De Sica es cristiano, sufre por los otros. Rossellini, en cambio, sufre por sí mismo.
Es fantástica la coincidencia en una misma fecha -1917- entre la revolución del lenguaje cinematográfico que produjo Griffith y la revolución soviética.
Vertov es el hombre que ha visto, Eisenstein el que ha podido.
Godard (habla de la época en que, al margen del cine comercial, firmaba sus films con Gorin o Mielville) no está fuera del sistema: él es el sistema.
Antes de Griffith, el cine era una superficie plana, con el movimiento pasando de un extremo al otro de esa superficie. Griffith fue la llegada del relieve.
“El gabinete del Dr. Caligari” fue el producto de una cinematografia retrasada con respecto a las demás una quincena de años.
Todo esto está extraído de los trece capítulos de “Parlons cinema”, según parece unos programas en los que, en 1976, Harry Fischbach entrevista (sin dar pie con bola, por cierto) a Henri Langlois para la TVOntario.
Exhibiendo su gruesa humanidad, da gusto ver cómo Langlois desgrana sus apasionadas opiniones, detectar su gusto baziniano por todos aquellos cineastas que captan y hacen ver, de forma fascinante, la realidad.
En Henri hay más documentos sobre Langlois, que decididamente habrá que ver. Éstos tienen el inconveniente de que están en francés a palo seco, sin subtítulos. Por suerte, él me ha dado la impresión (sobre todo en el primer bloque, que es el que me ha parecido mejor) de que se hace entender muy bien. He aquí sus enlaces:
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