En el vagón restaurante del tren que lleva ala zona vinícola del Rhin.
Si hubiera sido por su “Los herederos felices” (“Lachende Erben”, 1933, vista ahora también en un DVD prestado), Max Ophuls no habría ascendido al Olimpo de los grandes directores, pero, una vez constatada esa deficiencia, habrá que preguntarse quién se resiste a verle una de sus películas ligeras, pero ambientada en la región de los vinos del Rhin, con un idilio lleno de equívocos en el marco de las rivalidades entre las dos grandes marcas de la región: Bockelmann y Stumm.
1933 y, viendo esto, qué ajenos ya no al nazismo y a la guerra que destrozaría todo unos años después, sino a cualquier conflicto social.
Inspeccionando las viñas.
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