Si en TV5Monde programan un film de Alexandre Astruc (el del concepto ese de la Caméra Stylo) de 1962 que no has visto, lo propio es grabarlo y verlo con suma curiosidad.
Eso ha pasado con “Éducation sentimentale”, inspirado libremente en la novela de Flaubert y con un Jean-Claude Brialy deambulando como alma en pena que marca, con su adscripción tan fuerte a la Nouvelle Vague, el reconocimiento de Astruc a ese movimiento que tanto le apoyó cuando sacó sus obras previas.
Otra cosa es que te convenza el film, lleno, eso sí, de planificaciones con movimientos geométricos (la escena final, en el puerto de Le Havre, a la que corresponde la imagen, puede servir como ejemplo) y todo él con una fluidez continua, casi vertiginosa. Pero es que, me digo, posiblemente no es suficiente ofertar una caligrafía como la de la estilográfica de Astruc, sobre todo cuando cuesta dejarse llevar, dada su naturaleza, por un Brialy en continuo acoso y abrazo osuno a una y otra actriz de la función, que las hay y muy significativas.
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