No he encontrado ninguna secuencia que nos vaya bien para el Ombres Mestres sobre el Neorrealismo Italiano en “Una vida difícil” (Dino Risi, 1961), porque diría que ya está muy alejado de la ruta original de ese movimiento.
En contrapartida, he dado con un raccord con fundido encadenado (es verdad que muy sencillo, pero funcional) y una magnífica y algo fantasmagórica secuencia de cine dentro del cine.
Dicho así, alguien podría pensar que estamos ante una obra de tesis sobre la historia reciente italiana y, si bien es verdad que comporta un análisis serio y certero de esos años (cada etapa se encabeza con unos reportajes filmados que documentan cosas como el referéndum entre monarquia y república, la evasión de capitales ante el resultado del referéndum anterior, etc.), convendrá explicar antes que nada que es una película protagonizada por Alberto Sordi y una guapísima Lea Massari.
Los que no traguen a Sordi, pues, deberían abstenerse, porque yo diría que éste, en el que hace primero de miembro de la resistencia, luego de periodista muerto de hambre, pero siempre de convencido hombre de izquierdas, es uno de sus papeles más importantes.
A mí, como no tengo problema alguno con Sordi y hasta, al contrario, disfruto cuando le atinan un personaje, como es el caso, me lo he pasado muy bien y me he carcajeado viendo la forma habitual (y bien bestia) que Sordi tiene en la película de abrir la puerta de su más que sencilla casa de Roma inicial, el banquete al que asiste la pareja, muerta de hambre, en la casa aristocrática el día del referéndum, la cara que se le pone, haciendo temblar profundamente sus principios, cuando oye la enorme cifra con la que le quieren sobornar para que no publique un explosivo artículo, el miedo con el que asiste al examen de arquitectura al que se somete, o los escupitajos que lanza a los coches cuando está borracho perdido.
Con secuencias donde lucen notables soluciones de puesta en escena de Dino Risi (como cuando vemos la rotura de la pareja, él quedando envuelto por un rebaño de ovejas), me ha resultado una película muy divertida, infinitamente triste, al tiempo que irresistiblemente tierna.
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