Pues se ve que Netflix no se deshizo, con el fin de año, de alguno de los films suecos que tenía contratados en su catálogo, y al menos anoche pude ver “La canción de la flor escarlata” (Mauritz Stiller, 1919).
Segun he podido leer primer largometraje escandinavo exportado para su explotación por todo el mundo, sentó las bases de lo que se esperaba de la que pasó a ser una de las grandes cinematografías preponderantes, sino la que más: espectaculares paisajes, dignos de su lugar de origen, comedia y drama servidos en el mismo plato, historia con resonancias míticas, ancestrales.
Así, en ésta vemos un festivo baile en el que participa toda una comunidad, sobre un prado, junto a un acantilado. O la escena de mayor espectáculo, en la que nuestro protagonista, un alto y fornido leñador y granjero, tomado por vagabundo, circula aguas abajo por unos troncos flotando, hasta llegar casi a un peligroso salto de agua.
Con este ambiente de fondo, la película adopta una novela escandinava se ve que también de éxito, en la que el fornido mozo resulta que es, en realidad, no un infeliz que va buscando trabajo para ganar unas perras, sino el orgulloso heredero de una de las grandes granjas del lugar.
Habrá que buscar un poco a ver qué más queda en la plataforma de toda la colección de cine sueco, que permite dar con un refugio de interés cuando la actualidad decides que no ofrece nada apetitoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario