François Cavanna.
El holandés Willem cuenta en “Cavanna, jusqu’à l’ultime second, j’ecrirai” (Nina y Denis Robert, 2015; en TV5Monde) que se desplazó varias veces hasta Paris para ver si podría colaborar en “Hará-Kiri”, que era la única publicación que le interesaba. En cada ocasión llevaba una página para enseñarla a Cavanna, pero éste decía que no le gustaba y que no se la publicaría. Por fin, en otro viaje desde Holanda, en 1962, la página que le enseñó pareció por fin complacerle:
-De acuerdo. A partir de ahora, te publicaré una página en cada número.
-Cavanna: ¡Dos! Así puedo pagarme una chambre de bonne aquí…
-OK! Dos.
Y así acaba Willem su reflexión: Sin ninguna censura, sin control. Podía publicar lo que quisiera. ¡En Hará-Kiri! El súmmum del mal gusto, de la asquerosidad.
Fallecido en 2014, François Cavanna, fundador de “Hara-Kiri” y de “Charlie Hebdo”, es el gran protagonista de este documental, sobre quien versan las diferentes intervenciones de sus compañeros en ambas revistas, como Siné, Charb o Wolinski, pero sobre todo quien aparece a su vez, ya viejo, con cierta mirada desde el mas allá, tierno pero a la vez inflexible, en unas magníficas declaraciones.
Alguna lectura de su funeral está intercalada entre las entrevistas, pero, como dice una nota final, habiéndose producido el atentado a Charlie Hebdo justo cuando se estaba acabando la edición del documental, éste pasa a ser, también, a su pesar pero con toda la legitimidad del mundo, un homenaje a esos descreídos, irreverentes caricaturistas que trabajaron en esas publicaciones y muchos murieron en ellas.
Uno de los números secuestrados del Hará-Kiri semanal.
Una portada de Charlie Hebdo que volvería a estar de actualidad estos días.
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