El cineasta chileno José Luis Torres Leiva fue ayer la apuesta de José Luis Márquez en unos tipos de entradas que hace en su muro de Facebook, a los que llama “Cine para compartir” o “A correr a ver”. Y ciertamente concuerdo en que los dos largometrajes de Torres Leiva que proponía, disponibles en Vimeo -“El viento sabe que vuelvo a casa” (que me fijó en la cabeza las ganas de ir a las islas escenario de la película) y “Verano”- son de los que justifican ese tipo de recomendaciones.
Pero su propuesta, y el hecho de que Miguel Martin comentara ahí mismo que la filmografía de Torres Leiva, incluyendo sus cortometrajes, era de lo que tenía en más alta estima de todo el cine latinoamericano, me llevaron a ver qué había disponible en la red.
En YouTube di con dos cortometrajes suyos muy bestias de nueve minutos cada uno (“Los ojos abiertos” y “El sueño de Ana”), ambos con una actriz que me pareció enorme, Amparo Noguera, pero el que realmente me cautivó del todo fue éste del que cuelgo aquí abajo su enlace, “Obreras saliendo de la fábrica” (2005)
Quizás haya influido en su apreciación el momento de confinamiento en que nos encontramos, que hace sentir por completo esos instantes de liberación que, se palpa, tienen las obreras de esa fábrica que lo protagonizan (luego pensé en “Gente en domingo”...). Quizás, también, que he frecuentado mucho en mi vida laboral el ambiente de espacios fabriles como el que aparece tan bien retratado en el cortometraje. El caso es que basta, creo yo, ver lo cinematográficos de esos travellings siguiendo a esa obrera por la fábrica para quedarte prendado de la pantalla. Y sin una sola línea de diálogo en sus 21 minutos.
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