Digo que mientras la Filmoteca no acabe de ofrecernos el ciclo Jean Grémillon, habremos de buscarnos la vida, y por YouTube hay una copia de su “Maldone” (1928) que no está nada mal…
Todo su inicio es de una perfección enorme, con una sucesión de Imágenes de estética surrealista y otras de realismo poético. Hay un potente encuentro entre el que dejó su adinerada casa familiar y lleva ahora las caballerías en un camino de sirga, arrastrando una barcaza por un canal, y una gitana que pasa con los suyos en un carromato, y te dices que ya nada podrá ser igual.
Las tareas cotidianas en la barcaza se entremezclan con reflejos de agua y las sombras ocasionadas por las ramas de la cúpula arbolada del canal, pero eso no es nada comparado con lo que se ve en las escenas de baile, con los giros de los danzantes, tanto en una primera ronda como en una segunda a la que nos lleva la trama, porque la película, como podría deducirse, nos lleva del mundo rural al más mundano y cosmopolita.
Efectuado el cambio espacial, un rótulo marca a fuego el desarrollo de la trama: “Hace tres años de esta unión. Ya las servidumbres de la riqueza y de la felicidad le pesan”. Poco después vemos cómo una mariposa recién cazada lucha por salir dentro de un bote de cristal…
Tenemos tiempo aún para presenciar una escena muy parecida a la que hizo Hitchcock en “Sospecha”, solo cambiando un coche de motor por uno de caballos, y vamos dándonos cuenta, acunados o sobresaltados por músicas de Jaubert, Satie, Milhaud, Jonegger y el propio Grémillon, que las obsesiones no saciadas tienen mal arreglo.
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