Primera escena de la película. La mujer de Chevalier (que en realidad al poco rato vemos que es su amante) descubre un elemento comprometedor (una liga por la habitación de su casa parisina.
Los turistas del sightseeing City bus de la capital de Sylvania.
Volviendo de París, expulsado por sus escándalos, informando a la reina para ver qué castigo le impone.
No hay raccords de aquellos inolvidables en “El desfile del amor” (Ernst Lubitsch, 1929: veo que está en Filmin), que he ido a ver en busca de ellos, pero sí que hay unas cuantas escenas con la marca indeleble de Lubitsch, esto es:
-Si en otra película de Lubitsch -me parece que es en “Ángel” (1937)- vemos cómo está yendo la cena entre los protagonistas desde la cocina, donde los criados van observando los restos que van dejando de comida en sus platos uno u otro comensal, en ésta hay otra escena similar, que vale por toda la película: vemos a los nerviosos miembros del gobierno, a los secretarios y a los criados de la reina (Jeannette MacDonald) y del embajador en Francia (Maurice Chevalier), cada uno desde su lado, comentando lo que vislumbran, desde fuera, de la primera cena -decisiva- entre ambos, que van a convertirse en reina y príncipe consorte.
Hay también algún gag que no es típico de Lubitsch, que deben haber comprado a alguien y colocado: en el patio de armas del palacio real de Sylvania, todo un escuadrón de granaderos hacen la instrucción, pero les piden que no despierten a la reina, con lo que reciben órdenes dadas en voz baja y, en vez de marcar el paso con lis golpes pesados de sus botas, lo hacen casi yendo de puntillas.
Y están las canciones, claro, pues de una comedia musical se trata, con canciones de los dos, raramente a la vez y en alguna ocasión con nutrido coro: la película está sacada de una comedia musical que ya había pasado por teatros. La canción que más gracia me hace es la que da nombre al film, “Love parade”, porque no se trata de que, ya que hablamos de galantes militares se organice ningún desfile, sino que el personaje de Maurice Chevalier va cantando a su amante (la reina interpretada por Jeannette MacDonald) las características específicas por las que recuerda a cada una de sus amantes del pasado, una serie de cualidades que, le dice, “están reunidas en ti”.
Un último tema. La película no puede ser, desde luego, más machista, alcanzando cotas que la harían hoy en día casi improyectable. Pero apuntando al aburrimiento y casi exclavitud del príncipe consorte tras casarse con la reina, yo no descartaría que Lubitsch no sólo está ofreciendo comedia desatada al cambiar los roles habituales masculinos y femeninos, sino también apuntando algo ácidamente al papel social que se ofrece habitualmente a la mujer.
Apuesto algo a que la escena similar de Groucho siendo esperado y recibido por las fanfarrias de su guardia en “Sopa de ganso” debía estar sacada de esta escena.
Él se rebela de su papel de hombre objeto, siempre en casa esperando a su mujer.
Los criados respectivos, papeles cómicos -y acrobáticos- de la comedia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario