Veo ahora que “River of glass” es (1994) la primera película de Kelly Reichardt, lo que troca la decepción que me asaltó ayer al pensar que era posterior a films como “Old Joy” y “Wendy y Lucy”, que me llevó hasta a abandonar a mitad su proyección aprovechando que estaba junto a un pasillo, en satisfacción por su evolución hacia miniaturas como esa citada “Old Joy”.
Mientras suponía que era posterior, me sorprendía viendo que, a lo mejor como respuesta a esos espectadores que le criticaban su forma de filmar, había emprendido un film con escenas -como la acelerada autobiografía de su preámbulo- de lo más dinámico y todo él en clave de comedia.
Se distinguen en ella, como decía ayer de “Old Joy”, elementos de esos que han caracterizado buena parte del cine norteamericano (los coches, las autopistas, el revólver, el motel, el bar donde ligar tomando unas cervezas,...), pero se exprimen hasta banalizarlos, con lo que la cacareada sutileza de otros de sus trabajos brilla, a mi entender, por su ausencia.
Eso de ver un típico film independiente como los que pasan a montones en el Sundance Channel, me dije, ya lo puedes hacer, cuando no se encuentra nada más apetitoso, en casa. Y abandoné la sesión del Americana Film Festival para ahuyentar esa sensación de estar perdiendo el tiempo.
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