Aunque sea muy tarde, ya oscureciendo totalmente, no puedo olvidar la cita con la Arboleda de El Sur.
Por cierto que la casa sigue en pie, parece -por las luces- habitada y conserva la veleta en forma de gaviota en su tejado, apuntando, precisamente, hacia el sur.
Pero no sé si habrá cambiado de propietarios o será una nueva generación de los previos la que ha talado buena parte de la vegetación que la cubría y tapaba bastante la casa mirando desde la carretera. Por otra parte, no sé si es que las obras de mejora están a medio hacer, pero el parterre y esa estructura verde para sostener rosales y plantas trepadoras que conducía a Rafaela Aparicio siguen ahí, pero hechos unos zorros, por lo que yo diría que puede temerse por su futuro.
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