jueves, 22 de julio de 2021

L’automne


Supongamos que un nuevo cineasta actual hiciera ahora una película como ésta y que, aunque no es tan fácil que eso ocurra, se pudiera ver en varios festivales de referencia. Yo creo que la sorpresa sería inaudita. Por todos lados se hablaría del descubrimiento de un cineasta increíble, consciente del medio con el que trabaja, que sabe como integrarlo y expandirlo en su obra. Todos se desharían en halagos interminables. Y es que es casi imposible dar con películas de hoy en día busquen y hagan con el cine como “L’automne” hizo en su día.
Pues bien. Aunque ya no se hacen películas como ésta, tan pensadas, que te sorprenden, sacuden y atrapan, “L’automne” (1972), como casi todas las películas de Marcel Hanoun sigue por ahí, muy lejos de ser considerada una obra capital del cine contemporáneo.
En 1977 la Filmoteca de la calle Mercaders dedicó una completa retrospectiva a Marcel Hanoun. Sé cuando fue porque escribí un artículo en la revista “Cinema 2002” sobre ella y ahora, cuando he visto de nuevo, gracias a la amabilidad de Xcèntric, la película, lo he encontrado y leído.
Es un artículo que me ha resultado muy inocente (1977…), en el que describía -más que otra cosa- en detalle, muy asombrado, lo que había visto. Pero es que no era para menos, pues sus films se alejaban mucho de la producción media a la que teníamos alcance.
Seguramente producto de esa retrospectiva y el pase en ella de su ópera prima y obra maestra, “Une simple Histoire” (1959), pero sobre todo de las buenas palabras que escribió sobre ella Noel Burch en su célebre y divulgado “Praxis del cine”, Hanoun pasó a ser un mito para cierto tipo de proyecto de cineastas. Hubo unos cuantos de por aquí que hasta hicieron las maletas y se fueron a vivir a su campestre “factoría”, ciertamente paupérrima en cuanto a medios materiales, para aprender cine a la vera del gurú.
El dispositivo de la película, que me parece un auténtico desafío para los actores, que solo puede ser cubierto por monstruos como Michel Lonsdale, ya explica muy bien que es cIne dentro del cine pero no únicamente en cuanto a la anécdota, sino todo un afinado profundizar en el lenguaje cinematográfico. Explicaba en “Cinema 2002”:
“En ‘L’Automne’ (1971-72) el juego actor-espectador se evidencia desde el primer momento. Michel Lonsdale y Tamia trabajan en una mesa de montaje cuya pantalla es la nuestra (la de los espectadores) por el otro lado. Nos miran, por lo tanto, fijamente, a la vez que sus ojos reflejan los focos del rodaje. Nos miran a nosotros que estamos pendientes de ellos. (…)
“Julien (Michel Lonsdale) es un ‘autor’ cinematográfico que precisa de un ayudante ‘preferentemente mujer’ para el montaje de su filme. Ella será Anne (Tamia). Los dos observan una y otra vez el filme (nos observan), hacen las mezclas imagen-sonido, descansan de vez en cuando (nos ‘apagan’ la pantalla, que queda completamente a oscuras) y van desarrollando una relación amoroso-sentimental que se presenta desde el primer momento (‘Je t’aime Anne’ parece repetir algo, sobra una palabra. En mi próximo film haré aparecer tu nombre…’).
(…) Habría que saber hasta qué punto Marcel Hanoun habla por boca de Julien o incluso de Anne. Porque Julien va elaborando -sincera o insinceramente: está Anne a su lado- toda una confesión a lo largo del film. Desde la de directores favoritos (Dreyer, Bergman, Bresson, Visconti, ‘El evangelio según Mateo’, de Pasolini, y ‘un cineasta mal conocido’, Chris Marker), pasando por teorías de ensamblaje del cine pornográfico con cierto cine político (entonces de moda…) (el ‘cine pornopolítico’), hasta la de una auténtica preocupación por el resultado definitivo de sus films (en Cinema 2002 me cambiaban automáticamente la palabra a filmes) y la impresión que éstos pueden causar (las miradas de reojo a Anne mientras pasan las secuencias).
“Pero aunque nos fijemos en una trama argumental, el film quiere ser primordialmente planteador de reflexiones sobre la relación autor-actores-espectadores. Los espectadores somos los actores para los actores del film (filme en Cinema 2002…). Éstos se plantean continuamente nuestra reacción (‘¿tú crees que aguantarán ésto?’, tras un larguísimo plano fijo). La última escena muestra la mesa de montaje que da sobre la calle, donde coches, personas, siguen su ritmo normal. Y vuelve el color que sólo ha aparecido en contadas escenas.
Hasta aquí lo que escribí en ese artículo global sobre este film que, visto ahora de nuevo, me ha vuelto a impresionar, sobre todo situado en su época y yo conociendo ya un poco más sobre la historia del cine, anterior y posterior. En ese año, por ejemplo, ese programa del Anthology Film Archives que hay siempre en la pared posterior a los actores en su supuesto estudio, me sonaba a celestial música cultural, pero ni idea de a qué hacía referencia…


 

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