Pasan “Selon Mathieu” (Xavier Beauvois, 2000) por TV5Monde, pero se equivocan y la anuncian como otra película suya, “Le Petit lieutenant” (2005). La volverán a pasar seguro, aunque ya no me atrevo a pronosticar si habiendo corregido el error o no. En cualquier caso, si resulta que la que anuncian y pasan es la otra, seguro que, tratándose de Beauvois, también es interesante.
Hay una frase hecha que se sigue oyendo un montón, y es ese “me gusta el cine francés”. Encierra, a mi entender, un equívoco. Y es que viene de antiguo. En los años 70 y 80 las películas francesas que llegaban a las carteleras españolas contenían una buena dosis de films realizados por gente de la Nouvelle Vague, sus parientes y epígonos. Era posible entonces ir al cine y dar con un Chabrol, un Melville, incluso un Sautet, y eso saltándose otras posibilidades más exquisitas...que no llegaban. Pero hasta los epígonos de la NV han dejado de hacer cine o incluso se han ido de este mundo, con lo que lo que nos queda y refleja esa frase tan tópica, con la que el que la dice quiere expresar que poca broma con su afición, que lo suyo es un cine de nivel, es simplemente un aroma que perdura de lo que en un tiempo fue. Ahora la mayor parte del cine francés que se estrena por aquí suele corresponder a comedias de gran éxito en origen, pero realmente no muy satisfactorias.
Xavier Beauvois es otra cosa y, para que se note, a poco de empezar nos deja ver un par de elementos muy característicos de todo “cine francés” sólido que se precie. Como pasaba en el gran retratista de la provincia que era Chabrol, surge por la pantalla un banquete de boda y al poco rato un funeral.
“Selon Mathieu” está ambientado en la provincia -en este caso en Normandía, sirviendo Étretat como escenario en varias escenas-, y define muy bien a los miembros de una familia que ha crecido -padre obrero, hijos en puestos técnicos- trabajando en una fábrica propiedad de un matrimonio que vive en un chateau de la región. Hay conflicto que define y hace aparecer fricciones de clase y no son moco de pavo.
Está, además, trufada de citas cinematográficas: los protagonistas ven por televisión escenas de “Al rojo vivo” (Raoul Walsh, 1949) o “La Vallés” (Barbet Schroeder, 1972), siempre viniendo a cuento. Y en el Casino, al lado del protagonista, está jugando, aunque no tenga frase, Jean Douchet.
En la foto, Benoit Maginel y Nathalie Baye, en especial relación Inter social, paseando por Étretat, en esta ocasión sin que se vea su característica roca. La presencia de ésta última, por lo demás habitual en Beauvois, es la que puede haber despistado a los programadores que han confundido la película con “Le Petit lieutenant”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario