Segando acompasadamente en un escenario sobrecogedor.
Y haciendo deslizar ladera abajo lo segado.
Tío raro Pietro Marcello, el de “Martin Edén” (2019), de quien Filmin/Atlántida presenta ahora varios de sus films. Entre ellos está “El silencio de Peleshian” (2011), en el que con voz fúnebre va encadenando imágenes de su viaje a Moscú para ver al cineasta armenio Artavadz Peleshian con secuencias de las películas de éste, que siempre presentan lo que podría decir que son imágenes “primordiales” sobre paisajes, gentes y sus actividades. Pues bien, tras toda esta serie de imágenes y presentaciones más bien por completo trascendentes, acaba su documental con unos títulos de crédito ¡con música de Ray Coniff!
Había visto muy poca cosa de Peleshian previamente y me he dicho que quizás lo mejor que podría haber hecho habría sido iniciar la casa por los cimientos, por las películas del cineasta armenio, del que Marcello presentaba secuencias tan poderosas.El silencio de Peleshian
La primera que he encontrado en YouTube en VOSE (luego he visto que eso era indiferente, pues solo contenía dos frases) ha sido “Las estaciones”, que en YouTube dicen que es de 1972 y en Filmaffinity de 1975.
De unos 28 minutos, es éste uno de sus documentales etnográficos, sobre lo esencial de lo que debe ser una región de su Armenia natal. Un pueblo entre enormes montañas, una boda, gente arrastrando con bueyes un camión empantanado en medio de una tormenta, pastores que conducen rebaños de ovejas y terneras, caras y manos de campesinos sanos son mostrados, pero sobre todo varias acciones espectaculares acompañadas de sonidos naturales o de música clásica (como “Las cuatro estaciones” de Vivaldi): el rebaño atascando un túnel de carretera en sus dos sentidos, la acompasada siega de cereal con guadañas y más tarde el impresionante deslizamiento de las montañas de espigas cortadas ladera abajo. Del mismo modo, el cruce de un agitado y caudaloso río por parte de jinetes con ovejas a cuestas, que también llevan otros en brazos mientras se deslizan por laderas nevadas o pedregosas. Y pastores y ovejas arrastrados por el enfurecido río, que abren y cierran, hasta en cámara lenta, el film.
Debería verse, bajo prescripción, en pantalla grande y buen sistema de sonido, para gozar al máximo de su fuerza esencial, que he llamado antes. Quizás únicamente, en mi opinión, termine abusando un poco, de ciertas repeticiones.
Un pastor ha atrapado a una oveja caída al enfurecido río, que los arrastra a los dos.
Deslizándose casi en vertical por la nieve, cada uno con una oveja a cuestas. Y casi ocasionando aludes.
Para la boda engalanan hasta a los corderos.
Artavadz Peleshien en el documental de Pietro Marcello.
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