sábado, 29 de enero de 2022

Orders to kill

El protagonista, su cara iluminada, inicialmente sin sombra alguna que se oscurezca la mirada, oye que misión le proponen.

Lillian Gish como su madre. Siempre es un placer verla aunque se trate de un cortísimo papel…

En Netflix hay ahora dos películas de Anthony Asquith. Una es la también buena “The Winslow boy”, basada en una obra de Terence Rattingan. La otra, esta “Orders to kill” (1958), que acabo de ver. Las dos son, éstas sí, totalmente “british”.
Como el título de la película resulta extremadamente explícito, creo que puedo hablar de su argumento sin excesivas preocupaciones: a un joven soldado norteamericano (con madre interpretada por Lillian Gish) le encomiendan una difícil misión, a cumplir en el Paris ocupado por los alemanes.
Anthony Asquith compone una intriga, con aislados toques de humor, de lo más sólida, de esas en las que se ve venir la tensión, que aumenta enormemente cuando el protagonista llega a la capital francesa, a la que vemos en varios exteriores ofreciendo un ambiente del Paris ocupado muy plausible (de hecho, ciertos planos, bien integrados en el resto, deben haberse obtenido de alguna grabación de la época).
He seguido la trama preguntándome cómo iban a resolver el dilema moral que, desde el primer momento, sabes que va a plantearse. Que en 1958, fecha de su producción, ya hubieran pasado unos cuantos años del fin de la guerra, entiendo que posibilita que salgan bastante airosos en su resolución.
Ya por su inicio, cuando oyes decir que no es lo mismo matar a distancia (desde un bombardero, como en las guerras actuales apretando un botón viendo una pantallita) que hacerlo con las manos, te asombras de que se planteasen estos temas tan vivos en la actualidad.
Como vi ayer ya en uno de sus primeros films, detecto que Asquith, además de esa notoria solidez que imprimía a sus películas, sabía muy bien actuar con elementos de puesta en escena como las sombras, utilizándolas de forma discreta pero definitiva. Un ejemplo, ya por el final: cuando el protagonista se decide a actuar, da un paso adelante que hace que la oscuridad le cubra por completo su rostro. Luego ya se trata únicamente de sombras que le cruzan, tapándole los ojos pero alternándose con la luz en ellos. Alea jacta est.


Entierro previo a la misión a realizar en Inglaterra, a las órdenes de oficiales británicos.


 

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