Pues por fin he visto “Tenéis que venir a verla” (2022, Cinemes Girona), la última película de Jonás Trueba. Podría llegar a pensar que le sobran uno o dos elementos que le ha colocado, pero en cualquier caso me ha convencido y diría que es ahora mismo la suya que más me ha gustado.
Dos parejas que hacía tiempo que no se veían quedan en el Café Central, donde escuchan intensamente -agitándoles la música venga cosas íntimas- a Chano Domínguez tocando una pieza suya, “Limbo”, mientras lo que me parece que es el difuminado perfil de Fernando Trueba se recorta en primera fila, pegado al piano. Sabiendo que la película es cortísima (64 minutos), por un momento crees que se va a ir con la pieza el tajo fuerte de su metraje.
Al salir del café, por el aire circula el temido compromiso de ir la pareja que se ha quedado en Madrid a ver a la pareja que ha ido a vivir a la Sierra. Y una admonición (“Hay que cambiar de vida”) se cruzar de diversas formas. Una escena muy divertida sobre líos de trenes y ahí estamos, dando paso tras el encuentro, por último, a una escena de esas de metacine. Eso es todo.
Los personajes son los mismos de sus primeras películas. Hay aún muestras materiales de la permanencia de sus aficiones e ilusiones de entonces: los libros, la cosa artística, ir al cine… Sólo que… ha pasado el tiempo. Y este paso del tiempo, esa madurez que se ha echado encima, es lo que diría que muestra -no como una fatalidad, sino como quien no quiere la cosa- magistralmente, en esta tan agradable miniatura, dando sustancia con lo que aparenta ser una ligera comedieta, Jonás Trueba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario