domingo, 4 de julio de 2021

Las hermanas de Gion


Espectacular el inicio de “Las hermanas de Gion” (Kenji Mizoguchi, 1936; en Filmin). Por esos años Jean Renoir hizo “El crimen de Mr. Lange” y da que pensar si el aire de los tiempos emparenta, pese a la distancia geográfica, ambas películas, al menos en cuanto a su forma.
Los títulos de crédito van acompañados de una despreocupada, si no alegre, musiquilla de la época de aire norteamericano y a continuación, la escena de marras, en la que se presencia, en un santiamén, la ruina de un en tiempos poderoso tendero y su ruptura con su mujer. Todo en una panorámica circular (que es la que me ha recordado a la película de Renoir) que deja ver la subasta de liquidación de los bienes del tendero y luego un nervioso travelling haciendo el recorrido por callejas del arruinado pero entero tendero hasta su casa, donde rompe con su quejosa mujer.
El protagonismo, no obstante, como indica el título, lo ostentan las dos hermanas de la foto, la tradicional y con un punto de honor y la moderna (porque ha ido a la escuela antes de, como su hermana, ponerse a hacer de geisha), ésta con visión directa de la situación y muchos menos escrúpulos.
Tratándose de Mizoguchi, la defensa del desprotegido mundo de las mujeres, y más si se trata de geishas, es lo que prima. Con la sesión se ve que ni unas ni otras artes son buenas para dar un vuelco a la situación. Y, aunque por momentos parezca que nos encontramos ante una comedia, todo acaba con una diatriba final en boca de una de las hermanas, dejando claro, por si no lo estuviera ya antes, la opinión del realizador.


 

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