viernes, 5 de enero de 2024

Lachende Erben

En el vagón restaurante del tren que lleva ala zona vinícola del Rhin.

Si hubiera sido por su “Los herederos felices” (“Lachende Erben”, 1933, vista ahora también en un DVD prestado), Max Ophuls no habría ascendido al Olimpo de los grandes directores, pero, una vez constatada esa deficiencia, habrá que preguntarse quién se resiste a verle una de sus películas ligeras, pero ambientada en la región de los vinos del Rhin, con un idilio lleno de equívocos en el marco de las rivalidades entre las dos grandes marcas de la región: Bockelmann y Stumm.
La tesis que se desprende podría ser que la vida puede ser más agradable con bebidas alcohólicas y, ciertamente, lo que se ve por ella no hace pensar en absoluto en el huracán que sacudió el país y el mundo entero pocos años después.

1933 y, viendo esto, qué ajenos ya no al nazismo y a la guerra que destrozaría todo unos años después, sino a cualquier conflicto social.

Inspeccionando las viñas.
 

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