Reencuentro personal con la Filmoteca (un mal asunto ese de lidiar con lo de evitar un contagio) y con el “Yi-Yi” (Eduard Yang, 2000), que tan buenas sensaciones me había dejado.
La primera escena es de una boda que podría haber estado filmada por Robert Altman en su mejor época. El alcohol, las precipitaciones de un encuentro como ese te deja la cabeza con una buena confusión respecto a qué personajes se llevan el pato de la sesión, además de la eterna cuestión de quién es quién, para un servidor siempre difícil: ahí más. Pero luego el foco se va cerrando sobre una familia, y casi sobre su segmento más nuclear.
Eduard Yang sólo estrenó por aquí esta película, que cerraba su corta filmografía. Jean-Michel Fodron, que ha escrito un libro sobre el realizador, la señala como una de sus dos obras maestras, siendo la otra “A Brighter Summer Day” (1991), una recreación de su juventud. ¡Qué buena idea para un ciclo en la Filmoteca, o por lo menos qué bien estaría traer esa otra joya aquí desconocida...
He visto poco cine oriental. Pero, viendo de nuevo “Yi-Yi”, pensaba que quizás solo Hong-Sang-soo había llegado luego tan lejos, en ese cine, captando y mostrando la intimidad de unos personajes, más allá de sus relaciones con los demás, siempre difíciles.
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