La soledad de Godard y de este espectador al entrar a la vacía y gélida sala del Xcèntric.
Andrei Kinchalowski leyendo sobre Cézanne en un set con un decorado que muestra un cine a lo Tarantino. Une bonne à tout faire.
Un tableau vivant de de la Tour, en la misma película.
“Godard era un gigante” - Eso me dije mientras iba viendo la interesantísima sesión que Xcèntric le dedicó ayer. “El dinosaurio y el bebé”, tituló en 1967 André S. Labarthe su “Cinéastes de notre temps” sobre la conversación entre Fritz Lang y Jean-Luc Godard. Pues bien: Godard, visto ahora, alcanzó definitivamente, desde esa -modesta y relativa- de bebé, la categoría de gigante.
Cuando entré en el auditorio del CCCB, sólo había una chica en la sala. En la pantalla, una imagen de “Changer d’image” (1982) en la que se ve la silueta de Godard, de espaldas, frente a un micro y una pantalla. Sobreimpresionados, el logo del Xcèntric y el título que le pusieron a la sesión: “No hay una imagen sola”, que acabó de redondear, junto al frío pelón que hacía en la sala, la sensación de soledad de Godard y de este espectador.
Poco después fueron llegando más espectadores, hasta completar una bastante buena entrada, pero el calor animal correspondiente no fue en absoluto suficiente para contrarrestar el frío ambiente del día, que se había colado por las rendijas y adueñado del recinto, con lo que nadie abandonó su abrigo, siguieron haciendo su función bufandas y gorras, casi todo el mundo cruzaba sus brazos durante la sesión, procurándose un mínimo abrazo caldeador y es posible que eso fuera lo que me hizo considerar demasiado larga alguna parte de “Voyage à través d’un film” (1981), la última y más larga pieza del conjunto, con repetidas escenas de “Sauve qui peut (la vie)”.
Con esa pequeña y última excepción, las otras tres películas (las que no he nombrado aún son “Scénario de Sauve qui peut (la vie)”, de 1979, y “Une bonne à tout faire”, de 1981) y buena parte de esa cuarta se ven con verdadera pasión y admiración por cómo Godard supo reflexionar sobre el cine y sus circunstancias.
“Une bonne à tout faire” se inicia con uno de esos juegos tan queridos por el realizador, con su titulo, del que sucesivamente van desvelándose “Une bonne nouvelle” (Una buena noticia), “Une nouvelle bonne” (Una nueva criada” y otros varios letreros, dando paso enseguida a unas reflexiones extraordinarias sobre el arte de Cézanne pescadas en un set de rodaje donde pasamos a presenciar la preparación y tomas de un tableau vivant sacado de un cuadro de De la Tour que tiene lugar delante de un decorado con un cine a lo Tarantino. Las reflexiones de Godard que llegan entonces, suponen la Epifanía de los escasos ocho minutos del cortometraje.
Hemos entrado muy bien en el también notable “Changer d’image” gracias a la muy buena (y además la rareza de su claridad) introducción de Gonzalo de Lucas, que ha explicado el motor del mismo: la decepción de Godard por el fracaso del encargo que le efectuaron, sobre la creación de la televisión de Mozambique. En el cortometraje, una especie de “Carta a…” de las que practicó por aquel tiempo, “Lettre à la bien aimée”, porque “todo texto se convierte siempre en una carta a la amada”, señala.
Me ha gustado también especialmente “Scénario de Sauve qui peut (la vie)” que, con la apariencia de ser otra “lettre”, en este caso a la junta responsable de dar o no subvenciones a los proyectos de films franceses, se convierte en una auténtica lección de cine, por cómo explica lo que quiere que sea la película, cómo intentar expresarlo, etc. un auténtico guión utilizando la imagen, expresando las ideas, en vez del texto con diálogos.
“Voyage à través d’un film”, recuperada recientemente, vale como ensayo para hacer un programa de televisión -en este caso sobre cine- de otra manera. Contiene gemas como ese recuerdo de la entrada de toda una orquesta oficial en una panorámica que sigue a un personaje de “Sauve qui peut (la vie)” o esa curiosa declaración de Godard situándose, frente a la acusación de cineasta extremista, en un absoluto punto medio, en el que es atacado por ambos extremos.
Nada mal el programa de borradores, ensayos sobre películas y el cine.
Isabelle Huppert emergiendo en la IBM en el momento de “Scénario de Sauve qui peut (la vie)”.
El entrevistado, a pesar de las apariencias es Godard, en escorzo, al que le pregunta cosas sobre “Sauve qui peut (la vie)” quien parece el entrevistado, Christian Defaye, para el programa de la televisión suiza “Spécial Cinéma”.
Gonzalo de Lucas en su presentación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario