De entre los muchos rumbos que podía tomar “Les bonnes femmes”, un muy primer Chabrol, de 1960, que puede verse por Netflix, finalmente toma el que mas sigue la senda del Chabrol posterior, pero podían haber sido otros muchos…
Claude Chabrol introdujo hasta en sus mejores películas, como también pasó en el caso de Truffaut, personajes ridículos, en ocasiones tan caricaturescos que te sobreviene hasta una cierta vergüenza ajena, pues desentonan con el clima de la película. Aquí hay varios, pero sobre todo la pareja de impresentables que persiguen a jovencitas fuera de su horario laboral, que se constituyen en una reincidente presencia en el film.
La estructura coral de la película, siguiendo las peripecias de las dependientas de una tienda de lámparas y accesorios eléctricos en la que nunca entra ni un cliente, con lo que se aburren soberanamente dando pie a sus fantasías y concentrando sus vidas a la salida del trabajo, se prestaba perfectamente a lo anterior, pero también daba pie a misterios bien perturbadores (como el del recuerdo íntimo que se resiste a mostrar la veterana cajera del establecimiento) y el de ese motorista que aparentemente persigue a las chicas, casi columna vertebral de cierto suspense, que lleva al desenlace final.
Una muy rara avis.
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