La sala con una parte de los viejos proyectores de cines cerrados.
Josep M. Vallés explicando cómo se hacían las proyecciones.
Entra en detalle, muy desconocido para profanos, sobre cómo funciona la banda óptica de sonido y aspectos así.
¿Quien iba a decir que en un pueblo de poco más de 2.000 habitantes, Vilallonga del Camp, ibas a dar con un museo del cine?
Pues no sólo eso, sino que también tiene un antiguo cine con cortina roja, proyector de 35mm y DCP (actualmente en obras para adecuarlo a una serie de normas de seguridad), el Centre Recreatiu, que organiza unas sesiones que concentran, según su instigador, Josep M. Vallés, del orden de unos 180 espectadores de promedio cada una.
En el museo ha ido concentrando los proyectores de casi todos los (numerosos) cines de las comarcas cercanas que han ido cerrando, que además ha completado con una notoria colección de otros proyectores de todo tipo que le permiten explicar su evolución histórica y los diferentes formatos que convivieron. Pero también una notable colección de carteles, pasquines, placas de anuncios proyectados durante los intermedios, etc.
Cartel de CIFESA de La dolce vita que la censura mandó destruir, cuando prohibieron la distribución del film.
Divertida demostración práctica de en qué actuaba la censura en el campo de la cartelería.
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