miércoles, 3 de noviembre de 2021

Jane par Charlotte


Ni una butaca vacía en la sala del Aribau para ver, dentro del Festival In-Edit, “Jane par Charlotte” (Charlotte Gainsbourg, 2021), largamente esperada por los admiradores de ambas, entre los que muy bien puedo incluirme.

Salvo un clip inicial de Tokio y sobre todo una carta final dicha y dirigida a su madre en off mientras la destinataria pasea por la playa hasta un abrazo final entre las dos, que me ha parecido absolutamente redundante y sin los cuales el documental creo que ganaría muchos enteros, después de verlo lo mejor que puede decirse es que seguiré siendo admirador, o quizás más, de ambas, de Jane Birkin y de Charlotte Gainsbourg.

Es verdad, como me comentaban a la salida, que no sabemos hasta qué punto ella es autora de ciertas decisiones de filmación (por cuanto si aparece en el encuadre no parece que a la vez pueda estar detrás de la cámara) y de montaje (pues no aparece así en los créditos). Pero me digo que ella debe estar, como firmante de la dirección del documental, implicada absolutamente en un resultado que habla de varios aspectos con mucho cine (y fotografía) de fondo. En algunos momentos vemos a Charlotte blandiendo una potente cámara fotográfica con la que se mueve con soltura o bien una Bolex Paillard y filmando con ella, compitiendo con los films familiares de la pareja Serge Gainsbourg/Jane Birkin.

Conversación entrecortada entre madre e hija a la vez que vemos sus actividades por el mundo, sus ocupaciones en esa maravillosa casa de la Bretaña, etc. Dos mujeres que se dicen pudorosas hablándose, si hemos de creerles por primera vez cara a cara, de asuntos bien íntimos. 

Por un lado, Jane Birkin, quien confiesa que solo se ha visto vieja los últimos dos años, si bien entonces de forma acelerada. Por otro, Charlotte Gainsbourg, buscando la seguridad que ofrece tener ahí a su madre, con la que poder confrontar abiertamente cosas. En un momento dado se oye a Jane diciendo la frase “Après Kate”. Y es que, ciertamente, la tragedia de la muerte de su hija mayor es una herida que marca una brecha en su vida, y tras ella ya nada es igual.

Suerte de nosotros -es lo que pienso- que exista una familia así y que un miembro de la misma, Charlotte, haya querido darla a conocer públicamente.

 

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