viernes, 6 de agosto de 2021

El deshielo


Miguel Martín ha avisado hoy de la existencia de un Boris Barnet de 1931 (“El deshielo”, “Ledolom”) en YouTube. Como se trata de uno que no se había visto demasiado (¡Leyda ni lo nombra en su libro!) y con el YouTube es muy fácil manejarse, he corrido a verlo.
Rápidamente da razones para que Barnet -y sobre todo el de estos años- sea considerado tan bueno.
Basta su secuencia inicial, formada por una sucesión de planos muy cortos. Unas manos de una pareja de campesinos en primerísimo plano. La cámara recoge a continuación, abriendo cuadro, la imagen de esa misma pareja, de pie, en lo alto de una colina. Acto seguido, se abre el cuadro y se ve lo pedregoso y seco de la ladera. Abriéndose el cuadro aún más, vemos aún más superficie arrasada. Vuelve entonces la cámara a encuadrar como en el segundo plano, pero ambos se ponen finalmente a sonreír y, luego, se abrazan y se tumban en el suelo. Sonriente, él se quita, dejándolo en el suelo junto a sí, su sombrero, que -ahí la magnífica idea visual de Barnet- cae rodando ladera abajo. Ni que decir tiene que otra cosa más íntima de la chica también se ha ido rodando, ladera abajo, con el sombrero. Al poco tiempo ella confiesa su embarazo.









Él se ha quitado su sombrero, que empieza a rodar ladera hacia abajo.


Separándose (el sombrero) totalmente de la pareja.




Luego ya era más difícil que contenga escenas de una belleza de este calibre, pero aún así se puede reparar en esa mano del moribundo que se levanta para, extendiendo el dedo, subrayar su última voluntad. O en el inserto de las manos del funcionario corrupto rascando, nervioso, la cuerda que cierra su carpeta. O en esa persecución en plano general por el hielo, las diminutas figuras casi en la línea del horizonte.

La persecución por el hielo.

 

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