jueves, 7 de julio de 2022

Marx può aspettare


Las posibilidades de seguir emocionándose hasta el paroxismo con el cine las he vuelto a comprobar con la película que acabo de ver.
En el festival de Cannes de este año ha habido el acuerdo unánime entre todos los comentaristas a los que he leído en destacar la serie de seis episodios sobre el asesinato de Aldo Moro, “Eterno noche”, que presentó un activísimo Marco Bellocchio de 84 años, pudiéndose ver ahí en una única sesión de más de cinco horas.
Pues bien: un amigo -al que debo agradecer ya el gesto- me ha dejado el DVD (versión original italiana, con subtítulos para sordos) de su anterior largometraje, “Marx può aspettare” (2021), un documental muy personal, que hace ver ahora todas sus películas desde otro punto de vista.
Su secuencia inicial muestra una comida en la que Marco Bellocchio ha reunido a toda su familia, con la aún etérea idea de sacar de ahí una película a la que va dándole vueltas. La familia, esa casa familiar de Piacenza, va a ser la protagonista del documental, pero éste está centrado específicamente en un ausente, Camilo, hermano gemelo de Marco, muerto en 1969, a los 29 años, en unas circunstancias que se aclararán en el film.
El documental se compone básicamente de los trozos de entrevistas efectuadas por Marco Bellocchio a los diferentes miembros de su familia (él mismo aparece haciendo declaraciones para la ocasión) y otras personas allegadas a Camilo, pero en su principio surgen unos cortes documentales en los que el realizador muestra su ironía respecto a la propaganda católica que dominó su infancia, y éstos riman con la entrevista casi final con un jesuita que, pese a las carcajadas de Bellocchio, tilda este documental como su acto de confesión, al que otorga, además, su absolución.
Secuencias de diferentes películas de Bellocchio están montadas entre las conversaciones familiares sobre Camilo. Desde la primera de ellas te hacen caer de golpe en el origen, profundamente autobiográfico, de tantos obsesivos extremos (la familia, la religión, la locura) que reflejaban.
El peso dramático de ciertos miembros, muy especiales, de la familia, el fanatismo religioso de la madre, todo va conformando un ambiente de la casa familiar del que escapar.
Es una película íntima, centrada en el mundo familiar de Marco Bellocchio, pero qué duda cabe que el documental se abre hasta dar todo un retrato generacional, muy acusado, de la Italia de la postguerra. Con un relámpago de Luigi Tenco incluido.




 

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