La película que hoy miércoles ha colgado en su web Henri la Cinemateca Francesa (“L’angoissante aventure”, Yakov Protazanov, 1920; sin sonido, pero con intertítulos en francés e inglés), da pie a seguir uno de los interesantes flujos que se han dado en la historia política europea y la propia historia de la cultura.
Intranquilos sobre sus posibilidades de futuro, en medio de la guerra civil rusa, el grueso de sus gentes de teatro y cine emprendieron viaje al exilio. Entre ellos estaban el ya entonces renombrado director Yakov Protonazov (que años más tarde realizaría notables películas soviéticas de éxito, como “Aelita”, 1924), el guionista y director Alexandre Volkoff o el actor, luego famosísimo en Francia, Ivan Mozzhukhin.
Estos tres embarcaron en el puerto de Odessa hacia Constantinopla, donde estuvieron un tiempo para de allí zarpar a Marsella y, de ahí, alcanzar Paris, donde se establecieron, unos por un tiempo, otros definitivamente.
Lo más curioso de “L’angoissante aventure” es que parece reproducir, en orden inverso, el recorrido de esta troupe, porque en medio de una trama que se mueve de la comedia a la aventura, el melodrama y la tragedia, para volver a la inicial comedia, lleva a sus personajes, en sus escenas más llamativas, además de a un sofisticado hotel de la Place de la Concorde, a un puente grúa del puerto de Marsella y delante de Santa Sofía de la capital turca. Según parece, aprovecharon, para llegar a un montaje definitivo que fueron alternando, lo rodado en los diferentes puntos de su trayecto.
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