresas de la vuelta al cine. En una reciente reunión on line entre cineclubs, surgió una no despreciable vía para situar a los espectadores en la sala optimizando su capacidad y respetando las distancias necesarias para evitar eventuales contagios: resucitar la figura del acomodador.
No es una tontería: o se contrata un software sofisticado que posiblemente no esté al alcance de todos, o se pierde capacidad estando ésta ya reducida o se separa parejas y familias que habitan en la misma casa y van juntos al cine o esto. En el caso de un cine-club saldría económico, puesto que sería uno de la junta, a añadir a sus trabajos como voluntario, sin cobrar nada.
Pero es que ahora veo que eso mismo dicen en un dossier de “Les Inrockuptibles” dedicado al “Regreso al cine”.
Aprovecho, ya puestos, a desvelar unas cuantas cosas que he pescado en ese dossier entre las enormes dudas de cuándo presentar las distribuidoras sus films, acumulados durante todo este periodo: si ahora mismo, si on-line, si este verano, sí d urante el otoño o si esperando a un gran festival del año próximo, que de todo hay.
Sobre las que tengo ciertas expectativas: En Francia, “Ondine” (Christian Petzold) se estrenará el 23 de septiembre. Quedan por decidir unas cuantas que estaban destinadas al Festival de Cannes de este año, que acabó suspendiéndose: “Annette” (Leos Carax), “Par un demi-clair matin” (Bruno Dumont) y “Bergman island” (Mía Hansen-Love). Es más que probable que ésta última al menos espere al año que viene para exhibirse.
Por lo que respecta a “Le sel des larmes”, de Philippe Garrel, su distribuidora dice algo que me ha dejado aturdido: “(como) la clientela tan cinéfila del cine de Philippe Garrel tiene una cierta edad -sic-, creo que no será la primera a volver a las salas”. Y han decidido entonces esperar para su estreno: el 22 de septiembre.


Annette (Leos Carax)

Bergman Island (Hansen-Love)

Par un demi-clair matin (Dumont)

Le sel des larmes (Garrel)

 

lunes, 15 de junio de 2020

Marceline une femme, un siecle



Aparece ya muy vieja Marceline Loridan al inicio de “Marceline, une femme, un siecle” (Cordelia Dvorak, en TV5Monde). Camina con muchas dificultades y el mismo hecho de hablar por los codos y reírse por todo indica que a lo mejor estaba tomando algún medicamento que le afecta a fondo. No en vano tenía noventa años y murió ese mismo 2018 que consta como el de producción del documental.
Pero poco a poco la vamos oyendo, la impresión cambia radicalmente y apreciamos la lucidez y perseverancia de esta mujer aún a esas edades. Su biografía es de las que causan impresión y el documental ofrece un recorrido impresionista, guiado por su propia colaboración, por unos cuantos momentos esenciales de su vida.
Un punto que marcó toda la biografía de Marceline Loridan fue, no cabe la más mínima duda, ser superviviente (cosa que no ocurrió con su padre) de Birkenau, donde estuvo cuando era una niña de trece años, detenida por formar parte de la resistencia.
Después de Bikernau, dice el documental, tuvo que volver a hacerse como mujer. Tuvo múltiples, continuos amantes. Mientras que todas las otras chicas judías supervivientes del campo se casaron enseguida y tuvieron hijos para olvidar, para pasar a tener una nueva vida, ella deja a todos sus amantes al cabo de un par de días y, aunque no toma nunca precauciones, no tiene hijos. Era un erial, un campo estéril, producto de Bikernau, nos dice.
Llega el cine. Participa, pequeña y dinámica pelirroja, en “Chronique d’un été” (1961), ese documental clave de Jean Rouch y Edgar Morin, que le lleva hacia el cine directo. Con Jean Pierre Sergent, treinta años más joven que ella realiza “Argelia, año cero” (1962), hablando de un país que descubre desconoce por completo, pero después conoce a Joris Ivens, el gran documentalista que nos explica viene de otro cine, el de la poesía, la imagen, el encuadre, la fotografía, y se complementan.


Con Joris Ivens será correalizadora de “Paralelo 17” (1968) (Ho Chi Minh le ve su número marcado a fuego en su brazo y le dice: “Puedes hacer lo que quieras en mi país”). En China ruedan “Como Yukong desplazó las montañas” (1976) en una época en la que ningún europeo entraba en China y, con un equipo de ahí que quería glorificar todo lo que mostraban, consiguen registrar la vida de las ciudades, inquirir a la gente normal: en el documental hay una rápida pasada por el vivaz y desconocido Shanghai de la época que hace entrar ganas de mucho más) o “Une histoire de vent” (1988), en la que Ivens ofrece un final poético a su carrera, asimilándose con su amado viento (“él era el viento, yo el fuego”). Pasados unos años para intentar superar la muerte de Ivens, tiene su reencuentro con Bikernau con “La sombra del pasado” (2004). Anouk Aimée hace de ella y se cruza, entre las impresionantes ruinas de los pabellones de Bikernau, con la reclusa de trece años que allí fue.



SÍ: Marceline Loridan fue una de esas mujeres que marcaron un siglo.

domingo, 14 de junio de 2020

Le voleur du Tibidabo


En Betevé tienen un programa que se llama “Barcelona... i acció!” por donde pasan películas rodadas en la ciudad. “Le voleur du Tibidabo” (“La vida es magnífica”, Maurice Ronet, 1964, que creo que la vuelven a pasar esta noche) desde luego cumple de sobras sus requisitos, porque a lo largo de su metraje aparecen todos y cada uno de los “atractivos turísticos” barceloneses de por la época.
Ese es el, desde mi punto de vista, el motivo básico para poder ser soportada hoy en día, sobre todo si para hacerlo he debido romper mi asentada decisión de no ver nunca versiones dobladas. Ese y unas cuantas apariciones, incluso bailando y a lo mejor cantando y todo, de Ana Karina, a quien Ronet hace un homenaje en un local que me gustaría -como algún otro- saber cuál era.
A pesar de lo inocuo por completo de la trama- viene a ser una astracanada con aspecto de cine negro- hay alguna escena que no sé muy bien cómo pudo pasar la censura. Por un lado, en una de las escenas iniciales todos los habitantes locales quedamos retratados como auténticos ladrones. Por otro, aparecen repetidamente un conjunto de policías armados que emulan a los Keystone Cops de las primeras comedias americanas. Una falta de respeto para los grises...
Actores españoles encarnan a unos bastante lamentables amigos de borrachera que hacen de bufones de la funcion. Entre ellos está, por cierto, Luis Ciges, pero no sé si compensa. Sí el Tibidabo, el barrio gótico, El Molino (¡Ana Karina figura actuar ahí!), lo que creo era la Via Augusta, el Pueblo Español, las Ramblas y hasta el terrado de la catedral.


sábado, 13 de junio de 2020

Le coup du berger


Esta semana me han dado el enlace de “Le coup du berger”, la primera película de Jacques Rivette (1956). Vista hoy en día, es una rareza en la que aparecen o con la que están relacionados todos los que pueda pensarse y alguno más: Rivette, desde luego, pero también Chabrol, que cedió su piso para el rodaje, Straub, que hizo de ayudante de dirección y hasta el amigo infantil de Truffaut, Robert Lachenay, como ayudante de operador. Pero es que además aparecen también como figurantes, acompañando a Jean-Claude Brialy, Doniol Valcroze, Chabrol, Godard, Truffaut, Lachenay y el mismo Rivette.
La película (28 min) me parece una delicia, de una frescura increíble. Tiene del Rivette posterior su esqueleto como juego, pero esa situación de varias parejas reales y posibles me ha sonado a otro que está aquí ausente, Rohmer.
He aquí su enlace (en Vimeo hay otra copia, en ese caso subtitulada en inglés): https://youtu.be/GkdPdAG1ftU

jueves, 11 de junio de 2020

Olvidados


Hace una semana los periódicos traían una noticia que arrojaba otra palada de tierra a la montaña de vergüenzas acumuladas con respecto a los saharauis: Una sentencia, sentando jurisprudencia, negaba a una mujer que había nacido en el Sahara Español en 1973, un par de años antes del abandono, su derecho a la nacionalidad española que reclamaba.




Como señalaba en su muro Bernabé López, recomendando la visión que ahora quiero volver a recomendar yo de nuevo desde aquí, la noticia coincidió con el estreno de “Olvidados” (Rafael Hoces, 2020), una película compuesta básicamente por los testimonios de los que entonces fueron unos cuantos niños saharauis, un español y una marroquí, que coincidieron como estudiantes en el Instituto Juan Ramón Jiménez de Casablanca.
Sí a Bernabé López, gran conocedor del Magreb, le ha emocionado la visión de la película, a mí, además de emoción, me ha proporcionado una visión íntima, desde dentro, sobre la relación de los saharauis con los españoles que me faltaba y que creo sería bueno fuera divulgada y comprendida.
Éste es su enlace. 51 minutos en los que cuatro o cinco personas saben recordar y trasmitir magníficamente los sentimientos que les asaltaron cuando eran niños y adolescentes: