¡Trampa!
Las circunstancias han conducido a una gran explosión de las videoconferencias y reuniones telemáticas y hasta las televisiones se han apuntado a ello. Están entonces a la orden del día, debido a la saturación, congelaciones de imagen, asincronías entre voz e imagen y otras hierbas.
Parece, en todo caso, que se ha incorporado el medio hasta al lenguaje cinematográfico, como bastantes años antes se incorporaron las cintas de S8 en las películas o más recientemente las grabaciones de móviles, para dar una impresión de realidad, de inmediatez. El problema es cuando se abusa de ello y deja de ser una necesidad expresiva para convertirse en un recurso de estilo, ya últimamente de lo más sobado en el caso de lo de los móviles.
Veamos ahora este ejemplo algo fraudulento con el que me he topado. Grabé ayer una anunciada entrevista de Anna Guitart con Sergi Pàmies para el Canal 33... que luego no apareció, pues fue cambiado por otro programa multipantalla con escritores confinados. Me he fijado en un detalle con el primero de ellos, que era el filósofo Joan-Carles Melich. Se utilizaban encuadres de éstos de los que hablo, captados desde una videocámara colocada en el monitor del ordenador que sirve para la transmisión, y en general ese es el plano fijo (alternativo entre entrevistado y entrevistadora) mayoritario.
Pero resulta que de vez en cuando se ve un encuadre más amplio, por lo que uno deduce que ha ido un equipo de TV y ha puesto ahí una cámara adicional. Eso podría llegar a entenderse en el caso de la presentadora, pero resulta que, muy de tanto en tanto, aparece la imagen de Melich dirigiéndose -con voz sincrona- a su monitor, del que se ve el reverso. Es ese un plano concienzudamente estudiado, como demuestra esa planta estratégicamente situada. Es decir: también ha ido a su casa un equipo de televisión.
La (supuesta) utilización de la videoconferencia deja de ser un recurso inevitable, para salir del paso, para convertirse en un recurso estético. Me ha sonado a una cierta trampa...
(La imagen de Melich, aunque borrosa, también permite ver -y eso ya no sé a qué atribuirlo- que está invertida, del revés, como vista en un espejo, tal como demuestra la manzana mordida de Apple, comparada con la de Guitart)
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