Anoche me dispensé (así, sin prescripción) un Werner Schroeter, ese realizador de una estética que tuvo tan gran influencia en los 70. Y si no, que se lo pregunten a Padrós.
Medio vi su “Willow springs” (1973), y digo medio porque de tanto en tanto (al margen de lo destartalada que es la película, como si trozos suyos estuvieran hechos con una cámara a cuerda que deja de funcionar), desaparecía su banda de sonido y para los diálogos (en inglés pero sobre todo en alemán) puse subtítulos en portugués, a veces algo desconcertantes.
Para atraer a sus adictos, en la escena de arranque, penetrando por una pista en un paisaje muy árido, suena música de ópera en plan envolvente. Además, en esa casa en medio de la nada californiana, todo está centrado en un extraño trío de mujeres con gatitos, trajes de noche, ojos pintados y caras muy maquilladas, que beben, fuman o ponen discos de cantantes alemanas, todo ello con movimientos lánguidos y poses teatrales. Y, por lo que aprecié, mejor no acercarse a turbar su paz, aunque su aura llegase, como rumor, hasta la lejana ciudad.
Antes del drama completo, creo que es el personaje de Magdalena Moctezuma la que hace en primer plano de Greta Garbo fumando.
En cualquier caso, nadie le quita que ocasionalmente ofrezca encuadres como éstos que cuelgo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario