Después del varapalo crítico que le dedicaron -¡con motivo de su muerte!- revistas como Les Inrockuptibles o Cahiers du Cinéma (sí: el de la nueva redacción), tenía que ser Positif la que le dedicara un dossier, en número especial, como merecía su personaje.
Algún escrito suyo, alguna entrevista perdida con él, pero sobre todo los recuerdos de gente que ha colaborado con él a lo largo de su vida. Especialmente interesantes me han parecido los escritos de Volker Schlöndorf (que no sabía tuvo una larguísima relación, desde el instituto, con Tavernier), de Thelma Schoonmaker (viuda de un siempre agradecidísimo Michael Powell por lo bien que le trató y divulgó sus películas), de sus asistentes, actores y músicos, como en especial Philippe Sarde, con opiniones sobre el papel de un músico en una película de esas que nos suele explicar Conrado Xalabarder.
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