En la imagen, el ingeniero Kuprianov declarando en los años treinta ante un tribunal de la URSS presidido por Vishinski, que le acusa a él y a otros profesionales altos cargos de formar parte de un “Partido Industrial” que, con afán contrarevolucionario, quiere evitar la consecución de los planes quinquenales soviéticos.
En “Process” (Sergei Loznitsa, 2018, visible en Filmin unos días, durante el Festival de Cine Documental de Bilbao, Cinebi) podemos ver con gran estupor como todos los ingenieros acusados se declaran culpables ante el tribunal y la sala del juicio repleta de un público (la otra imagen) que, en los momentos de receso del juicio, desfila enfervorecidamente, con pancartas, pidiendo el fusilamiento de los acusados.
Artificio teatral organizado por las autoridades estalinistas -como parece sostener Loznitsa- o no, lo cierto es que, sabiendo de las brutales purgas habidas en la URSS en ese periodo, a uno se le congela la mirada sobre esos personajes que, conmovidos pero serenos, no dejan por ello de aceptar la pena que les caiga encima y de hablar con optimismo de la grandeza del imparable proceso revolucionario que está viviendo el país.
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